El continente africano lleva años enfrentándose a un grave problema: los embarazos en mujeres adolescentes. Los anticonceptivos -como el preservativo- en estos países han encontrado grandes obstáculos para su implantación, como la educación religiosa o el machismo imperante que hace que muchos hombres no usen preservativo porque, simplemente, no quieren hacerlo, sea cual sea la preferencia de la mujer.
La consecuencia de negarse a usar métodos anticonceptivos durante las relaciones sexuales es un alto porcentaje de mujeres muy jóvenes obligadas a asumir maternidades indeseadas, sobre todo en las áreas rurales. Estas adolescentes, debido a los embarazos, se ven obligadas a abandonar sus estudios o los puestos de trabajo para dedicarse a sus hijos y su familia, sin opción.
El factor económico también es parte responsable del problema de los embarazos adolescentes, ya que el coste de los anticonceptivos más habituales en los países desarrollados, es demasiado elevado para los países en vías de desarrollo que no pueden asumir esa inversión.
Un informe sobre la población mundial realizado en 2013 por el Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA) indicó que en países como Guinea, Mali, Niger o Mozambique, una joven de cada diez es madre antes de cumplir los 15 años. Estos embarazos precoces duplican el riesgo de muerte o de fístulas obstétricas para estas adolescentes. El informe publió datos tan escalofriantes como que en el mundo, al año, mueren 70.000 adolescentes por complicaciones en el embarazo o en el parto.
Por estos motivos, la Fundación Gates (coordinada por el fundador de Microsoft, Bill Gates), la compañía farmacéutica Pfizer y la Fundación para la Inversión en la Infancia se unieron para llevar a cabo un proyecto común con el objetivo de desarrollar un anticonceptivo en forma de inyección con duración de tres meses y un coste inferior a un dólar. El acuerdo pretende llevar ese pequeño dispositivo a las mujeres de los 69 países más pobres del mundo para evitar que continúe aumentando el número de embarazos precoces indeseados. Gracias al diseño de la inyección no hay posibilidades de excederse en las dósis ni de reutilizar la aguja, lo que elimina el riesgo al contagio.
La Organización Mundial de la Salud calcula que en todo el mundo existen 222 millones de mujeres a quienes les gustaría controlar sus opciones de concebir un niño, pero que no usan ningún método anticonceptivo.
Después del ensayo realizado en Burkina Faso, los próximos paises a los que llegará el nuevo anticonceptivo son Níger, Senegal y Uganda.