Fuerte represión a manifestantes en Tocopilla


Autor: Cristian

El gobernador Provincial de Tocopilla, Edgardo Solís Núñez, deberá asumir las consecuencias de sus actos y de sus dichos tras la violenta represión que sufrieron cientos de ciudadanos de la comuna que este viernes 18 de enero se manifestaron pacíficamente bloqueando las rutas a Calama y Antofagasta, además de obstaculizar la Avenida Teniente Merino.

El descontento de la población se debe a la falta de ayuda concreta a dos meses del terremoto, principalmente la descoordinación de los diversos servicios, la burocracia, las falsas promesas y las «diminutas» casas piloto que parecen una burla para las personas.
Las movilizaciones comenzaron a las 12 de la noche y convocaron a cerca de 500 tocopillanos. Lamentablemente, las legítimas protestas fueron reprimidas con inusitada violencia.
El caso más grave ocurrió en el sector sur, en la ex garita de la policía uniformada. Allí, alrededor de las 3 de la madrugada, las Fuerzas Especiales de Carabineros avanzaron con sus escudos y comenzaron a golpear con total brutalidad a quien se pusiera en su camino, agrediendo por igual a niños, jóvenes, mujeres y ancianos.
En el lugar había una mayor cantidad de mujeres, lo que al parecer fue un aliciente para que los «machitos» policías, amparados en la autoridad del gobernador, se dieran el gusto de agredir a destajo a las pobladoras. Fue una escena propia de una dictadura, con mujeres siendo arrastradas por el pelo, niños de dos meses casi ahogados por los gases lacrimógenos y un caos total. El saldo fue de varios detenidos y numerosos lesionados, entre quienes se cuenta a una mujer que sufrió la fractura de su mano en presencia de su hijo menor y un hombre que fue golpeado en la cabeza.
Tras ser golpeados bestialmente, algunos jóvenes se defendieron lanzando piedras a la policía, pero esto no detuvo el accionar represivo de los «efectivos» de Fuerzas Especiales, funcionarios especialmente entrenados para agredir a las personas cuando algún jefe provincial designado por cuoteos políticos se las da de poderoso.
A las 5:30 a.m. comenzaron a ser reprimidos los vecinos del acceso norte, esta vez con refuerzos de Calama que incluyeron un carro lanza-aguas. Los manifestantes se refugiaron en el campamento Patria Alta o Rincón de Dios, hasta donde carabineros lanzó -sin medir consecuencias- numerosos proyectiles de gas lacrimógeno que terminaron afectando a ancianos y a una mujer embrazada, lo que derivó en la presencia de una ambulancia en el lugar. La bombas lacrimógenas llovían sobre las mediaguas.
Tras más de media hora de «batalla campal» a piedrazos y bombas lacrimógenas, momentos en que las personas estaban practicamente atrapadas en el lugar, los manifestantes pudieron salir de la zona y trasladarse a sus domicilios, concluyendo así más de 6 horas de movilización.
La comunidad responsabiliza de esta brutal represión al gobernador Edgardo Solís Núñez, quien respaldó totalmente el accionar de la policía uniformada, llegando a vociferar en la radio que los carabineros habían actuado «con sensatez». ¿Qué tiene de sensato arrastrar a una mujer de los pelos o lanzar una bomba lacrimógena dentro de un auto en el que había un bebé de dos meses?
El jefe provincial deberá asumir las consecuencias de sus actos y de sus palabras.
El gobierno se cerró a generar un diálogo honesto con los pobladores, quienes exigían un contacto con una autoridad nacional. Sin embargo, la respuesta de quienes ejercen el poder fue la violencia desmedida y brutal contra los tocopillanos, sin importar el caracter pacífico de la convocatoria ni el dolor que sufre la comunidad a dos meses del terremoto y con una respuesta a la emergencia totalmente descoordinada que mantiene al puerto en la incertidumbre.
Si la gente llegó a tomarse las carreteras fue debido a la desesperación y la rabia acumuladas.
Esperamos difundan y denuncien lo que está pasando en Tocopilla. La situación es complicada y están tratando de ocultar lo ocurrido.
A pesar de la represión que dejó a varios heridos, los tocopillanos demostraron que la gente tiene el poder, poniendo en aprietos a las autoridades que sólo supieron responder a palos.

El Polémico


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