Los canadienses acudieron hoy a las urnas en una elección nacional profundamente influenciada por factores externos, particularmente por la retórica del presidente estadounidense Donald Trump, en una jornada que podría definir el rumbo político del país para la próxima década.
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El país debe decidir entre extender el mandato del Partido Liberal, ahora liderado por Mark Carney, o apostar por un cambio de rumbo con los conservadores encabezados por el populista Pierre Poilievre. Pero más allá de las propuestas locales, la elección se ha transformado en un virtual referéndum sobre la injerencia de Trump, quien el mismo día de la votación provocó una tormenta política al sugerir en redes sociales que Canadá debería convertirse en el estado número 51 de Estados Unidos.
«¡No tiene sentido a menos que Canadá sea un Estado!», escribió Trump, afirmando, erróneamente, que Estados Unidos subsidia a su vecino del norte. El comentario fue rápidamente rechazado por Poilievre, quien, pese a críticas previas por su tibieza ante el líder estadounidense, publicó:
“Presidente Trump, manténgase fuera de nuestra elección. Canadá siempre será orgulloso, soberano e independiente y NUNCA seremos el estado 51″.
Hasta la reciente escalada de tensiones provocada por Trump, los sondeos indicaban una probable derrota liberal. Sin embargo, la confrontación directa con Washington reavivó el sentimiento nacionalista, favoreciendo a Carney y reconfigurando el escenario electoral. Un récord de 7,3 millones de canadienses votaron anticipadamente, muchos motivados, según analistas, por el rechazo a las amenazas de intromisión extranjera.
“Los estadounidenses quieren rompernos para poder poseernos”, advirtió Carney en uno de sus últimos mítines, subrayando lo que considera el verdadero riesgo de estos comicios.
El ganador de esta contienda heredará un país enfrentando desafíos serios: una crisis del costo de vida y la amenaza latente de nuevas barreras comerciales impuestas desde Washington. Más del 75% de las exportaciones canadienses dependen del mercado estadounidense, y Trump ha dejado claro su interés en repatriar la producción automotriz al sur de la frontera, un golpe potencialmente devastador para la economía de Canadá.
Tanto Carney, un exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, como Poilievre han prometido renegociar urgentemente el acuerdo de libre comercio bilateral en caso de resultar electos, buscando reducir la incertidumbre que afecta a ambas economías.
La jornada electoral se vio además ensombrecida por la reciente tragedia en Vancouver, donde un atropellamiento masivo durante un festival dejó 11 muertos. Las campañas suspendieron brevemente sus actividades en señal de duelo, aunque las autoridades descartaron un acto de terrorismo, atribuyendo el hecho a problemas de salud mental del sospechoso.
Mientras los canadienses cierran las urnas, el país se enfrenta no solo a una decisión política crucial, sino a una reafirmación de su identidad y su soberanía en un contexto internacional cada vez más volátil.
Foto: X
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