El director del Centre for the History of Emotions en la University of London, Jules Evans, defiende en su último ensayo (Philosophy for Life and Other Dangerous Situations: Ancient Philosophy for Modern Problems) que muchos de los problemas más acusados de nuestro tiempo, como la ansiedad, la depresión o el descontrol de las emociones se pueden combatir recurriendo a este tipo de filosofías. En su caso, se centra principalmente en las lecciones vitales del estoicismo.
Si recurrimos al legado intelectual de algunos de los más célebres samuráis, pocas diferencias encontraremos con las principales enseñanzas de los coach contemporáneos. El escritor y articulista en los diarios New York Times y Wall Street Journal Eric Barker ha revisitado alguno de los libros de cabecera más representativos de los guerreros del antiguo Japón.
El principal objetivo que todos ellos buscan no es otro que mantener la calma. Una cualidad que en la vorágine de la vida contemporánea, al igual que en la guerra, esconde la clave del éxito y la victoria. Es decir, tener la serenidad suficiente para poder leer el contexto en el que nos movemos y fijar los objetivos en el largo plazo. Claridad de ideas para tomar las decisiones correctas, sin improvisar y con la mirada puesta en el horizonte. Keep calm and carry on. Los samuráis lo expresaban así:
Shiba Yoshimasa (1349-1410):
La cualidad más importante de un buen guerrero consiste en calmar la mente para discernir qué piensa y cómo es el rival al que nos enfrentamos. En Training the Samurai Mind: A Bushido Sourcebook, el historiador Thomas Cleary, destaca que Yoshimasa hacía hincapié en los beneficios que se pueden obtener del análisis de la realidad, para preparar así el mejor ataque o defensa, según lo que más convenga.
Suzuki Shosan (1579-1655):
Cuando uno está agobiado, estresado y superado por las numerosas preocupaciones que ocupan nuestros pensamientos, entonces seremos incapaces de hacer las cosas bien y salir adelante. La mente es la mejor aliada del hombre, pero también puede ser su peor pesadilla. Hay conseguir situarse por encima de las preocupaciones para no ceder a los engaños de la mente, que nos confunden y neutralizan.
Kaibara Ekken (1630-1714):
“Un hombre noble espera al momento más adecuado para dar la mejor estocada, en un estado de calma absoluta”. Para tomar las decisiones más acertadas, en el momento justo y el lugar más adecuado, el estado de ánimo debe estar sereno, sin ningún tipo de exaltación ni distracción. El secreto de la guerra, confía Ekken, “consiste en mantener la mente impávida”.
Miyamoto Musashi (1584-1645):
Tanto en la lucha como en la vida cotidiana hay que tener capacidad de decisión. Para ello, hay que ser conscientes de la realidad que nos rodea, con un espíritu resuelto y sin tensiones negativas. Las prisas no son buenas consejeras, concluye Musashi en The Book of Five Rings (Start Publishing LLC).
Las claves para mantener la calma en un mundo acelerado
La calma, tan necesaria para desarrollar la creatividad, el talento y la búsqueda de la espiritualidad, se ha convertido casi en una utopía debido a la vorágine contemporánea, en la que los cafés para llevar y los sándwiches de máquina son la gasolina para mantener un frenético, y casi obligado, ritmo de vida. Un rasgo de nuestra contemporanea sociedad de la incertidumbre, en la que la falta de control y seguridad también puede combatirse con estrategias propias de los samuráis:
-Tener presente la fatalidad. Una de las principales enseñanzas del Código de Bushido (o del samurái) es que para mantener la mente en calma hay que tener presente la idea de la muerte en todo momento. “Cada día y cada noche, desde la mañana del Año Nuevo hasta la Nochevieja”.
Recientes investigaciones psicológicas han demostrado también que imaginarse siempre lo peor que le puede ocurrir a uno, ser consciente de los riesgos, por lejanos que sean, es una de las mejores formas para mantener la calma. Unas afirmaciones que contradicen los principios básicos de la psicología positiva. Se trata de lo que los estoicos denominaban “visualización de lo negativo”.
-Entrenar sin descanso y superarse cada día. Estar preparado para lo peor, anticipando escenarios conflictivos, es la mejor arma contra el miedo. Entrenarse pensando en situaciones difíciles nos ofrece una gran seguridad (y por tanto tranquilidad), pues sabemos que cuando las cosas se pongan tensas o tengamos que resolver algún conflicto estaremos capacitados para hacerlo.
-Fomentar la sensación de control. Concentrarse en lo que uno controla es un poderoso modo de reducir la ansiedad y afirmar la autonomía frente a las situaciones caóticas. Para ello, la mejor estrategia psicológica es exagerar poniéndose en los escenarios más adversos posibles.
Fuente: El Confindencial