En un principio fue la llegada de las salmoneras, luego las plantaciones de eucaliptus y ahora, aunque parezca contradictorio, la generación de energía eólica lo que podría atentar contra los limitados recursos que tiene la Isla de Chiloé. Y no es que las organizaciones comunitarias estén en contra de la instalación de fuentes de energía limpia, sino que cuestionan dónde se construyen y con qué objetivos.
Desde la ONG Centro de Estudios y Conservación del Patrimonio Natural (Cecpan), en Chiloé, advierten que los proyectos de energía eólica que se están realizando y que se quieren instalar en la isla, podrían aumentar los niveles de la crisis hídrica que ya existen en el territorio. Esto porque se estarían instalando sobre delicados ecosistemas ubicados en la cordillera chilota, llamados Turberas de campaña, que son capaces de almacenar agua y liberarla en las cuencas en la época estival.
Jorge Valenzuela, director de la ONG, explica que estos sistemas ecológicos son exclusivos de Chile y que no se encontrarían protegidos como algunos bofedales del norte del país. Además subrayó que no existen planes de gestión hídrica que estén previniendo las consecuencias que puede tener la instalación de nuevos parques eólicos.
“Hoy en día el parque eólico “San Pedro” dinamitó toda la cordillera, donde el agua empezó a correr por todos lados, porque se rompió la turbera y hay cinco otros proyectos que se quieren instalar justo en los otros parches de turberas que tiene Chiloé. San Pedro hoy día tiene su proyecto de ampliación en el otro espacio de turbera que le quedó. Es alarmante ver cómo hoy en día en Chile se aprueban estos proyectos y nadie ve el efecto sinérgico que va a ocurrir con cuatro o cinco proyectos más ahí. Solamente dicen que va a pasar con “el proyecto” pero el efecto sinérgico nunca es ponderado”, enfatizó.
Además de la falta de regulación, las comunidades de Chiloé han cuestionado los objetivos que tiene la instalación de estos parques eólicos y los beneficios que podrían tener para la isla, donde ya pagan un alto costo por la electricidad. En el archipiélago el consumo total de energía eléctrica alcanza los 70 MW, mientras que el total de generación que se alcanzaría, si todos los proyectos se llegasen a concretar, bordearía los 1000 MW, que finalmente escaparían al Sistema Interconectado Central, para alimentar, principalmente, a proyectos mineros, acusan las organizaciones.
La Diputada del Partido Socialista, Yenny Álvarez, quien representa a las comunas del archipiélago, dijo estar al tanto de la situación y que se está trabajando con las comunidades para que puedan exponer su conflicto.
“Hoy en día tenemos un problema legal, porque no hay ninguna ley que proteja estas turberas y le den el valor que realmente tienen aquí en la provincia de Chiloé. Los beneficios tampoco se visualizan con este tipo de proyectos y si además van a atentar contra nuestra belleza, contra nuestro medioambiente también vamos a estar levantando nosotros la voz para proteger una zona que es reconocida turísticamente de forma internacional”, dijo.
A pesar de que la representante anunció que el ministro del medio Ambiente, Pablo Badenier, se hará presente en la isla para analizar lo que allí ocurre, desde el ministerio no se confirmó este hecho, ni tampoco se pronunciaron sobre el conflicto. Durante el último verano, sólo en Ancud, donde la población rural alcanza un 32%, más de 5.000 personas se vieron afectadas por la sequía y se tuvieron que repartir, mediante camiones aljibes más de 4 millones y medio de litros de agua, solo para necesidades básicas.
Fuentes cercanas al parlamento indicaron que durante la semana, diputados de la Comisión de Medio Ambiente presentará una agenda para fiscalizar en terreno diversos conflictos ambientales, donde se incluirían los parques eólicos que amenazan a Chiloé.
Uno de los proyecto que ha levantado gran cantidad de críticas, ha sido el Parque Eólico Chiloé, que se encuentra en evaluación y que pretende instalar más de 40 aerogeneradores de 150 mt de altura, distribuidos en una superficie de 1000 hectáreas (más grande que Ancud). La principal observación que hacen las organizaciones es que la llegada de estos gigantes sacrificaría la playa de Mar Brava y su entorno.
La playa en cuestión tiene una extensión de 10 km , y es un verdadero polo turístico que alberga una extensa variedad de fauna y en sus alrededores esta uno de los asentamientos arqueológicos más importantes de América del Sur, en Quilo, que guarda los restos de comunidades que habitaron el territorio hace más de seis mil años.
Pero la playa además está rodeada de importantes humedales y zonas de turberas que reciben decenas de miles de aves migratorias que llegan hasta estos lugares para reproducirse. A esto se le suma que es una de las áreas más importantes de alimentación de ballena azul del hemisferio sur que llegan durante la temporada estival y pueden observarse muy cerca de la costa.
Jorge Valenzuela, qué conoce el comportamiento de las aves, dice que es alarmante que esté proyecto se quiera instalar sobre los humedales que les sirven de hogar a estos animales. “Los Zarapitos de Pico Recto, tienen aquí su principal área de reposo a nivel internacional, estamos hablando de casi el 90% de estas aves que vienen por la Pacífic Flyway directamente desde Alaska hasta Chiloé”, explicó. Además en el sector hay viviendas rurales, que estarían a menos de 500 mt de los aerogeneradores, incluso según detalla un informe del Cecpan a 160 mt de algunas casas.
Por Javier Muñoz Aranguiz
Fuente: Radio U.Chile