«Las políticas siguen consolidando el poder del capital» Entrevista a Serge Halimi, Director Mundial de Le Monde Diplomatique

Creo que entrevistar a Serge Halimi es un desafío para cualquier periodista

«Las políticas siguen consolidando el poder del capital» Entrevista a Serge Halimi, Director Mundial de Le Monde Diplomatique

Autor: Ángela Barraza

Halimi

Creo que entrevistar a Serge Halimi es un desafío para cualquier periodista. Es un sujeto brillante que, dentro del contexto europeo, se desplaza excepcionalmente en materia de información y que, además, es propositivo en temas de políticas públicas y económicas para dar soluciones al constante estado de crisis que nos tiene agobiados y cuestionando el sistema imperante, pero sin saber realmente qué es lo que debemos hacer.

Hablar con él, a pesar de la barrera del idioma (él habla francés y yo español) es revelador. Entrega datos y referencias sobre el estado global de manera clara, al hueso, con datos duros que, de la forma planteada, dejan de ser ese muro de concreto contra el cual estamos cansados de darnos de cabezazos. BRICS, RRSS, FMI, paraísos fiscales, concentración de medios, Euros, Dólares, BCE, dejan de ser los conceptos alambicados que plantea el diario financiero o el análisis económico del Mercurio o de CNN y se encienden de manera nítida. Lo cual hace sospechar que la hegemonía de ciertos conceptos que manejan los medios “masivos” son otra forma de mantenernos en la ignorancia, porque así es como nos volvemos apáticos, pensando que lo que existe no puede ser cambiado porque escapa a nuestras posibilidades de comprensión.

El enfoque de esta reunión se dió en el marco de la concentración de medios comunicacionales, para develar en alguna medida la importancia, el impacto, las consecuencias del manejo informativo. Por razones de extensión y de tiempo, esto es una aproximación parcial pero que, da algunas luces al respecto.

La entrevista fue realizada en el Centro Cultural Montecarmelo y fue posible gracias al ciclo “Universidad, Arte y Ciudadanía”, que organiza la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y a Víctor de la Fuente, Director de la edición chilena de Le Monde Diplomatique quien, con toda la paciencia, sirvió de intérprete para que esta publicación se hiciera posible. Para todos, mi más profundo agradecimiento.

Serge, en nuestro país, el tema de la concentración de los medios es paradigmático. Esta problemática se originó en la dictadura y sorprende que la política (que necesita infinitamente de los medios de comunicación), lejos de ser una fuerza de resistencia crítica a este modelo, al parecer, se ha ido acomodando y ha ido limando asperezas para sistematizar aumentar y volver amables, sus aparecimientos públicos. Esto no sucede solamente en Chile, sino a nivel mundial. ¿Por qué?

Es un hecho que los grandes grupos económicos, en casi todos los países, son los dueños de los medios de comunicación y, a pesar de que se han establecido políticas públicas que han intentado regular el tema de la tenencia de los medios, lo cierto es que no se han puesto en práctica y no hay fiscalización para que dichas leyes se hagan efectivas. Lamentablemente los gobiernos, al parecer, no ven un problema real en la concentración de medios, a pesar de que los nombres de ciertos grupos de poder sean los dueños, como Cisneros, Azcárraga o Slim, por ejemplo, en el caso de América Latina.

En el caso de Francia, Hollande, desde hace años está practicando una política económica que se alinea con la prensa y, los medios, en términos generales le marcan el compás a la política a punta de sondeos, encuestas y alertas.

Los medios masivos son la vitrina de la política y, en este sentido, difícilmente pueden ser normados.

Históricamente los ricos han invertido para tener influencia y luego ejercen ese poder para volverse más ricos. Es así como influyen fuertemente en los Estados: votan más, financian más, invierten en medios y hacen presión sobre ediles y gobernantes para cobrarles sus cargos ya que están donde están gracias a los medios, al manejo de la opinión pública y a la inversión que realizaron en sus campañas. De esta forma se garantiza que las políticas sigan consolidando el poder del capital.

Obviamente lo que plantea Halimi nos hace sentido en Chile, sobre todo por lo que se ha develado en el caso Penta. Un ejemplo claro de lo que habla Halimi, en nuestro país es lo que está sucediendo con el tema de la Ley de pesca, la que entrega nuestros recursos marinos en manos de privados, vulnera a nuestros pescadores artesanales y fue aprobada con urgencia en el gobierno de Piñera y ahora nos estamos enterando de que las empresas pesqueras favorecidas con esta ley, fueron las que financiaron las campañas de ciertos legisladores del sector sur que fueron, precisamente, los que votaron a favor de esta ley. Entonces ¿Cómo podemos frenar esto? ¿Cuáles son los ejes centrales que debe asegurar una ley orgánica de prensa para que la pluralidad y democratización de la información esté garantizada en un estado? Pregunto justamente porque en Chile se está analizando una eventual reforma a la ley de medios.

Bueno, para que la pluralidad y la democratización de la información sucedan, los Estados deberían asignar recursos que garanticen un correcto funcionamiento de los medios en materia de impresión, edición y distribución. En el caso puntual de Francia, el Estado efectivamente asigna recursos, pero el problema radica en la distribución de éstos, los que evidentemente, están favoreciendo a un sector determinado de la prensa.

¿Cuál es la importancia real de los medios comunitarios e independientes y por qué razón son perseguidos por los Estados?

Los medios independientes y comunitarios son muy importantes porque finalmente son los que diversifican la información. Dan otros puntos de vista y la entrega de esta información no está mediada por grandes intereses económicos. Sin embargo, lamentablemente, los medios independientes o comunitarios se enfrentan a la problemática de la audiencia ya que, al no contar con los recursos, llegan a una cantidad reducida de personas y desde este punto de vista, pasan a ser marginales y no son capaces de contrarrestar el peso de los grandes medios. Respecto de la persecución a estas entidades, pasa más por un tema de concentración de información. Las empresas de medios que son más grandes buscan la hegemonía mediática y de acuerdo a lo que postula el neoliberalismo, todo es un bien de consumo y puede capitalizarse. De acuerdo con esto, las nuevas audiencias de los medios pequeños también pueden ser “mis audiencias”, “mis clientes” y un nuevo mercado. Por eso las persiguen.

Considerando que, la aparición de los medios digitales y las redes sociales han sido determinantes para que la opinión pública esté prescindiendo de los medios oficiales para formar su opinión en términos políticos y sociales y que, como en el caso de Egipto, se han desestabilizado gobiernos gracias a estas tecnologías. ¿Cómo analizas este nuevo escenario?  

La verdad es que en el caso de Egipto, la revolución se dio en la calle. Se trató de vender esta idea de que había sido la “revolución del twitter” pero la lucha se dio afuera. No hay que olvidar que estas tecnologías son nuevas y, por lo mismo, nadie tiene la verdad frente al hecho de lo positivas o negativas que pueden ser las utilizaciones que se hagan de estas herramientas. También las redes sociales son utilizadas para controlar, geolocalizar, monitorear y vigilar lo que está sucediendo. Por otra parte también han sido utilizadas de parte de la gente para denunciar los abusos de la represión de las fuerzas militares y de orden. Sin embargo y a pesar de las denuncias, no podemos olvidar el hecho concreto de que hoy, de todas formas Egipto está viviendo una dictadura.

Es un sentimiento colectivo el hecho de que los medios de prensa han perdido su capacidad crítica real y que bajo una postura similar a la crítica -que en realidad es aparente- lo que hacen es farándula y propaganda a las empresas de los grandes grupos económicos. ¿Cuál es el mea culpa que tienen que hacer los periodistas en este sentido? Considerando que las herramientas para construir un periodismo de calidad, existen y al ser rostros de los medios, están avalando el dominio “institucional” de la información y esta manera mediocre de ejercer la profesión.

Los periodistas que trabajan en estos medios no son inocentes respecto de la función de la comunicación y de la forma en que se realiza. Obviamente, los personajes involucrados en estos medios, los llamados “periodistas estrella” capitalizan la visibilidad que adquieren mediante su desempeño laboral y algunos son capaces de hacer cualquier cosa por aparecer ya que mediante estas vitrinas adquieren liderazgo, el cariño de la gente, se vuelven “voces autorizadas” por decirlo de alguna manera y gracias a esto después pueden, desde vender un libro, hasta realizar eventos como bailar en discotecas. Estos ejercicios son egóticos y de capitalización.

Por ejemplo yo, no asisto jamás a ningún programa o medio de comunicación si es que no puedo dar una opinión seria y acabada de un asunto, por ejemplo, de política nacional en el que tenga que exponer una idea en un minuto. ¡Quedaría como un loco! y perdería credibilidad. En este sentido, los medios y la gente que trabaja en ellos, no pretenden formar opinión ni conciencia. Menos educar.

A lo largo de la historia de la comunicación social se ha visto un aparato inmensamente crítico hacia los Estados, cuando a través de medios estatales realizan “propaganda política”. Por qué, cuando esta misma conducta es ejercida por los grandes consorcios empresariales, esta situación, lejos de ser criticada, es naturalizada y se trasviste de “libertad” cuando sabemos que no es así. Según tú, cuál es el fenómeno social que ampara esta conducta.

Según mi experiencia, lo que planteas es demasiado pesimista en relación con lo que me ha tocado ver en los países que he podido visitar. La gente sí es capaz de darse cuenta de que los medios de comunicación, ya sean institucionales o meramente comerciales, responden de acuerdo a sus intereses y que no funcionan en base a las libertades. Un claro ejemplo de esto es que en Francia, por más que los medios levantaron a Sarkozy, no fue reelegido.

Algo similar pudimos ver en Italia, con Berlusconi, uno de los hombres más ricos del país y dueño de los medios de comunicaciones más grandes de Italia. Lo mismo pasó acá en Chile con Piñera quien, antes de ser presidente, era dueño del canal de TV Chilevisión.

Claro. Las dinámicas de poder-empresa que se dan en estas instancias no son todopoderosas.

Finalmente, cuál es tu opinión de los medios de prensa que están funcionando actualmente en Chile desde la institucionalidad.

La verdad es que no soy un experto respecto de lo que sucede acá en Chile. Sin embargo y, a pesar de que soy francés, tengo bien claro y todos sabemos el rol que jugó, por ejemplo, El Mercurio en tiempos de dictadura y en el proceso de conspiración en contra de Salvador Allende. Esto no sólo respecto de Edwards, como dueño del medio, sino también en cuanto al trabajo de ocultamiento que se realizó y en el que participó todo un equipo de profesionales.

la foto 4 Serge Halimi


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