Un aumento de remuneraciones piden hace dos meses los trabajadores del Club de La Unión. La respuesta de la empresa es que no hay dinero y no es posible negociar. El lunes comenzó una huelga, pero el silencio continúa.
“Hasta el momento no ha salido humo blanco y no nos han llamado a conversar”, dice el tesorero del Sindicato Nº 2 del Club de la Unión, Marcial Gallardo, envuelto en bocinas y megáfonos de los trabajadores que se apostan desde inicios de esta semana a los pies del hermético edificio del socialité nacional.
La comisión negociadora de la empresa no quiere sentarse a discutir, afirma Sergio Canales, secretario del mismo sindicato. El dirigente disparara enérgicamente en contra de las autoridades fiscalizadoras, las que “no han movido un dedo” – enfatiza – para interceder por sus demandas.
“Las personas que están empleadas en este momento en la Inspección del Trabajo son unas vacas sagradas, porque no quieren levantarse de sus asientos para venir a hacer una fiscalización”, señala.
Los trabajadores esperarán hasta el día sábado para que la empresa ofrezca una salida digna al conflicto.