La Comisión de la Verdad, que ha desvelado que la empresa vigiló a trabajadores y a líderes sindicales destacados, es una iniciativa de la actual mandataria, Dilma Rousseff, para investigar los abusos ocurridos durante el régimen militar. La propia presidenta fue sometida a torturas y estuvo encarcelada dos años durante la dictadura.
El pasado mes de agosto la Comisión de la Verdad informó de que decenas de empresas, incluida Volkswagen, ayudaron a los militares a identificar a los activistas sindicales durante la dictadura, que comenzó en 1964 tras el golpe de Estado de militares brasileños apoyados por Estados Unidos contra el entonces presidente João Goulart.
Según los líderes de la Comisión, 20 páginas de documentos marcados con “confidencial” que Volkswagen dio a los militares entre 1983 y 1984 aportan la mayor prueba hasta el momento de que algunas compañías hicieron algo más que ayudar a los militares a identificar a los trabajadores, recopilando sus propios datos sobre las actividades sindicales y compartiéndolas con las autoridades.
La automotora alemana aportó extensos informes de más de una docena de reuniones sindicales celebradas en Sao Paulo, detallando los planes de huelga de los trabajadores, así como sus demandas de mejoras salariales y condiciones laborales. También aportó nombres de quienes acudían a las reuniones y, al menos en dos casos, anotaron la marca y la matrícula de los vehículos presentes.
Asimismo Volkswagen también informó al régimen de que los trabajadores exhibían películas de temática socialista, repartían folletos e, incluso, algunos “adictos fueron sorprendidos fumando marihuana”. La información obtenida era usada por la Policía para detener a activistas y evitar futuras protestas, según ha señalado el miembro de la Comisión Nacional de la Verdad, Sebastião Neto.
Ante las nuevas indagaciones Volkswagen ha manifestado, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, su voluntad de “investigar todas las indicaciones” de que sus empleados dieron información a los militares.