En 1979, Jadav Payeng, un joven local de 17 años de la ciudad india de Jorhat, encontró decenas de reptiles muertos en el banco de arena del río Brahmaputra por la falta de sombra. Para el chico la experiencia resultó muy impactante. Advirtió del asunto a los servicios oficiales, que le aconsejaron tratar de plantar bambú y le ayudaron dándole los plantones, informa el sitio web indio ‘Mid-Day’.
En 1980 se lanzó un proyecto gubernamental de plantación de árboles en una superficie de 800.000 metros cuadrados en un área cercana. Payeng participó en la tarea como obrero, pero tras el cumplimiento de las obras decidió quedarse allí y seguir plantando y cuidando de los árboles.
35 años después, la cruzada personal de Jadav Payeng, ahora de 50 años de edad, resultó en un enorme bosque casi dos veces mayor que el Parque Central de Manhattan (EE.UU.) que en realidad no debería crecer en un suelo tan arenoso. El bosque se llama Molai, según el apodo de Payeng.
No solo su bosque cambió el paisaje local, creando un lugar de sombra para los animales y la gente, sino que también frenó la desaparición de la isla —que iba disminuyéndose debido al flujo del agua en la arena— y ha creado una verdadera reserva natural que alberga tigres, rinocerontes, elefantes, otros animales grandes y pequeños, y varias especies de pájaros.
El logro insólito de Jadav Payeng, contado en varias películas documentales, asombró al mundo y es un ejemplo de cómo la humanidad puede crear vida en vez de apagarla, inspirando a muchos activistas medioambientales en todo el mundo a seguir con su pasión.