América Latina es la región donde más se ha generalizado la elección de mujeres como dirigentes políticas y actualmente Chile (Michelle Bachelet), Argentina (Cristina Fernández) y Brasil (Dilma Rousseff) cuentan con presidentas.
Europa tiene en su nómina a la mujer más poderosa del mundo -según la revista estadounidense ‘Forbes’-: La canciller alemana Angela Merkel. Helle Thorning-Schmidt, en Dinamarca; Laimdota Straujuma, en Letonia; Erna Solberg, en Noruega; Ewa Kopacz, en Polonia; Dalia Grybauskaite, en Lituania, y Nicola Sturgeon, en Escocia, dirigen sus respectivos gobiernos, mientras que la kosovar Atifete Jahjaga y la maltesa Marie Louise Coleiro Preca ocupan cargos de presidentas.
El ascenso de la mujer al poder en África lleva el nombre de Ellen Johnson-Sirleaf, que en 2006 hizo historia al asumir la Presidencia de Liberia. Tan sólo le acompaña actualmente Catherine Samba-Panza, que este año se convirtió en mandataria interina para tratar de poner fin a los enfrentamientos interreligiosos.
Asia, por su parte, ha vivido el caso peculiar de Bangladesh, donde Gobierno y oposición llevan años dominados por mujeres. Sheij Hasina comenzó este 2014 su tercer mandato como primera ministra bangladeshí, si bien parece un caso puntual en un continente donde sólo la presidenta surcoreana, Park Geun Hye, rompe la hegemonía masculina.
La Unión Interparlamentaria (UIP) y ONU Mujeres lanzaron en marzo el Mapa de Mujeres en Política y alertaron, con cifras y gráficos, del ‘techo de cristal’ que sigue existiendo en el mayor número de países. Así, aunque el informe percibe ciertos avances en niveles de mando medio, los cargos de mayor peso siguen estando reservados por aplastante mayoría a los hombres.
Un 17,2 por ciento de los cargos ministeriales estaban ocupados por mujeres a 1 de enero de 2014, mientras que la proporción en el caso de representación parlamentaria suponía un 21,8 por ciento. Ambos datos reflejan una subida en comparación con el año precedente.
Por regiones, América Latina comenzó 2014 con un 22,9 por ciento de mujeres ministras, lo que le sitúa a la cabeza de una lista en la que sigue África, con un 20,4 por ciento. En Europa, la proporción cae al 18,2 por ciento, aunque en los países nórdicos un 48,9 por ciento de los puestos ministeriales estaban ocupados por mujeres.