Es como para sentarse a reír. Resulta que luego de todo el revuelo por los más de 700 millones que habría costado la famosa cafetería, no podrá funcionar. Y no por la política de austeridad que se está intentando implementar en el parlamento, sino porque el edificio del congreso aún no cuenta con la recepción definitiva de obras municipales. Por esta razón, el presidente de la cámara pidió un informe detallado de lo que está sucediendo.
Todo esto sucedió luego de que la Dirección de obras de la Municipalidad de Valparaíso decretó el cierre de la cafetería de uso “exclusivo” de los diputados, por no contar con los permisos municipales. Sin embargo, en algunos medios, aparecen declaraciones de Jorge Castro, actual alcalde del puerto principal, en donde señala que la municipalidad está impedida para determinar el cierre de las dependencias de nuestro vilipendiado congreso. O sea, nadie entiende nada.
Lo que hay que destacar, eso si, es que las sillas de la cafetería que, cada una valía más que un sueldo mínimo, no van a poder utilizarse por lo pronto, así que los parlamentarios no se van a poder pasar por la raja, una vez más, lo que gana un ciudadano promedio.
En Twitter: @AngelaBarraza