Caupolicán
Esa mañana, en el principal
lugar del villorrio, en Pilmaiquén,
con la presencia del jurado,
Iintegrado por los caciques
Rengo, Colo Colo y Tucapel,
la Comunidad Mapuche
se reunió con gran gentío
desafiando lluvia, viento y frío,
para ver lo que pronto
empezaría a suceder.
Instantes después,
se escuchó la voz fuerte del Cacique,
“Que venga Caupolicán”,
presuroso llegó el fornido mocetón,
de vasta mirada altanera,
respondiendo con voz firme y severa,
Yo soy Caupolicán.
Le abrieron paso entre la multitud,
ansiosa por verlo,
y lo llevaron donde había un pesado
tronco de pehuén en el suelo.
Enseguida el Cacique ordenó,
“écheselo al hombro y comience a caminar,
tan lejos donde pueda Usted llegar”.
El aspirante a Toqui,
con torso desnudo y pies descalzos,
se inclinó, lo tomó en sus brazos
y con gran rapidez, como de puma un zarpazo,
se lo echó al hombro y empezó a caminar,
obedeciendo asi la orden
que acababa de escuchar.
La muchedumbre, compuesta por Caciques,
Lonkos, mujeres y niños, sorprendida
por lo que estaban viendo,
lo acompañaban, vitoreando su nombre
al son de trutrucas y kultrunes,
cuyo eco llegaba muy lejos,
rompiendo el silencio de bosques y senderos,
engalanados de Copihues rojos y blancos,
por donde iba cruzando el indómito guerrero,
ungido Toqui,
después de haber caminado dos días y dos noches,
que lo vieron en su proeza,
soportando el pesado tronco al hombro,
de áspera corteza.
por Bruno Bernal Díaz
Poeta, maratonista y personaje emblemático de Valparaíso
Publicado inédito por El Ciudadano