Provenientes de una de las zonas más conflictivas del mundo, miles de mujeres y niñas centroamericanas buscan huir al norte en busca de seguridad, trabajo y educación. La búsqueda de este “sueño americano” ha convertido a esta población migrante en víctima de los abusos sexuales, de los cuales, irónicamente, muchas venían huyendo en sus países de origen. En el marco del aniversario 193 de la independencia centroamericana, Amnistía Internacional advierte que las mujeres y niñas de Guatemala, Honduras y el Salvador sexualmente agredidas de camino a EEUU subió del 60% al 80% desde el 2010 hasta la fecha. Esta entre otras razones, a causado una crisis humanitaria al norte del Río Grande, donde una de cada siete mujeres no ha alcanzado la mayoría de edad, y viajan sin la compañía de algún adulto que vele por su seguridad.
{destacado-1}
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) la gran mayoría de estas violaciones ocurren durante la travesía por México, donde el sexo se ha convertido en moneda de cambio cuando estas mujeres se quedan sin dinero para poder pagar los sobornos, ya sea a las autoridades policiales, migratorias, las mafias o los coyotes. Este tipo de “arreglo” se volvió tan común que existe una palabra para describirlo: “cuerpomatic” haciendo alusión a los cajeros automáticos.
Lo más alarmante del caso es que estas cifras en definitiva, no representan el total de las víctimas. El estigma social, la vergüenza y el miedo a ser deportadas impide que estas mujeres y niñas acudan a las autoridades, mismas encargadas de deportar a las personas con situaciones migratorias irregulares. Muchas de estas mujeres, no llegan más allá de la frontera mexicana con Guatemala. Prostíbulos, night clubs y burdeles colman las ciudades fronterizas, donde muchas de ellas cayeron en redes de trata, terminando de una vez por todas con sus intenciones de migratorias.
¿Cuáles son las razones para que estas mujeres, en su mayoría niñas huyan de sus países? Según el informe más reciente de ACNUR, “Children on the run” en Guatemala por ejemplo, el 20% de los niños migrantes ha sufrido algún tipo de violencia por parte de su sociedad, incluyendo el proveniente de pandillas y crimen organizado. En Honduras uno de cada cuatro niños ha sido abusado por miembros de su familia y en El Salvador 69% de los niños que cruzan la frontera sur de EEUU han sido víctimas de la violencia y el crímen organizado en su país de origen. Las niñas salvadoreñas particularmente han hecho hincapié en el miedo a la violencia sexual.
Relata Margarita (nombre ficticio para proteger su identidad) para Amnistía Internacional: “Tú no puedes imaginar como tus sueños se pueden acabar en cualquier momento de este camino…Él (el soldado) me jaló el brazo y me hizo caminar hasta los arbustos. Me llevó lejos de las líneas del tren hasta que estuvimos completamente solos. Me dijo que me quitara toda la ropa para ver que no llevara drogas… Me dijo que si hacía lo que el me ordenara, me dejaría ir”.
Fuente: Kaosenlared.net