En 1941-42 Alemania dominó en el Atlántico, haciendo perder a las Fuerzas Aliadas muchos barcos que transportaban material de guerra desde EE.UU. y Canadá hacia Europa. La autonomía operacional aérea no era suficiente para cubrir el área, y no había suficientes portaaviones para dar la cobertura necesaria. Además, se estaban elaborando los planes para una invasión aliada de Europa, y se sintió la necesidad de construir unas grandes plataformas para apoyar las fuerzas de asalto.
No era el tiempo para desestimar ideas innovadoras, por muy locas que fueran, que podrían dar una mínima esperanza de ganar la guerra. Se elaboraron muchos proyectos técnicos, algunos tan atrevidos que al final no fueron realizados. Entre esos proyectos está el portaaviones de hielo gigante e insumergible, creado por el científico Geoffrey Pyke.
Pyke se inspiró en un artículo en ‘National Geographic’ que trataba de la firmeza de los icebergs y su capacidad para ser bombardeados sin agrietarse. Pyke, cuyo cerebro producía ideas locas (una de ellas fue, por ejemplo, enviar dobles de Hitler a soldados alemanes situados en determinados sitios para que les dijeran que se dejaran ganar), vio en esa información una oportunidad: ¿por qué no convertir icebergs en bases flotantes con pistas de aterrizaje?
Empezó a investigar la idea y descubrió que el agua mezclada con aserrín y helada representa un material fuerte como hormigón que además flota y se derrite poco. El material fue bautizado ‘pykrete’ por el nombre de su creador.
Tras dar luz verde al proyecto Winston Churchill, se creó un proyecto de una nave gigante: podía alcanzar los 1.200 metros de eslora, 180 metros de manga, mamparos de 12 metros, 50 metros de calado y un desplazamiento de 2.000.000 de toneladas. Se construiría en Canadá utilizando 280.000 bloques de hielo.
Pyke bautizó su proyecto como Habbakuk en nombre de un profeta del Antiguo Testamento Habacuc. Sin embargo, el proyecto atrevido nunca fue hecho realidad. En vez de Habbakuk se construyeron puertos flotantes Mulberry. La razón podría ser que el buque podría tener la tendencia a ceder en el agua por su propio peso, como lo hizo el buque modelo construido en Canadá. Además, para la preparación de los bloques de hielo se requirirían refrigeradores gigantes que requirirían cantidades de metal comparables con la construcción de buques convencionales.
Otra razón podría ser, además de la falta de credibilidad del científico, que tuvo ideas bastante raras, por lo que Pyke fue sospechoso de espionaje en favor de la Unión Soviética, según reveló su biógrafo.
Fuente: Actualidad RT