La lucha del pueblo chileno por conseguir que derechos tan básicos como contraer matrimonio o tener hijos estén al alcance de todos es larga y continúa muy vigente actualmente. Tras los años de dictadura, surgieron movimientos que intentaron e intentan acercar posiciones con la población homosexual, pero aún hoy, casi comenzando ya el año 2015, sigue sin conseguirse nada.
Mientras que otros países latinoamericanos como Argentina, Uruguay o Brasil ya han aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo, Chile aún continúa en la lucha por lograr matrimonios igualitarios. En países como Colombia el matrimonio homosexual no está aprobado aún, pero las parejas del mismo sexo pueden documentar su unión ante un notario. Chile, en cambio, no reconoce aún nigún tipo de unión entre personas del mismo sexo. Tras esto queda entendido que, por supuesto, tampoco está reconocida la adopción de hijos o hijas por parte de las parejas formadas por dos hombres o dos mujeres.
Durante todo el 2014 el Senado ha debatido en varias ocasiones sobre el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), un proyecto de ley para mejorar las condiciones jurídicas y sociales de dos personas de igual o distinto sexo que, con o sin hijos, se aman, viven bajo un mismo techo y forman una familia. Este proyecto de ley se presentó como una alternativa al matrimonio para las parejas homosexuales o heterosexuales que no estuvieran de acuerdo con esa forma de unión.
La importancia que tiene este proyecto de ley para la sociedad chilena reside en que en la actualidad más de dos millones de personas conviven en pareja sin poder regular su régimen patrimonial, de salud y de herencia. Esto significa que dos personas que no crean en el matrimonio, no pueden unirse legalmente de ninguna otra manera.
El 7 de octubre el AVP fue aprobado en el Senado y el día 14 del mismo mes el Gobierno otorgó urgencia simple al proyecto, lo que significaba, según el presidente de la instancia Ricardo Rincón, que debería estar despachado a Sala antes de treinta días. Tras más de un mes transcurrido, el pasado día 21 de noviembre el comité político extraordinario reunió a la presidenta Michelle Bachelet, y parte de los ministros, para fijar el calendario de actividades legislativas. En esa reunión que duró casi 12 horas, se decidió que los proyectos más complejos, como el Acuerdo de Vida en Pareja, tenían de fecha límite hasta el 31 de enero de 2015, cuando termina el año legislativo. Otra prorrogación más para un proyecto de ley que sólo busca la igualdad de derechos y obligaciones para todos los ciudadanos.
Hoy, el Ministerio de Bienes Nacionales ha hecho público un spot para promocionar que «el acceso a lo nuestro es patrimonio de todas y de todos». En el anuncio aparece una familia tradicional compuesta por un padre, una madre y dos niños; un hombre jóven sólo; y para finalizar, una familia formada por dos mujeres y una niña. Tras este anuncio surge una duda: ¿esto qué significa? ¿Es una señal de compromiso del gobierno con la extensión de derechos y libertades a toda la sociedad chilena?
En los últimos meses, los chilenos han avanzado mucho en cuanto a la aceptación de conductas o valores que antes eran menos aprobados por el conjunto de la población. Hace unos días las Corte Interamericana de Derechos Humanos falló a favor de la jueza Karen Atala, a la cual se le había cuestionado su compatibilidad para ser madre, habiendo reconocido ser lesbiana. Tras una dura lucha, la magitrada logró para ella y para sus hijas una terapia reparatoria por haber sufrido discriminación en los Tribunales.
Otra muestra del avance social en el reconocmiento de derechos y libertades sociales podemos verla en los resultados obtenidos el pasado mes de noviembre en la encuesta realizada por la UDI.
Un 45,7% de los encuestados se posicionan a favor de que las parejas homosexuales tengan derecho a contraer matrimonio. El 39,9% de los encuestados piensan que una pareja de hombres puede criar a un niño o niña tan bien como lo haría una pareja heterosexual. Se puede comprobar revisando los resultados que, en general, las cifras de aprobación ante estas preguntas han aumentado considerablemente en un año, aunque continúan siendo demasiado bajas si tenemos en cuenta que más del 50%de los encuestados se muestran todavía en contran.
En el rango de edad donde se percibe más el aumento de la tolerancia y respeto es en la poblacion de entre 18 y 29 años, las nuevas generaciones. Esto demuestra que la sociedad chilena se adapta a los nuevos tiempos dejando atrás un pasado retrógrado y restrictivo que, lejos de olvidar, lo que pretenden es superar.