“Obviamente los republicanos tuvieron una buena noche. Y merecen el crédito por llevar adelante buenas campañas” electorales, sostuvo Obama a pocas horas de que los republicanos lograran arrebatar el control del Senado a los demócratas y ampliaran su mayoría en la Cámara de Representantes, haciéndose del control total del Congreso.
“Que sepan los que votaron que los escucho, que sepan los dos tercios que no participaron que también los escucho”, expresó el mandatario al tiempo que advirtió que los estadounidenses “están prestando atención para ver si” demócratas y republicanos, “somos serios sobre comprometernos y ser constructivos”.
Al respecto, Obama se mostró dispuesto a conocer la agenda republicana y a trabajar en áreas en las que pueda llegar a haber acuerdos, como el comercio exterior o la reforma tributaria, pero indicó también que le llegarán leyes a su escritorio que no estará dispuesto a promulgar por una cuestión de “principios”.
“No va a haber una adecuación perfecta, algunas ideas que yo tengo son buenas para la economía pero los republicanos no están de acuerdo, y ellos tendrán ideas que creen que ayudarán a la economía pero yo no creo que ayuden a la clase media”, manifestó y añadió “aún así, considero que habrá áreas en las que podremos estar de acuerdo”.
El mandatario detalló los temas que la Casa Blanca y el Congreso podrían comenzar a trabajar antes del receso de fin de año: el pedido de fondos para combatir el ébola, en el marco de la solapada recolonización de África; la autorización para continuar con la nueva cruzada en Oriente Medio so pretexto de la lucha contra la organización terrorista Estado Islámico en Irak y Siria; y la adopción de medidas para evitar que el gobierno cierre en enero por falta de presupuesto, tal como ocurrió un año atrás
Obama advirtió que existirán temas en los que ambos partidos no compartirán posiciones y que por lo tanto habrá proyectos de ley que no firmará. En este sentido, se negó a firmar la derogación de la reforma sanitaria, considerada uno de los mayores logros legislativos de su mandato -que aún así nunca logró aplicar de manera acabada- y que los republicanos amenazan con anular.
Además, el líder demócrata aseguró que antes de fin de año tomará las medidas que pueda y considere para llevar a cabo la prometida reforma migratoria adelantándose a que el nuevo Congreso decida aprobar una ley más acotada. “No voy a esperar más, ya he mostrado mucha paciencia buscando una solución bipartidista”, señaló.
Por último, y reafirmando su lugar de jede de Estado ante la derrota demócrata, subrayó, “soy la persona elegida por todos, no sólo por un estado o por un distrito en particular y la gente quiere que empuje duro para cerrar algunas de las divisiones, atravesar algunos de los atascos, hacer que las cosas se hagan”.
En tanto, el futuro líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dio una conferencia de prensa en la que buscó rechazar la idea de “un Gobierno disfuncional” por tener un Ejecutivo demócrata y un Legislativo republicano.
“Hay que empezar buscando sobre qué aspectos en común se pueden hacer progresos”, señaló aunque insistió en que el Senado volverá “a la normalidad” con su llegada al liderazgo ya que, según consideró, en los dos últimos años no hizo bien su trabajo.
Asimismo, destacó la llamada “revolución energética” que experimenta Estados Unidos e indicó su deseo de llevar a cabo el polémico oleoducto Keystone XL que cruza Estados Unidos y Canadá, denunciado por el grave peligro ambiental que acarrea.
En enero, con la nueva conformación del Congreso, comenzará un nuevo y último período del gobierno de Obama, en el que tanto demócratas como republicanos deberán lidiar con el fuerte malestar nacional ante el rechazo del rumbo que toma el país en el que la aparente polarización se desdibuja para llevar adelante políticas bélicas o de apoyo al sector financiero.