De un lado, los edificios del gobierno y los centros comerciales que empiezan a florecer en La Paz; del otro, el mercado multicolor de El Alto.
Abajo, el centro del poder, la élite y el dinero; arriba, un mar de emigrantes del campo donde se habla el aymara.
Dos mundos ahora conectados por la nueva maravilla de la ciudad boliviana: su teleférico.
Esta infraestructura, inaugurada en mayo a un costo de casi US$235 millones, y que está por estrenar su tercera línea, la verde (hay ocho planificadas para el futuro), no sólo redujo significativamente el tiempo de viaje entre La Paz y El Alto, convirtiéndose en uno de los medios de transporte más populares de la ciudad sede del gobierno y en símbolo del desarrollo económico.
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Según sus creadores, también está ayudando a interconectar las distantes realidades de este rincón de Bolivia, y esperan que el teleférico pueda ayudar a la integración de los barrios y su población del mismo modo que el metro lo hizo a comienzos del siglo pasado en ciudades de Europa y Estados Unidos.
Las estaciones del teleférico se encuentran a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. El servicio transportó a unos 5 millones de pasajeros desde su inauguración, que pagan US$0,40 por viaje.
Visto en BBC Mundo