Los kurdos sueñan con un Kurdistán independiente

El pueblo -de 30 millones de personas- se ha convertido en aliado clave de Occidente en la batalla contra el EI.

Los kurdos sueñan con un Kurdistán independiente

Autor: Nicolas Curi

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Con más de 30 millones de personas -según los cálculos más conservadores- los kurdos son un pueblo indoeuropeo considerado como la minoría étnica sin Estado propio, más importante del Oriente Medio.  Distribuidos en un territorio que actualmente se dividen Turquía, Siria, Irak e Irán, se mantienen unidos por una lengua propia y una cultura milenaria -del 612 a.C.-.

 El pueblo kurdo no deja de soñar con algún día tener un Kurdistán independiente. Estas son las razones de peso por las que batallan a diario contra el Estado Islámico (EI), pues algunos miembros creen  que ganar esta guerra podría contribuir a hacer ese sueño realidad.

La historia del pueblo kurdo,  empieza en el 612 a.C., según los historiadores que consideran a los kurdos descendientes directos de los medos. Esos principados kurdos se los disputaron por mucho tiempo el imperio otomano y el persa, que tenían sus capitales en lo que hoy son Turquía e Irán, destaca el portal de noticias BBC.

En esa pugna, los kurdos terminarían alineándose con el imperio otomano por razones religiosas que empezaron a ser cuestionadas a inicios del siglo XIX. Esa es una de las razones por las que con el desmembramiento del imperio turco, al final de la Primera Guerra Mundial, algunos kurdos -no todos- empujarían con fuerza la idea de un Kurdistán independiente.

La idea sería incluso recomendada por el Tratado de Sèvres, que certificó la rendición del imperio otomano en 1920.

Las mujeres y el campo de batalla

En la actualidad los kurdos se han erigido en una de las más importantes líneas de defensa contra los avances de los yihadistas en el norte de Irak y Siria, obligando a Occidente a reconocerlos como aliados clave en la batalla contra el EI.

Las mujeres han estado en el centro del movimiento kurdo casi desde la formación del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) en 1978, cuando tenía una fuerte influencia de las ideas marxistas-leninistas. Esto es en marcado contraste con muchos movimientos insurgentes en Oriente Medio.

Bajo el liderazgo de Abdulá Ocalan, quien cumple cadena perpetua en la cárcel, el PKK intentó reinventarse como “un movimiento social con autoadministración a nivel local, un tipo alternativo de economía, ecología y feminismo como pilares centrales”.

El grupo es percibido por muchas kurdas como un medio para el empoderamiento, son dirigentes de los comandos y hay un partido separado de féminas con su propio brazo armado.

Entre tanto, el principal partido kurdo en el Parlamento turco, el Partido de la Paz y la Democracia (BDP, por sus siglas en turco) aplica una cuota mínima de 40% de mujeres y siempre tiene un hombre y una mujer como presidentes conjuntos del partido.

La doctora Kariane Westrheim,  académica noruega que realizó trabajo de campo entre militantes del PKK en las montañas Qandil, en el norte de Irak, dice: “Incluso si el PKK tuviera asuntos de género en el temario, y también cofundadoras femeninas, las mujeres han luchado duramente para hacer escuchar sus voces y para desarrollar sus propias estructuras organizativas”.

En las últimas semanas, las fuerza kurdas han tenido amplia repercusión la heroica lucha de las combatientes de las  Unidades Populares de Protección kurdas (YPG) defendiendo la ciudad de Kobane, fronteriza con Turquía.

Kobane es una de las principales ciudades de la región kurda de Siria, más allá de la cual está la frontera y comienza la inmensa región del Kurdistán de Turquía.

La reticencia de Turquía a apoyar a los kurdos en Kobane es una muestra de que las fuerzas no han permitido un Kurdistán independiente.

Fuente: El Telégrafo 


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