«Me sorprendió que hubiera tan poca compasión», expresó la madre del periodista asesinado. «Simplemente me di cuenta que estas personas que hablaban con nosotros no tenían ni idea de lo que supone ser la familia de alguien secuestrado», relató.
Asimismo, en una entrevista con CNN Diane Foley dijo que sus «esfuerzos para liberar a James fueron una molestia para el Gobierno de EE.UU.», porque -dijo- «parece que no tenía interés estratégico».
El secretario de prensa de la presidencia de EE.UU., Josh Earnest, se negó a discutir la conversación que los funcionarios de la Casa Blanca mantuvieron con las familias, limitándose a decir que saben que «las organizaciones terroristas utilizan la toma de rehenes y rescates como una fuente importante de financiación para sus organizaciones y que el pago de rescates solo pone a otros estadounidenses en una posición en la que corran un riesgo mayor».
En agosto el Estado Islámico publicó en Internet un vídeo que mostraba la decapitación de James Foley. En septiembre publicó otro vídeo del asesinato de otro periodista, Steven Sotloff, capturado por los islamistas. Este sábado los yihadistas difundieron otra grabación con la supuesta decapitación del ciudadano británico David Hianes. Las acciones del Gobierno de EE.UU. para salvar a sus ciudadanos de las manos del Estado Islámico han suscitado numerosas críticas.