Manifestación en Bahréin contra la dinastía Al Jalifa Agosto de 2013
El Centro por los Derechos Humanos de Bahréin (BCHR, por sus siglas en inglés) informó el viernes que al menos 600 prisioneros de este país están en huelga de hambre desde hace 9 días. El BCHR se mostró preocupado por los informes sobre los presos en huelga de hambre en la cárcel Dry Dock, ubicada en la isla de Muharraq, al noreste de la capital, Manama, que protestan contra las torturas que reciben.
Los prisioneros sufren “diferentes tipos de malos tratos que incluyen palizas, insultos, privación del uso de servicios sanitarios, encierres permanentes en sus celdas, injurias contra sus sectas, torturas, confinamiento solitario y la obligación de estar de pie durante muchas horas”.
No es la primera vez que los activistas prodemocráticos detenidos llevan a cabo tal medida. Desde 2010, decenas de huelgas de esta índole se han venido realizando en las cárceles de Dry Dock y Juw, declara el BCHR, lamentando que, actualmente, casi 3000 activistas estén bajo detención en este país árabe.
En tanto, la Policía de Bahréin volvió el lunes por la noche a aplastar con violencia las manifestaciones antigubernamentales que se celebraron ese día en el pequeño país del Golfo Pérsico. Las protestas se realizaron en la isla nororiental de Sitra, cerca de Manama, la capital, pese a la prohibición de las reuniones públicas en el país.
Las fuerzas bahreiníes lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que se habían volcado a las calles para conmemorar el primer año de la muerte de Ali Yawad al-Sheij, asesinado en una mezquita. Una manifestación similar se llevó a cabo el domingo, en la que los congregados pidieron la inmediata liberación de todos los presos políticos encarcelados por asistir a las marchas antigubernamentales.
Por otro lado, es lunes un tribunal de Bahréin ratificó la condena a 10 años de cárcel al fotorreportero Ahmad Humaidan por participar en una manifestación contra policías en 2012, mientras las autoridades extendieron hoy el arresto de una activista opositora. La oposición chiita denunció que la Corte Suprema de Apelaciones desestimó el recurso presentado por la defensa de Humaidan, quien está en prisión desde diciembre de 2012 luego de que el gobierno lo identificó como uno de los atacantes a una estación de policías en abril de ese año.
El periodista de 25 años de edad alegó que daba cobertura a las revueltas callejeras de abril de 2012 en la localidad de Sitra protagonizadas amplios sectores chiitas, la confesión musulmana mayoritaria en este reino árabe del golfo Pérsico. Sin embargo, la policía lo señaló como uno de los inconformes que reclamaron reformas democráticas y la caída de la monarquía Al-Jalifa, a la cual los opositores acusan de marginar a los chiitas y de responder básicamente a intereses de la minoritaria población sunnita bahreiní.
El fallo del citado tribunal dictó penas de 10 años de cárcel para otros 26 procesados por aquellos incidentes, mientras otros tres recibieron sentencias de tres años de prisión y tres más quedaron absueltos. Grupos defensores de los derechos humanos y líderes de la Sociedad Islámica Al-Wefaq, que aglutina a agrupaciones chiitas antigubernamentales, calificaron de “indignante” la decisión judicial y la actitud de la policía contra la opositora Maryam Al-Khawaja.
Al-Kahwaja, codirectora del Centro para los Derechos Humanos de Bahréin, está en prisión preventiva desde el sábado pasado cuando al llegar al aeropuerto internacional de Manama le fue vetada la entrada a su país y luego de concederle un visado, la decretaron arresto durante una semana. La joven activista viajó para visitar a su padre, Abdulhadi Al-Khawaja, también reconocido por su posición crítica y desafiante a la dinastía Al-Jalifa y que cumple una condena de cadena perpetua por complots para derrocar a la monarquía.
Sin embargo, al llegar al país, la activista fue informada de que su ciudadanía había sido revocada, pese a que tanto ella como su progenitor, de 54 años, poseían la bahreiní y la danesa, según explicó su abogado Mohammed al-Jishi.