Juan no tiene pelos en la lengua para denunciar los abusos al interior de Carabineros y la participación de uniformados en una red de narcotráfico que importó incipientemente la cocaína en el país. A pesar de todo, Juan aún admira la institución a la que le dedicó buena parte de su vida.
Juan Humberto había estado toda su carrera en lista Nº1 de mérito. Pero la institución sabía de sus vínculos familiares con militantes de Izquierda, por lo que fue trasladado 17 veces hasta que finalmente lo dieron de baja el 2 de enero de 1982. Por esta situación, pasó a figurar en las “listas negras” y no encontró trabajo durante dos años. Esto, sumado a las constantes amenazas y hostigamientos a su madre y a otros miembros de su familia, lo llevan a decidir marcharse de Chile y viaja a Neuquén, Argentina, en donde se empleó como trabajador agrícola. En ese período, el hogar de su madre fue allanado 14 veces. Juan Humberto regresó a Temuco en 1987 y entró a desempeñarse en el Comité de Solidaridad del Obispado de esa ciudad, llegando a ser secretario regional de la Coordinación Sindical y uno de los organizadores del Comando de Exonerados Políticos de la Novena Región, presidente de la Omidechi (Organización de Militares Democráticos de Chile) de Temuco, y un orador en los actos que se estaban empezando a hacer para formar la CUT provincial. Como seguía con dificultades para encontrar trabajo, se empleó como nochero en Traperos de Emaus de Temuco y luego en un “night club”, donde se convirtió en el barman. Pero durante el día se dedicaba a la labor sindical en la Vicaría de la Solidaridad del Obispado de Temuco. Más tarde colaboraría con la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Actualmente, Juan Campos labora como capacitador para empresas que forman guardias de seguridad.
-Usted ha participado en varias organizaciones de ex uniformados ¿Cuál era la idea principal de estas agrupaciones?
-Poner en el tapete lo que había pasado con ex uniformados que no eran cómplices de la Dictadura ni tampoco eran proclives, sino que definitivamente eran personas contrarias a todo tipo de Dictadura. La idea de todas estas organizaciones era hacer unas FF.AA. futuras que pudieran participar integradamente sirviendo al país.
-¿Cuáles son sus reivindicaciones?
-La reivindicación nuestra es algo que aún está pendiente, un escalafón único de las FF.AA. para que llegaran realmente los más capaces. Actualmente funcionan muy jerarquizadas y muy clasistas. Hay escalafones de Oficiales y de Suboficiales, y por tanto ahí están muy definidas las clases sociales. En el tiempo que yo viví era bien definido: estaba la oficialidad y el perraje, así de crudo. Nosotros también peleamos por recuperar nuestras pensiones de verdad. Por ejemplo, hay un grupo de personas que fueron calificadas como exonerados y no les dieron nada.
-¿Usted era carabinero cuanto detuvieron a sus hermanos?
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-Sí, yo era carabinero en el año 73. En octubre estaban arrancando mientras yo era suboficial en Valparaíso. Cuando yo estaba de uniforme lo tomaron y estuvo dos años preso en la Cárcel de Temuco con reos comunes. Luego de eso comenzó la persecución. Empezaron a averiguar quiénes tenían familiares marxistas, lenninistas o troskistas y los buscaban. Hubo una persecución que fue abierta y otra que fue soterrada por los servicios de Inteligencia y ahí iban eliminando. Cuando me identificaron como hermano, empezaron mis traslados a todos lados. De hecho me notificaron que el Comandante de Regimiento Tucapel de Temuco requiere que se entregue mi hermano del MIR, sino toda mi familia iba a ser tomada prisionera. Y a mi hermano como hacía el servicio militar hasta el 10 de agosto lo dieron de baja inmediatamente y lo empezaron a seguir.
-¿Cómo le ha afectado todo lo vivido por su familia?
-Yo perdí mi carrera, mi dignidad y hasta mi forma de caminar, mis hermanos me achacan las penas del infierno, mi esposa me dejó y yo fracasé, perdí mi trabajo y mi previsión. La represión de la dictadura fue al interior y al exterior y la gente aún no logra asimilar todo este cuento que fue muy terrible.
ACATAR O MORIR
-Relátenos como vivió los primeros meses después del Golpe de Estado.
-Habían varios bandos. Había un bando que decía que cualquier persona de las FF.AA. que se niegue a obedecer una orden será fusilado en el acto. Éramos gente joven entrando a una pega que no sabía mucho lo que se hacía. Habíamos sido formados en la disciplina y la obediencia, por lo tanto todos obedecíamos órdenes, no se cuestionaba nada de eso y el que se oponía, desaparecía luego de la Unidad. La Constitución de 1925 que nos regía decía que las FF.AA. son esencialmente obedientes pero resulta que era un golpe, una dictadura dirigida por ciertos mandos. Declararon el Estado de Guerra Interior, un estado especial que determinaron apoyados por la Corte Suprema que avaló todas las acciones de la dictadura. El 16 de septiembre salimos armados todos por órdenes de la guarnición a hacer allanamientos casa por casa a buscar armas y se tomó gente detenida que andaba arrancando. Ahí participaron todas las fuerzas armadas y el que dice lo contrario no dice la verdad. Todo era una parafernalia para perseguir a la gente que tenía filiación política y que fue capturada por los servicios. Y había toque de queda, era una dictadura feroz, yo tenía tanto miedo como cualquiera. En algunas comisarías había gente que se ofrecía para salir a controlar el toque de queda y se produjeron varias muertes ahí.
-Ustedes dicen ser víctimas de la dictadura por haberse visto forzados a participar de este tipo de acciones.
-De hecho hay un grupo de conscriptos del 73 y del 74 que reclaman porque ellos fueron obligados.
-También nos contó sobre montajes de contrainteligencia y de infiltrados.
-En ese tiempo los de Izquierda tiraban panfletos del Frente y del MIR. Entonces había instrucciones de recogerlos todos y tirar panfletos más crueles y más criminales para que la gente se aterrorizara. En el fondo era el terror por el terror, formas sicológicas de terror a la población, es el verdadero terrorismo de Estado. Todavía hay gente que tiene miedo.
NARCOTRÁFICO EN LAS FF.AA.
-¿Qué sabe sobre uniformados involucrados en el tráfico de drogas?
-La droga entró con todo en esos años, entró abiertamente a las instituciones. Por ejemplo, recuerdo un compañero mío que se llama Ricardo Lazo Dinamarca quien hizo un curso en la DEA en Estados Unidos supuestamente para controlar, pero lo que hacían era echar a correr la droga para luego perseguirla y así tener alguna actividad que hacer y justificarse. Pero ellos eran los mayores traficantes y la ingresaban al país para crear la necesidad. Luego ascendió a capitán y se arrancó con 300 mil dólares, pero lo pillaron y lo dieron de baja. Ahí la droga ya estaba a todo trapo. La cocaína entró a Chile a través de miembros de las FF.AA. para que cuando terminara el tema de la dictadura, empezara el tema de las drogas como está ahora. Eso empezó en los 80.
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-¿Sabe cómo la ingresaban al país?
-La ingresaban en los containers antes de que hicieran ese control aleatorio. Los traficantes mandaban la droga en los containers entre medio de la ropa y otros productos y acá los funcionarios la recibían y la comercializaban. Los containers venían llenos de droga con doble fondo.
-¿Qué sabe de la denuncia que hizo un ex funcionario de la PDI que se autoexilió en Ecuador?
-Hizo muy bien porque si no lo matan, es todo cierto lo que él denuncia. Todo lo que dice es verdad. Hay un oficial que es exonerado por culpa de eso, porque pilló a otros funcionarios drogándose en una comisión civil cuando yo era el sub-comisario administrativo. Salió a controlar al Casino de Viña donde se cocina harta de la buena y pilló a Andraca que era marido de una jueza en ese momento que ahora creo es ministra, pero no me meteré en eso. Gracias a eso el tipo se salió de la cárcel. Al final desapareció la droga y al tipo no le pasó nada y mi amigo que era oficial de Carabineros, por haberlo pillado, fue dado de baja porque él creía que la institución luchaba contra la droga. En esta red de narcotráfico estaban involucrados Carabineros y oficiales de la Armada.
POSTDICTADURA
-¿Cómo ha visto usted el período post dictadura? Ud. dice que apoyaron a Aylwin…
-Apoyamos a Aylwin porque era el menos malo, no porque era la gran maravilla que iba a volver a fojas cero lo que había antes, pero como no había otra alternativa se apoyó a Aylwin. Pero nos hemos dado cuenta que con la dictadura el modelo que se instaló no ha cambiado en nada, el modelo económico, el modelo estudiantil. Las 10 medidas del Consenso de Washington nos tienen con la soga al cuello, la enajenación de todos los bienes nacionales es una vergüenza, nadie cambió nada.
-¿La dictadura aún dura?
-Sigue como antes, el modelo sigue igual. El modelo no funciona en lo previsional, ni en salud ni en lo educativo y en todos los rubros, eso lo que estamos viviendo ahora.
-Lo otro decepcionante debe ser que los militares que se opusieron al golpe y a la dictadura han sido postergados en todas sus demandas y reivindicaciones, siendo maltratados por la Concertación. En cambio, el militar violador de DD.HH., asesinos muchos de ellos, gozan de pensiones tremendas.
-Los mejores grados del escalafón: generales, brigadieres y coroneles tienen pensiones vitalicias inmerecidamente, algunos están en Punta Peuco y todos reciben pensión porque nadie les enajena el sueldo para que repongan los daños causados a las víctimas.
-¿Cómo le gustaría a usted que fueran las FF.AA. chilenas?
-Un escalafón único, la integración con la ciudadanía en todo evento, a todo quehacer nacional.
Todos los 11 de septiembre nosotros vamos a hacerle un homenaje constitucional al Presidente Salvador Allende y algunas veces llega la prensa internacional, pero aquí no se ha visto nunca una entrevista.
-¿Qué le parece esa protesta que hicieron esposas de Carabineros hace un par de años?
-Me parece muy bien porque las esposas de carabineros no son carabineros. Uno de los que reprimió ahí era Emilio Muga Calfano, que ya se murió de cáncer, le decían el monstruito, era de Fuerzas Especiales. Había sido uno de los represores importantes de la dictadura. A los maridos de las señoras los dieron de baja mediante mecanismos completamente irregulares, porque la vida privada de las personas está contenida en el artículo 19 de la Constitución de la República. Yo apoyé la marcha de las mujeres porque las mujeres también tienen derecho a poder parar la olla. Como no pueden hablar los maridos, está bien que hablen ellas, son valientes.
-¿Podría carabineros tener una asociación gremial como los gendarmes?
-Yo creo que no, porque los carabineros son obedientes y están regidos por el Código de Justicia Militar, entonces creo que no es posible. Lo que sí es posible es que empiecen a recibir un trato más humanizado, ahí estoy de acuerdo. Yo no estoy en contra de los estamentos policiales o de la disciplina porque los carabineros son servidores públicos, lo que pasa es que en eso hay que educarlos más no más. Los carabineros deberían ser unos servidores públicos y que sirvan a las personas y no que se las sirvan. Ese es el real sentido de los carabineros.
-¿Qué opina del actual actuar de las Fuerzas Especiales de carabineros en las movilizaciones públicas?
-No se diferencia mucho de lo que se vivía en dictadura. Pero ese es un concepto que debe manejar el jefe de la fuerza, por eso se llaman fuerzas especiales, son los gallos que reciben los golpes y pegan. Eso lo debe manejar el responsable que es el ministro del Interior. Si él no lo sabe manejar y se le escapa, es él el responsable visible.
-Pero las Fuerzas Especiales son instruidas en la forma de actuar.
-Ahora sí, hay una instrucción, pero eso es porque hay desconocimiento al interior de los mandos y dicen que no conocen la ley. De afuera yo puedo ver como crítico y me duele cuando la institución se manda «condoros», yo no soy enemigo de los carabineros. Ahora hay una visión distinta y es bueno que toda la gente filme porque ahí quedan pruebas de ambos lados al tribunal y a la justicia.
-Sin embargo lo que se ve es que los atropellos ocurren en todas las marchas y se vulneran los derechos de personas sin estar cometiendo ningún delito.
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-Ahí yo no voy a defender corporativamente porque estoy en retiro, soy un ciudadano común y corriente y creo que hoy en día están traspasando la legalidad que ellos mismos se dieron y eso es contradictorio, pero los canales institucionales dan para eso y ahí tiene que ir al jefe mayor, quien es el actual director general de Carabineros, Gustavo González Jure. Si él no tiene mando sobre sus subalternos, tiene que imponer su mando y si falló tiene sanción.
-¿Qué opina usted sobre la existencia de una justicia militar especial para juzgar todos estos hechos que se ven incurridos las FF.AA. y Carabineros? ¿Qué opina que no todos los ciudadanos de Chile somos iguales ante la ley?
-De la misma manera que dice el precepto igualdad ante la ley, debe ser en todos los estamentos. Es insólito que un militar que se formó en la escuela castrense disparando balas llegue a ser general y jefe de la Corte Marcial sin haber pasado por la Escuela de Derecho. Los pocos que han pasado los retiran antes, los sacan de ahí. Y ahí impera el criterio militar.
-¿Qué le gustaría que señalara una nueva Constitución en relación a las FF.AA.?
-Primero las FF.AA. integradas como subalternas del Poder Civil, porque ahora hay una mezcla rara en que operativamente son de acá y administrativamente son de allá y militarmente son de por acá, entonces eso no está nunca claro. Lo que quiere decir que el poder militar ha sido intocable.
EL GENERAL DEL PUEBLO
-¿Cuál es su opinión del general Bernales, bautizado como el General del Pueblo, que al morir andaba de shopping en Panamá con su señora?
-Fue comandado por la Institución como representante de un organismo internacional contra la droga. Pero fue a un lugar en acto de servicio y con la señora, ese fue un error. Además andaba de compras en la Zona Franca en Panamá. No tenía por qué embarcarla ahí y fueron sólo los oficiales, el único que se salvó fue el sargento que no quisieron llevar de compras, por eso salvó el pellejo. De hecho el endiosamiento de José Alejandro Bernales Ramírez lo hizo la señora Bachelet y yo le escribí una carta quejándome por tratarlo como mártir, poco menos como un santo e incluso bautizar una calle con su nombre.
-¿Bernales realizó su carrera en La Araucanía, no?
-Claro, siendo coronel en Temuco inventó los testigos a rostro cubierto, inventó un montón de tropelías para reprimir al Pueblo Mapuche y lo hizo pebre. Entonces cómo es posible que lo endiosen y le digan el General del Pueblo cuando todos sabíamos cómo era Bernales, quien en la Escuela era conocido como el ‘Mochila Bernales’, el tony del grupo y después hizo su carrera como general porque se metió al Opus Dei; eso lo sabe todo el mundo.
-¿Se hace carrera dentro de la Institución por ser del Opus Dei?
-Por supuesto, a través del Opus Dei y de la Masonería, eso siempre ha sido así. El que no es masón tiene la carrera corta y el que no es Opus Dei menos. Bernales nunca estuvo en la policía y la mayoría de los generales nunca han sido policías de verdad, nunca han estado en la calle, pasan en la ayudantía o andando a caballo y haciendo especialidades raras que no tienen nada que ver con la esencia de la policía que es investigar y estar en la calle. Los carabineros pasan fondeados, andan en el cine o comiéndose unos sándwich en vez de estar en la calle. Los carabineros están obligados por la Constitución a proteger a la ciudadanía, es su deber ineludible. Al golpear a la ciudadanía en las marchas están torciendo el verdadero sentido de ser policía.
-Para finalizar ¿Hay algo que quiera agregar?
-Yo venía preparado para decir lo siguiente, los carabineros después del 11 de septiembre de 1973 pasaron a alinearse detrás de las FF.AA. Antes del 73 Carabineros controlaba a todos, a uniformados de todos los grados jerárquicos en el tránsito por ejemplo. Después cambió la cosa. Un coronel podía cometer las mayores aberraciones y el carabinero no puede decirle nada. Se debería recuperar la justicia para que el carabinero sea ecuánime. No es la Ley pero representa la Ley, tiene que representarla bien y eso no se ha dado.
Recuadro:
LOS HERMANOS
Su padre, el suboficial de Carabineros José Alejandro Campos Martínez se casó con María Cifuentes Elgueta y tuvieron 12 hijos, con los cuales habitaban una casa de la calle Doctor Carrillo Nº248, en la población de Carabineros de Temuco.
José Alejandro, el hijo mayor, estudiaba Enfermería en la sede Temuco de la Universidad de Chile y era militante del MIR mientras realizaba su servicio militar en el Regimiento Tucapel de esa ciudad. El 10 de agosto de 1973 fue licenciado por el Ejército. A partir del 12 de septiembre de aquel año comenzó a buscarlo la Fiscalía Militar de Cautín, acusándolo de traición. En octubre de 1973, se entregó voluntariamente al regimiento, fue hecho prisionero y permaneció dos años en la cárcel de Temuco donde fue torturado salvajemente. Durante la visita de una comisión de la Cruz Roja Internacional, los familiares tomaron contacto con el abate Pierre, fundador de los Traperos de Emaus, quien les ayudó a cambiar la pena de cadena perpetua por la de exilio, mediante el decreto 504 de 1975. El verano de 1976 abordó un avión de aerolíneas SAS con destino a Noruega. En junio de 1981, José Alejandro integró la “Operación Retorno” del MIR e intentó ingresar clandestinamente al país por el paso fronterizo Huahum, con la identidad de Fortunato Herrera. Sin embargo, fue apresado por Gendarmería argentina y trasladado a Buenos Aires, a donde fueron a buscarlo integrantes de los servicios de seguridad chilenos. Desde entonces, José Alejandro figura como detenido desaparecido en el marco de la “Operación Cóndor”.
Héctor Hernán, fue detenido en uno de los 14 allanamientos al hogar Campos Cifuentes. Se lo llevaron a la Segunda Comisaría de Temuco, donde fue torturado ferozmente por el sargento Fritz Vega y por el jefe de la Sicar, Hugo Riquelme. Posteriormente entró a estudiar Servicio Social en la Universidad Católica de Valparaíso, pero debió retirarse ante las presiones que sufrió por parte del SIM y del Sire. También militante del MIR, pasó varios años viviendo en la clandestinidad.
Eugenio Patricio, el hijo menor, decidió ingresar al FPMR ya que la familia siguió siendo perseguida y amenazada. Finalmente se fue a Argentina y se radicó en ese país.
Por Sebastián Larraín y Cristian Sotomayor
El Ciudadano N°152, abril 2014