El martes, el Partido Conservador liderado por el primer ministro Stephen Harper logró imponer en el Parlamento, con 157 votos a favor y 134 en contra, la moción que autoriza ataques aéreos en Irak y Siria durante un lapso de seis meses y rechaza el envío de tropas terrestres en la zona de combate.
Canadá participará de la nueva cruzada estadounidense en Oriente Medio con seis aviones de combate CF-18, una aeronave cisterna de reabastecimiento de combustible, dos aviones de vigilancia y uno de transporte junto a 600 efectivos para las operaciones de los aparatos.
Cabe destacar que las Fuerzas Armadas canadienses ya cuentan con 25 asesores militares en Irak y aspiran a elevar esa cifra a 69 consejeros como parte del esfuerzo para “asesorar” a las fuerzas kurdas contra los miembros de la organización terrorista, en respuesta a la petición del presidente estadounidense Barack Obama.
Tras la votación en el Parlamento, Harper se encargó de subrayar a través de un comunicado que la medida “no se ha tomado a la ligera”. “La amenaza que representa el EI es real. Si no la frenamos, esta organización terrorista crecerá y lo hará rápidamente”, subrayó el premier canadiense al tiempo que remarcó que su Gobierno no enviará tropas terrestres a los campos de batalla.
“Es fundamental que actuemos con nuestros aliados para frenar la expansión del EI en la región y reducir su capacidad de lanzar ataques terroristas fuera de la región, también contra Canadá., concluyó el primer ministro.
Las declaraciones de Harper coinciden con las del ministro de Defensa canadiense, Rob Nicholson, quien el fin de semana pasado justificó el envío de aviones de combate para atacar las posiciones del EI en Medio Oriente bajo el argumento de que el grupo representa una “amenaza directa” contra Canadá aunque ni él ni Harper ofrecieron detalles de la existencia de planes de la organización terrorista para atacar el país norteamericano.
Los dos principales partidos de la oposición, el Nuevo Partido Democrático (NPD) y el Partido Liberal (PL), votaron en contra de la autorización del envío de aviones de combate a la región tras acusar al Gobierno de Harper de involucrarse en una guerra “sangrienta”.
En este sentido, el líder de la oposición Thomas Muclair, denunció al primer ministro por “arrastrar a Canadá a una guerra prolongada sin un plan creíble para ayudar a las víctimas del terrorismo de EI”.
Por su parte, el Gobierno estadounidense celebró a través de un comunicado la decisión del Parlamento canadiense.
“Estados Unidos aplaude el despliegue canadiense de aviones de combate y reabastecimiento así como de inteligencia, vigilancia y reconocimiento para participar en la campaña de degradación y destrucción del EI en Irak”, indicó la Casa Blanca.