Tan fundamental que esta demanda nace en el origen mismo de la conformación de nuestro Estado republicano, cuando en 1830 el general José Joaquín Prieto venció a su colega Ramón Freire en la batalla de Lircay. Y cuya discusión ha seguido a lo largo de las décadas, de todos los gobiernos, democráticos y de los otros.
Son múltiples los ciudadanos, instituciones y organizaciones que han tomado esta bandera de lucha, asimilable a causas de distinto tipo y nombre: regionalismo o regionalización, desarrollo local, federalismo, localismo, empoderamiento ciudadano.
Y también semejable a diversos clamores contra la injusticia.
Ejemplos en casa tenemos muchos. El último el del alcalde de Aysén Oscar Catalán, quien ha acusado al gobierno de perjudicar a su comuna en las inversiones proyectadas en el Plan de Desarrollo de Zonas Extremas. Con cifras en mano, y apoyos locales, da cuenta de la aplanadora que la capital regional habría pasado sobre su distrito, que le sigue en población. Rescata así, una vez más, la histórica rivalidad que la litoral localidad mantiene con Coyhaique. En ese orden, no al revés.
Es precisamente esta faceta la que llama la atención cuando uno se sumerge en el sentido profundo de la descentralización. Ese que no es más que la distribución de poder. Ese que no es más que la democracia.
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Porque descentralizar se refiere expresamente a los procedimientos que permiten que la toma de decisiones no esté concentrada en pocas, muchas veces, las mismas eternas manos. En cómo los ciudadanos podemos tomar las riendas de nuestro destino, sea en La Legua, en Villa Las Estrellas o en La Moneda, si se diera el caso que alguien efectivamente viviera en tal simbólico lugar.
Por eso cuando hablamos de descentralización debemos incorporar conceptos como participación ciudadana, plebiscito, referéndum revocatorio, voto programático. Libertad de expresión, aceptación de la diversidad. Porque son todos parte de lo mismo. De la democracia.
Es aquí donde llama la atención el clamor de Oscar Catalán. No porque no sea necesario analizar la justicia de las decisiones gubernamentales adoptadas en el marco del citado plan especial. Fundamentalmente porque este edil, y por extensión quienes a él lo votan, no parecieran estar muy preocupados por la democracia en el amplio significado que ella denota.
Es parte ya de la historia regional la crónica de The Clinic donde aparecía con un revólver planteando que la solución a los desórdenes juveniles era armarse, las grescas que ha protagonizado en radios locales, los insultos y amenazas contra quien ha osado contrariar sus intereses, públicos y privados. Un verdadero caudillo dirá alguien, figura que en política sabemos está bastante alejada de comprender que en la sociedad nos necesitamos todos.
Que es necesario avanzar en la descentralización no hay dudas. Pero muchos esperamos que el debate y el compromiso pase por la profundidad de lo que esta significa y no por un chovinismo desarraigado de valores generales como la equidad, la participación.
De otra forma, no será más que un eslogan, una mirada con sentido de paradoja de lo que es construir verdadera comunidad. Una donde el temor a un representante popular no sea un sentimiento natural.