“Hay, pues, necesidad de una nación que, consagrando la inviolabilidad del individuo, consagre la unidad del deber y perpetúe purificando la bella tradición latina de la sociabilidad, el germen de fraternidad latente, ese fondo de espontaneidad y de entusiasmo por lo bello, irradiación del arte, legislación de la intuición, paternidad para con el débil, epopeya de la filosofía y de los instintos generosos”.
Francisco Bilbao, fundador de la Sociedad de la Igualdad.
“Ese arreglo prevaleciente por 20 años no puede seguir pues nos va a explotar en la cara”, dijo Ricardo Lagos, durante el ciclo de Conferencias convocado por la Gran Logia de Chile que abrió el debate para pensar en el país con miras hacia el 2030.
Lo hace en el marco de su análisis de que iniciamos un nuevo ciclo político, en él vemos que la forma en que se hace política se incide, no ha variado, y se ha hecho cada vez más autoritaria mediante la dictadura del dinero ultraconcentrado, pese a los intentos democratizadores que han venido desde la calle y la intelectualidad latinoamercianista.
Los partidos políticos sumidos en una crisis intentan remozar sus rostros, mientras otros actores simplemente han decidido fundar nuevos, intentando ingresar desde los márgenes para tensar el status quo.
{destacado-1}
Y es que si leo bien al ex presidente, Lagos no puede pretender que nos saltemos el Estado benefactor, porque cuando lo íbamos a tener, fue destruido e interrumpido por un golpe militar, que concesionó entre compinches a precio huevo empresas claves, muchas a intereses no nacionales, truncándose desde allí, la posibilidad de obtener las coberturas para que las Arcas Fiscales no queden cortas y terminemos cayendo finalmente en deuda externa a la banca Anglo, al FMI, al Banco Mundial o al BID, cuando la economía real está en suelo nacional papá, mamá.
No se puede pretender parecernos a la Alemania de Merkel, si Alemania primero educó y no concesionó todo, pues si bajan hoy barreras a la inversión extranjera, es porque primero crearon un Estado poderoso y en Chile éste ha sido desmantelado sin
cesar desde el 11 de septiembre de 1973.
Augusto Parra Muñoz, ex Rector de la Universidad de Concepción y ex Senador de la República lo advierte: “el régimen de económico debe ser revisado con urgencia. Debe revisarse en particular todo lo que se refiere a la explotación de nuestros recursos naturales en Chile”.
{destacado-2}
Llegó entonces el momento de que quienes creían que podían mantener engañada a la población con migajas, se retiren por su propia honra o hagan un mea culpa como corresponde. Llegó el momento de recoger los consejos de este desoído El Ciudadano, que es solo una herramienta comunicacional para la transformación social para un Chile más digno.
Póngase enfásis en invertir fuertemente en educación con cargo a la gran minería, inviértase en ciencia y tecnología para volver a desarrollar industria nacional y crear empleos decentes.
Los administradores se han ufanado de hacer crecer Chile económicamente, pero la pregunta es quiénes son los que realmente han engordado y a costillas de quién lo han hecho. Vergüenza deberías darles pues en vez de gobernar para sus pueblos, han actuado como capataces del gran capital. Y no nos vengan con cuentos, la desigualdad de los ingresos sigue aumentando la brecha y lo seguirá haciendo.
La distribución de la riqueza jamás será corregida mientras no exista un techo. No estamos contra la libertad económica, pero esta debe ser regulada en pos de que la libertad de cada persona, del individuo, no atente sobre las posibilidades del colectivo. Basta de favoritismos, actuemos con equilibrio.
Nos dijeron que el Bicentenario de la “Independencia”, era el 2010, tomando como punto de referencia la Primera Junta de Gobierno, cuando realmente la “independencia” de Chile se logra un 12 de febrero de 1818.
Y es que nos falta memoria, va ganado la esquizofrenia creada por los medios masivos desinformadores, que han ido destruyendo al ciudadano y dejándonos en calidad de clientes-consumidores; nos han alejado de todo centro y nosotros vamos por abrir el campo, el ágora y poner los temas sobre la mesa, aunque se quieran seguir haciendo los hueones.
Miguel de Unamuno decía “El resultado de la guerra del Pacífico valió a Chile el apodo de “Prusia de América” y la fuerza militar de este país no ha sido capaz de dar con identidad propia, sirviendo aún a imperios que no son éste naciente, fundido a los Andes enfrentando el Pacífico.
No hemos sabido valorar la diversidad de naciones que aquí habitan y pueden proyectarse al Mundo en un nuevo relato emancipador de nombre Chile, donde la hermandad de los pueblos en vez de ser tejida con Perú, Argentina, Bolivia y todos las naciones vecinas, fue hecha pasar por acuerdos y tratados urdidos inicialmente en otro idioma, que no fue el de la solidaridad, sino el del aprovecharse de la ignorancia. El de dividirnos.
Necesitamos grandes diálogos y acuerdos, otra forma de relacionarnos, que remuevan de raíz la dictadura del dinero de color “verde”, su poder coactivo, coercitivo pues corresponde a uno de los grandes desafíos si se quiere obrar soberbiamente desde la Presidencia para abrir nuestro destino Constituyente.
Quienes hayan financiado campañas de políticos, presidenciales, senatoriales, edilicias, no pueden ni deben definir los destinos de este territorio.
Los capitales nacionales que sí se metieron la mano al bolsillo y apostaron, podrían salir favorecidos de un nuevo y gran acuerdo,podríamos salir ganando todos, pero hace falta altura de miras y expulsar el miedo. Acordemos primero en español, luego en otros idiomas y latitudes. Los tratados no pueden venir redactados desde fuera. No queremos su ideal de “sueño americano” y tampoco queremos ser sus borregos, ni tampoco su vida, ni menos queremos una espada de Damócles sobre nuestras cabezas; no queremos terror ni bombazos que atenten contra las personas, repudiamos toda fuerza criminal y asesina, pues nosotros no queremos destruir lo bien obrado, sino erradicar lo injusto para refundarnos con dignidad y respeto a la diversidad de este fértil territorio, en miras a ya casi 200 años que se pronunció la “Independencia”.
Estimados(as), la longitud de este Chile podrá variar según el punto de vista del observador, pero creemos haber encontrado un punto de sensatez, que a más de alguno causará curiosidad y a otros nostalgia.