Siempre quise escribir una crónica de este tema y con este título.
Me han dicho en infinidad de ocasiones, -ya parece rezo de antes de irse a dormir- que debo cambiar de estrategia si quiero conseguir esposo porque siendo quien soy no lo lograré, que no debo ser tan clara y directa cuando hablo y que por nada del mundo debo contar en qué trabajo. Que debo fingir tener buenos modales y sonreír siempre porque a los hombres les gustan las mujeres alegres pero tampoco que ría a carcajadas porque así parecería libertina, y que por nada del mundo hable de ideologías y mucho menos de revoluciones porque entonces los voy a espantar y van a salir corriendo.
Que no hable de inequidades, derecho al aborto ni de que “el amor es el amor” sacando a bailar a las parejas del mismo género, porque se pone pesado el ambiente y les corto todo ímpetu por llevar la conversación a otras latitudes más románticas – y de conquista-. Que debo tener bien claro que es el hombre el que corteja, el que invita, el que dirige, el del primer paso, es él quien debe tener el control de la situación, que no haga lo contrario porque entonces pareceré ramera y nadie me verá con seriedad.
Que diga que asisto a misa por lo menos una vez al mes, porque a ellos les gustan las mujeres creyentes y que por favor resalte mi fascinación por la cocina y el ambiente hogareño porque eso los atrae. Que ni se me ocurra tomar licor enfrente de un posible candidato porque entonces estaría dando mala imagen desde el inicio y me vería como una mujer fácil –libre, quieren decir- y que si lo hago que sea una copa de vino y que jamás se me ocurra pedir una cerveza y menos en botella porque es de muy mal gusto. Que el que no fume es un punto a mi favor porque una mujer que bebe y fuma lleva pegado el cartel anunciando que es puta y de las fáciles – de las autónomas quieren decir-.
Que me deje crecer el cabello porque parezco lesbiana así, que me maquille porque eso los atrae y que use un poco más de escote para dejar ver “mis encantos” porque eso los provoca y les da valor para tomar la iniciativa, que aproveche el candelero y use ropa sugestiva que lo resalte. Que de vez en cuando use zapatos de tacón y que me pinte las uñas porque así como las tengo parezco niño marginal. (Lo soy).
Me dicen que me quede callada cuando el tema de conversación no sea de mi gusto pero que por nada del mundo me revele porque eso no les agrada, a ellos les gustan las mujeres dóciles.
¿ A dónde ir para conseguir un esposo en U.S.A.?
Los buenos partidos –me dicen- se encuentran en los museos, casas de té, en recitales de poesía, en óperas, en eventos donde la música de fondo sea instrumental, en obras de teatro, en restaurantes finos – y carísimos- en librerías de prestigio, en reuniones sociales organizadas por consulados y la crema y nata de la comunidad migrante, debo buscar un gringo ojos azules y adinerado para no pasar penas y sobre todo para mejorar la raza, para que mis hijos ya no salgan negros como yo – y latinos mucho menos-, que si no es gringo que sea por lo menos europeo que viene siendo lo mismo. {destacado-1}
Que no piense en el amor sino en la estabilidad económica porque el amor se acaba cuando acaba la pasión. Que por nada del mundo diga que soy indocumentada. Que resalte que soy escritora y poeta y diga que soy periodista independiente, que no diga que tengo un blog sino que soy corresponsal de varios medios internacionales porque eso realza y le da prestigio a mi letra. Que diga que ya he publicado libros y que se han vendido miles de copias alrededor del mundo porque las cifras son importantes para una presentación de esa índole, eso los impactará, se sentirán privilegiados de conversar con una escritora tan exitosa y les dará el empujoncito para que propongan de pronto una salida al cine, a cenar o al teatro. Que espere por lo menos un mes para tener relaciones sexuales porque si lo hago antes me veré muy puta y ellos perderán el interés, que no me pase del mes sin haberlas tenido porque entonces se buscarán otra.
Que asista a clubes nocturnos ubicados en el corazón de la ciudad, -de esos donde una bebida cuesta la mitad del día de trabajo de un salario de indocumentada- y que compre por lo menos dos mudas de ropa finas y elegantes para ese tipo de ocasiones, que no me ponga mis chirajos viejos y desteñidos porque la presentación lo dice todo. (Estoy frita entonces, porque desde niña mi ropa la he comprado en tiendas de segunda mano).
Que no coquetee y que controle hacia dónde se dirige mi mirada, que finja estar prestando atención cuando ellos hablen porque no hay nada que les guste más que sentirse escuchados y admirados, que me ría de sus chistes y que se los celebre, que los haga sentir que son la protección que necesitaba en mi vida porque eso los halaga, que finja debilidad porque eso los cautiva, se sienten protectores y salvadores indispensables.
Que por nada del mundo diga que limpio baños y que crucé la frontera de mojada y para nada mencionar ningún desierto que eso no les interesa a ellos, que al contrario explote mi cuerpo y mi color de piel que por ser oscuro es seductor. Que sea inteligente y que piense con el cerebro y no dé paso al sentir del corazón. Que cuando los tenga en mis manos los seduzca hasta sacarles los papeles y con esto asegurar mi estadía legal en el país, porque voy para vieja y la piel se arruga y todo se cae y lamentaré no haber aprovechado mi juventud. Que inmediatamente me ponga el apellido de mi esposo porque eso me coloca en diferente situación en la sociedad, me respetarán más. Que sea puta en la cama y dama en la calle. Que finja orgasmos. Que sonría cuando quiera llorar. Que cuando esté enojada no lo diga y cuando me sienta defraudada respire profundo y continúe porque eso es el matrimonio. Que si hay amantes no me sienta traicionada porque es la naturaleza del hombre.
Que vaya a tomar unas clases de table dance para impresionarlo, porque si no lo hago yo en casa lo hará otra en la calle y me lo quitará. Que lo busque con maestrías y post grados en universidades, que me fije en la marca de ropa que lleva puesta porque eso anuncia cómo está su economía, que no lo busque bohemio, artista ni soñador porque esos no tienen ni en dónde caerse muertos. Que los sensibles no sirven para nada, que esos que andan de bochincheros en manifestaciones son ladrones principiantes. Que puede ser joven pero que es preferible que lo busque viejo, divorciado y con hijos porque esos son los más consentidores y sueltan más rápido las tarjetas de crédito. Que si es posible no diga que crecí en un arrabal y para nada mencionar que vendí helados en un mercado, eso le quita romanticismo a la conversación, que no hable mucho de mí, que me dedique a escucharlos. Que me case de blanco y si es posible de una vez por la iglesia, y si fuera necesario embarazada para amarrarlos al compromiso. Que si es necesario fingir que soy virgen lo haga porque todo sacrificio tendrá su resultado, en el futuro seré una señora, esposa de un gringo, madre de niños gringos, tendré documentos y cambiará mi posición social. Que deje de andar de soñadora tratando de salvar el mundo y que le baje el tono a las notas que escribo. Que tenga más tiempo libre y lo utilice en encontrar un esposo en U.S.A.
Y yo pregunto, ¿y si no quiero esposo? Si lo que quiero son amantes, ¿Cuáles deben ser los requisitos para ser una amante en U.S.A?
Más letal aún, ¿si en lugar de esposo quiero una compañera? ¿Cuáles son los requisitos para tener una compañera o esposa en U.S.A? ¿Y si quiero estar sola? ¿Cuáles serán los requisitos para que la gente no se meta en lo que no le importa?
Por supuesto, ni uno solo de los “consejos” he seguido, soy de las yeguas que se desbarrancan solas con su gusto y con su gana.
Y es cuando uno piensa en el enorme trabajo que está por delante en cuestiones de equidad de género, estereotipos, prejuicios, y tantas cosas más. ¿Qué será de la semilla si seguimos pensando y actuando bajo esos patrones tan limitantes y opresores? Enseñar a aparentar y a mentir en lugar de ser bajo cualquier circunstancia y hablar con la verdad siempre. ¿Qué clase de humanidad somos?
Si alguien se identifica con éstas será pura coincidencia –de patrones de crianza y normas de sociedad patriarcal y mojigata-.