En un comunicado, la organización conservacionista de Ol Pejeta (Kenia) ha informado de que Suni, como se llamaba el animal, no ha sido cazado. Sin embargo, se desconocen las causas de su muerte. «Los veterinarios del Servicio de Fauna de Kenia realizarán un examen post mórtem en cuanto les sea posible», ha confirmado la organización.
El comunicado ha querido evitar la hipótesis de cazadores furtivos recordando que «en 2006, su padre, Saút, murió por causas naturales a la misma edad que tenía Suni» en el momento de morir. Suni era uno de los siete rinocerontes blancos norteños que quedaban en el mundo.
Además, era uno de los dos machos que quedaban que podían tener crías y uno de cuatro rinocerontes blancos norteños que el zoológico checo trasladó a África en diciembre de 2009 en un intento por salvar a esta especie de la extinción.
El zoológico confiaba en que pudiera ser más fácil para esos animales reproducirse en libertad que en cautiverio.
La situación de esta especie está cerca de la completa extinción, lo que la Conservación de Ol Pejeta ha calificado de un «triste testimonio de la avaricia de la raza humana».
EP