La semana pasada l Comité de Salvaguardia de la institución se reunió en París del lunes al viernes para elegir 4 expresiones culturales latinoamericanas: el baile chino, que se practica desde la región del norte Chico hasta la zona central de Chile; la fiesta de la Virgen de la Candelaria, una tradición de carácter religioso celebrada en febrero en la ciudad de Puno, Perú; el Pujllay y el Ayarichi, que son músicas y danzas de la cultura yampara practicadas en temporadas de lluvia y sequía en Bolivia, respectivamente; y la lengua de los mapoyos, un pueblo indígena de Venezuela.
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Esta última, que se trata de una tradición oral de la Guayana venezolana hablada por solo unas 200 personas, sobre todo ancianos, y requiere medidas urgentes de salvaguardia, porque está amenazada de desaparecer. En vista de salvaguardarla el país puede pedir ayuda financiera internacional para, por ejemplo, “impartir clases a niños y asegurar su conservación”, explica Lucía Iglesias, portavoz de la UNESCO. Otras dos prácticas africanas fueron incluidas en la lista este año: una ceremonia de purificación de los jóvenes varones en Uganda, y la danza isukuti de Kenia.
Se trata de un reconocimiento a estas costumbres con el objetivo de mantenerlas vivas a largo plazo para que lleguen, en lo posible intactas a las futuras generaciones. De hecho, los países se comprometen a mantener sus características originales, sin que estas disciplinas sufran “recreaciones artificiales”. Para hacer un seguimiento del cumplimiento, los países tienen que presentar cada seis años un informe sobre su conservación.
El Comité de Salvaguardia se formó en 2003 y desde 2008 hasta ahora ha elegido a 314 manifestaciones culturales, que se suman a las otras 38 expresiones que requieren una protección especial.
via Buen Diario