Creemos que hay una necesidad de enfrentar la ideología imperante con ideas distintas, con la idea de un modelo de sociedad diferente

Este 15 de agosto se desarrolla el Encuentro Fundacional “Sembrando Socialismo” convocado por Izquierda Unida, junto con otros dirigentes políticos y sociales, para formar un nuevo referente político de Izquierda, que sustenta su proyecto en lo que ha denominado la construcción de una Democracia Radical, Participativa y Comunitaria. Sobre este encuentro y las proyecciones de este nuevo referente político conversamos con Andrés Hidalgo, presidente de Izquierda Unida.

Creemos que hay una necesidad de enfrentar la ideología imperante con ideas distintas, con la idea de un modelo de sociedad diferente

Autor: Director

 

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¿Cuál es el análisis del estado actual de la izquierda en el país?

 

Nosotros pensamos que la izquierda, comprendida en su amplitud como un gran conglomerado de organizaciones, movimientos y partidos, ha producido una inflexión en la agenda y en la conducción política en los últimos años. Hay una idea cada vez más instalada que el mercado y este modelo oligopólico no es capaz de ofrecer alternativas de buen vivir a la gran mayoría del pueblo de Chile. Este escenario se produce primero por los datos objetivos de la realidad, esto es, trabajos y sueldos precarios, salud y educación deficientes y segregadas, comunas para pobres y comunas para ricos, una política de vivienda entregada enteramente a la oferta y la demanda, pensiones de pésima calidad, más un largo etcétera, en el contexto de un país que produce altos niveles de riqueza, la que se termina yendo a las cuentas bancarias de unos pocos. Esta realidad, ha sido permanentemente denunciada por las izquierdas y ha encontrado oídos en sectores cada vez más amplios de la población, allí nuestra labor ha sido clave, hemos cumplido el rol de denuncia del abuso y la injusticia, esto es caldo de cultivo para un proceso de debate y reflexión más amplio, que en nuestra aspiración pudiera constituirse y sintetizarse como una fuerza transformadora, que cuestione no sólo elementos cosméticos del modelo o solamente sus abusos, sino fundamentalmente su esencia, sus cimientos ideológicos y su aplicación real, más allá de lo que dice ser.

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Tenemos pendiente, eso sí, la construcción política y orgánica de una estructura, una referencia clara, capaz de hacerle frente a los poderosos y sus representantes, precisamente en la disputa electoral e institucional, donde radica buena parte de su poder. También en el campo de los medios de comunicación, de la cultura, de las ideologías y del sentido común, hay mucho que avanzar en todo eso, pero es en el terreno institucional y electoral donde, creemos, estamos más relegados a la marginalidad, lo minoritario y lo testimonial. Es específicamente en este último punto, que  Izquierda Unida en esta etapa de superación se direcciona y pretende hacer su aporte hacia una nueva fuerza en un proceso fundacional que hemos llamado Sembrando Socialismo.

 

¿Qué significa este encuentro Sembrando Socialismo?

 

Es una declaración de voluntad de unir y articular a personas de distintas partes del país, de un sinnúmero de actividades profesionales y personales, edades disímiles, biografías más o menos nutridas, de múltiples matrices ideológicas de la izquierda, un espacio de encuentro y diálogo para construir un referente que sea partícipe y constructor de mayores niveles de unidad y visibilización, en conjunto con los otros movimientos y organizaciones que están en la misma búsqueda, de un nuevo sector político y social que no se siente expresado en la vieja Concertación y tampoco en su presunta ampliación catalogada como “Nueva Mayoría”. Queremos que este espacio contribuya a conformar una plataforma de unidad y disputa por el poder en todas sus manifestaciones y formas, para hacer efectiva una democracia radical, superando el capitalismo extremo y la oligarquía que ha imperado las últimas cuatro décadas.

 

¿A qué se refieren cuando hablan de Sembrando Socialismo?

 

Creemos que hay una necesidad de enfrentar la ideología imperante con ideas distintas, con la idea de un modelo de sociedad diferente. Nos ha atraído la idea de “siembra”, pues sabemos que esto es una tarea de largo aliento, porque además se vincula con la temática socio – ambiental, territorial y ecológica. Y nos identifica el ideal  proyecto histórico del Socialismo, aunque para muchos esté distorsionado, ensuciado y asociado a los burocratismos a veces incluso totalitarios del siglo XX o, en el contexto chileno actual, a un partido que abandonó su ideario y práctica originaria y abrazó el modelo neoliberal junto al esquema de gobernabilidad impuesto por la Dictadura. Sabemos que hay un desafío de reconceptualización del Socialismo en el Chile y el mundo de hoy, pero sobretodo, es un concepto en disputa, por esto, creemos importante abordarlo, actualizarlo y ponerlo en el tapete.

 

Hoy, con las múltiples contradicciones y tensiones sistémicas a que nos está llevando el Capitalismo, creemos necesario tomar una firme posición: si bien es urgente conseguir ponerle límites y reformar sus aspectos más destructivos humana, social, y ambientalmente, nuestro horizonte no es un “capitalismo más humano” o un “capitalismo en serio”, sino que es otra cosa, un “otro mundo” que es posible, necesario, y urgente comenzar a pensar y construir. Una sociedad donde se compartan y democraticen progresivamente las riquezas, el poder, la política y los bienes comunes. Esa búsqueda nos emparenta e identifica con los tantos proyectos y procesos que se viven en nuestra América sobretodo, pero también con otros esfuerzos en otras latitudes, donde la crítica e intento de superación del Capitalismo, con una vocación que retoma lo mejor del ideario Socialista, reinventando todo lo necesario que implique esa tarea, actualizándolo, y uniendo idearios y búsquedas muchas veces sin nombres definidos, todo eso está tomando nuevos impulsos y queremos que nuestro espacio sea un aporte en todo ello.

 

¿Qué espacio viene a cubrir este nuevo proyecto político?

 

Sería algo exagerado y grandilocuente decir que entramos a cubrir un espacio político, más bien lo que esperamos es ser capaces de ser una voz entre las tantas organizaciones y esfuerzos que intentan expresar el descontento, de hacer frente a la resignación individual o familiar frente al maltrato sistémico de este modelo, de colocar los temas que siguen faltando en el debate público, o donde siguen imperando visiones conservadoras, neoliberales, capitalistas. Queremos aportar una mirada crítica y constructiva que vaya amasando una fuerza social y política que contribuya a poner en jaque a los conservadores y a la oligarquía en general, cosa que ha venido sucediendo con particular fuerza sobretodo desde el 2011. Ese año marcó la ruptura y superación de la “gobernabilidad” de tipo neoliberal donde la clase política y los medios oligopólicos controlaban con muy poco contrapeso la agenda pública. La ruptura, en ese entonces fue posible porque había un conflicto anidado y acumulado por décadas, y unos movimientos y organizaciones sociales que construyeron un camino a contrapelo del orden establecido y contra la corriente del sentido político dominante, cosa que incluía sin dudas a los Gobiernos de la Concertación. Eso en algún momento debía erupcionar, y lo hizo sosteniendo un cuestionamiento de fondo, en este caso del modelo educativo; lucro, desregulación y abuso empresarial, pero si así fue, lo fue porque había un actor, el movimiento estudiantil, que tenía las capacidades y posibilidades para aquéllo, pues lo mismo sucede en la salud, la previsión, los conflictos socioambientales, la cuestión urbana, el ordenamiento territorial, la descentralización, y un sinnúmero de focos de tensión y malestar del Chile de hoy.

 

En todas esas áreas y conflictos vienen madurando y avanzando organizaciones y movimientos sociales, referentes asamblearios, territoriales, pero mayor desafío es construir niveles de organización más articulada, enlazada, y vinculada intersectorialmente, o dicho de otra manera, con una vocación de pasar de la resistencia o la denuncia, a un programa de avance, constituyente, refundacional. Desde esa franja de ciudadanía y pueblo organizado es que creemos, se puede avanzar efectivamente un programa de transformaciones.

 

¿Cuál es el análisis de ustedes de la coyuntura política?

 

Principalmente que, si bien han cambiado los términos del debate público y hay nuevos actores que han desbordado el estrecho esquema al que nos mal acostumbró el sistema político binominal; se eligió una Presidenta con un discurso y programa muy general estructurado sobre las banderas y demandas levantadas por el movimiento social, un programa que pareciera “izquierdizado” en relación a los de la vieja Concertación, y el pueblo le entregó un tremendo voto de confianza, no sólo votando por Michelle Bachelet, sino también entregándole tremendas mayorías parlamentarias. Pero el resultado de eso, a menos de seis meses de asumir su mandato, es que la reforma tributaria para financiar el programa de educación terminó siendo negociado con la derecha más dura, y que el Gobierno parece ceder ante la presión conservadora en la reforma educacional, jugando a una ambigüedad que pareciera estar destinada a confundir y separar aguas entre el movimiento estudiantil. Tampoco existe claridad en el diseño ni las formas de participación para la discusión y redacción de la nueva Constitución, donde se ha postergado todo para el próximo año, aún cuando había un compromiso anunciado en ese sentido para el segundo semestre de este año.

 

En otro punto de urgencia social creciente, mientras el pueblo no puede más con la miseria generada por la AFP, el Gobierno, aún con mayorías parlamentarias, se limita a la creación de una AFP más en el sistema, que es sabido no mejorará las pensiones, es decir, se tocan elementos cosméticos del modelo, dejando indemnes sus cimientos. Todo esto muestra algo evidente y que muchos intentamos visibilizar, sin éxito por ahora: en la vieja Concertación y Nueva Mayoría hay una derecha conservadora y neoliberal, que hoy en día, toma el poder de veto que en algún momento recayó en la UDI y RN. Esta situación, tarde o temprano, tiene que provocar momentos de definiciones sobretodo en quienes dentro de la Nueva Mayoría manifiestan voluntad de avances y un anhelo constituyente, porque el pueblo de Chile está cansado que se haga campaña y se discursee con un programa, pero se gobierne con otro.

 

¿Cuáles son las pretensiones de este espacio que se forma?

 

Constituirnos como una organización con un programa transformador, con una vocación de unidad, de disputa ideológica y de poder dentro y fuera de las instituciones, que aporte activamente tanto al debate público como a la acción unitaria en los contextos electorales.

 

Ustedes formaron parte de la campaña de Marcel Claude. ¿Qué enseñanzas sacan de esa experiencia?

 

Muchas, la primera y probablemente la más importante, es que es posible en el Chile de hoy, conformar una plataforma política de alcance nacional que levante una voz crítica, que elabore y defienda un programa profundamente transformador, centrado en los derechos sociales universales y en la idea que no es posible luchar contra las injusticias producidas por la desigualdad o las irracionalidades del modelo de desarrollo actual, sin abordar y atacar las bases del modelo de extremo capitalismo y oligarquización en que hemos estado inmersos las últimas cuatro décadas..

 

Si bien los resultados no fueron lo bueno que hubiéramos querido, y hay, por cierto, muchos factores que explican lo puramente electoral, estamos convencidos que quedan fuera de esos factores; el programa, las ideas, la voluntad de miles por desafiar el orden establecido. Esa fuerza existe en el seno del pueblo y crece con cada abuso, la tarea nuestra es aportar a su irrupción, unidad, visibilización, tanto en la manifestación y organización permanente, como en las expresiones políticas y electorales.

 

¿Cuáles son los pilares de este proyecto?

Lo primero es que este proyecto requiere de hombres y mujeres con la voluntad y compromiso de hacerlo crecer, este no es un proyecto sólo de ideas, documentos o debates públicos. Realizamos una convocatoria para desarrollar un proyecto colectivo que funde su quéhacer político en la construcción de una democracia, profundamente participativa, radical y comunitaria.  Concretamente, lo que señalamos con este tipo de democracia  es que los verdaderos protagonistas de los cambios en esta nueva etapa de la historia, deben ser y estamos convencidos que así será, los ciudadanos, el pueblo, las organizaciones sociales, las juntas de vecinos y  los centros culturales. Ya no permitiremos que unos pocos decidan por nosotros o por las mayorías, no volveremos a equivocar el camino, nunca más caudillismos de derechas o de izquierdas, nunca más transacciones con los poderosos a costa de nuestra gente.

Ese para nosotros es el pilar fundamental de nuestra organización, fundar una verdadera revolución democrática; una democracia radical.

 


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