De acuerdo con distintos analistas, los llamados ‘Guerreros Unidos’ se componen básicamente de jóvenes armados que pertenecían a otros grupos criminales: son extremadamente violentos y cuentan con un radio de operación limitado a lo local que les permite tener un amplio conocimiento de la zona.
Al respecto, Raúl Benítez Manaut, experto en temas de seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirmó en una entrevista a la agencia AFP que Guerreros Unidos «son básicamente sicarios de entre 16 y 25 años, remanentes de otros grandes carteles, que mantienen sus armas y conocen el modus operandi del crimen organizado».
Guerreros Unidos empezó a cobrar fuerza a partir del 2011, después de separase del cartel de Beltrán Leyva —que se encontraba debilitado por la detención de Arturo Beltrán Leyva en el 2009— del cual eran sus principales efectivos en los estados de México, Guerrero y Morelos.
Según el periodista José Reveles, grupos criminales como Guerreros Unidos «más que numerosos, son violentos», de ahí que los expertos los consideren como un ‘minicartel’ que comete principalmente delitos como el secuestro y la extorsión.
«Las nuevas bandas son más locales y depredadoras; en el caso de Guerrero el fenómeno se agrava por la histórica debilidad institucional; nada les ha frenado y se han apoderado de poblaciones como Iguala. Guerreros Unidos es el ejemplo más claro», afirma el analista Alejandro Hope en una entrevista a ‘El País’.
No obstante, las autoridades mexicanas también les atribuyen una importante participación en el mercado de estupefacientes de EE.UU., principalmente en la producción de amapola, que ha proliferado en los últimos tres años en los alrededores de Iguala, lugar donde desaparecieron los estudiantes.