Hasta las últimas consecuencias llegará la madre del fallecido sargento segundo Cristian Vega, Teresa Cornejo, para esclarecer lo ocurrido con su hijo al interior de la Academia de Guerra Naval de Valparaíso la madrugada del 24 de marzo de 2011.
La familia del marino conversó con El Ciudadano para denunciar una serie de irregularidades administrativas y vicios en la investigación del hecho que permiten cuestionar la versión proporcionada por la Armada, en orden a que el sargento Vega se quitó la vida y que en su muerte no existiría participación de terceros.
Un informe particular elaborado por el perito Jaime Brieba – el mismo del caso Gervasio – cuestiona que la PDI no haya levantado huellas dactilares del arma implicada en el supuesto suicidio, ni que tampoco se estableciera la trayectoria de la bala que habría impactado en el cráneo del marino. Tampoco se determinó si el proyectil encontrado en el sitio del suceso presentaba muestras orgánicas.
Esa noche, Vega cumplía funciones como jefe de guardia en la Academia de Guerra Naval, ubicada en calle Villaseca con Pedro León Gallo, en Playa Blanca. Estaba casado con otra funcionaria, que ejercía un puesto de secretaria en la Dirección de Inteligencia de la Armada, y esperaba un año más para acogerse a retiro y aprender el inglés a fin de conseguir un nuevo empleo en Codelco.
Pasadas las 12 de la mañana, el marino de 37 años ingresó a la Sala de Armas. Fue en ese lugar donde, según la versión oficial, Vega se disparó y fue encontrado sin vida horas más tarde, sentado en un escritorio.
Investigaciones entrevistó al cabo primero Rodrigo Carrillo Cárcamo, quien señaló que también vio ingresar a la armería, minutos antes de Vega, a un artillero de nombre Jorge López Ojeda. Extrañamente, en los videos que entregó la Armada a la familia del sargento, y que se encuentran adosados al sumario interno que instruyó la institución, no hay pista alguna de la entrada ni salida del artillero López.
Las incongruencias en los tiempos descritos por funcionarios que esa noche se encontraban de guardia en la Academia de Guerra Naval, llevan a la familia a presumir que el registro audiovisual fue adulterado y que el sargento fue en realidad muerto en otra habitación.
“Me entregaron un video con el sumario judicial y otro distinto con el sumario administrativo. En el del sumario judicial, el video se corta a las 4 de la mañana y aún no llega la PDI”, explica Teresa, quien está convencida de que su hijo no se mató.
Las conclusiones del perito Brieba son secundadas por la doctora Carmen Cerda, especialista en medicina forense. Un análisis de la fijación fotográfica del cadáver arrojaría, por la presencia de lesiones en el rostro, que el sargento Vega fue golpeado y que intentó defenderse.
Otro antecedente que genera suspicacias es la rapidez con que la Armada informó a los medios de comunicación, específicamente al diario La Estrella de Valparaíso, que la muerte del funcionario se había debido a “motivos sentimentales”, cuando ni siquiera se había iniciado una investigación.
Matías Rojas