La relación entre el saber, modelo liberal de desarrollo y colonialismo es un tema escondido en la historia de las ciencias. Si bien hoy se miran con distancia las teorías científicas de superioridad blanca o las tesis sobre la degeneración de la raza, al revisar la historia de la institucionalización científica en Chile, las conexiones que se encuentran son sorprendentes.
Es el trabajo de los historiadores Cristián Palacios y César Leyton, quienes editan un libro que revisa el papel de la ciencia en la configuración del criminal en el siglo XIX, el nacimiento de la odontología en Chile, el caso Beckert de la legación alemana y el uso de las ciencias forenses en la identificación de los detenidos desaparecidos de la dictadura.
El libro también trae textos originales sobre eugenesia, antropología criminal y sexualidad, como el escrito de Augusto Orrego Luco sobre el cerebro de los criminales, publicado en 1880; o un escrito sobre policía en las grandes ciudades de Benjamín Vicuña Mackenna. También el texto trae líneas de tiempo que dan cuenta del desarrollo de las ciencias criminales en Europa y Chile.
La época abordada es un momento de consolidación de las técnicas de identificación policial y la masificación del registro civil y la cédula de identidad (1924), que en su comienzo fueron aplicados forzosamente sólo al mundo delincuencial.
El libro es el primero de tres libros editados por el Museo Nacional de Odontología (MNO), de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile y la Editorial 8 Libros. El segundo título incorpora al historiador Marcelo Sánchez: El Bulevar de los pobres. Racismo científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica siglos XIX y XX. El tercero, Ciencias y Salud: Historia y Enfermedad y la nueva cuestión social en Chile 1850-2000, tratará sobre salud pública, tema del diplomado de extensión en Historia de la Salud y de las Ciencias Biomédicas impartida por dicha facultad.
¿Qué relación podrían establecer entre ciencia y colonialismo?
– A partir de 1870 ciencia y colonialismo se hacen una sola experiencia histórica. Napoleón en sus conquistas territoriales imperiales le dio un lugar central a la ciencia como un factor del proceso de conquista. Médicos, ingenieros, lingüistas y etno-antropólogos anticiparon el arribo de los ejércitos, limpiando las zonas a ocupar de plagas (mosquito de la malaria, sistemas sanitario de las aguas por tifus), calculando y midiendo a los colonizado, sus recursos zoológicos y botánicos. También construyendo los medios de comunicación como puentes, caminos o vías sanitarias. En Chile, por ejemplo, la construcción del viaducto Malleco permitió la llegada del ferrocarril y el arribo del Estado chileno al territorio mapuche, obra de ingeniería militar que permitió la masacre y usurpación de sus riquezas.
También aquello fue justificado por los que hacían ciencia en la época.
– La especulación alimenticia y la obtención de materias `primas para la industria europea, potencio las políticas colonialistas hacia paises no europeos independizados. El dominio económico fue justificado con teorías científicas de superioridad blanca. Ese es el racismo científico, producto de una síntesis de ideologías cconservadoras y el degeneracionismo, paradigma científico que comienza a dominar desde el siglo XIX.
¿Cuál fue el contexto y características de inserción del positivismo científico en Chile?
– En Chile, a mediados del siglo XIX, los gobiernos liberales iniciaron una política de industrialización, trayendo una elite cientifica europea para la medición de su territorio en recursos naturales (mineros, agroindustriales, marinos). Como en otras partes de Latinoamericana, los naturalistas, una especie de científicos eclécticos debido a que no estaban definidas las especializaciones aún, eran los que sabían desde geología a biología, haciendo un gran catastro o registro de recursos del territorio, en el que entraban animales, etnias humanas o plantas. Este conocimiento naturalista puso los recursos naturales como materia prima, de estudio para la ciencia burguesa y el proceso industrial del colonialismo.
¿La expansión de la ciencia como método de conocimiento envolvió también la usurpación del conocimiento de los pueblos indígenas?
– La industria farmacéutica se alimentó de los toxicos de plantas y animales de los territorios colonizados. Para sus medicamentos, los etnólogos- antropólogos, registraron y midieron sus cuerpos para justificar fisiológicamente la inferioridad racial y por lo tanto, la razón de su dominio político. Este proceso inserto en la utopía de modernidad tuvo como costo la aniquilación de los pueblos indígenas y la usurpación de su conocimiento. Hay que recordar, por ejemplo, en el caso de la nación mapuche, cuya cultura tenía un conocimiento herbolario muy rico y su saber llegó antes de que la microbiología se desarrollara como ciencia, a dar un nombre específico al agente provocador de las caries, el piru, entendido como un gusano microscópico. O sea, antes de los descubrimientos de Luis Pasteur a fines del siglo XIX que abrieron camino a la concepción actual de las enfermedades como provocadas por microorganismos, los mapuche asimilaban ya una especie de bacteria o virus.
¿Se podría inferir una constante en los procesos de intervención científica de fines del siglo XIX en el continente?
– La determinación de un biotipo pobre defectuoso, por su naturaleza indígena, hizo de las ciencias biomédicas el aliado político perfecto de los gobiernos liberales-conservadores latinoamericanos. Las teorías degeneracionistas cumplieron un rol fundamental en el genocidio lento sobre los pueblos originarios y en la explotación laboral de los pobres. La medición de sus cráneos y cuerpos los condenó a estar afuera del progreso industrial. A través de la herencia o el fatalismo inexorable del destino, se justificara un contexto de diferencias de clases, estrategia de las clases dirigentes para el sometimiento a la fuerza de las reglas del juego de la sociedad liberal de la propiedad privada.
¿En qué sentido contribuyeron las tesis de Cesare Lombroso sobre el criminal nato?
– La antropología física, la medicina y la criminología, ordenaron el mundo social (organicismo social), fabricando un límite natural que determinada quienes debían ser los cerebros y mandar y quienes los brazos y trabajar (el explotado). El que se sale de la norma, el que no acepta la relación capital-trabajo, el trabajo asalariado, el que se resiste al domino de la propiedad privada, el que participa y se moviliza políticamente, integrara una sub-clase, llámese excluidos, criminal, peligroso, antisocial, proletaria, disidente, etc. Las ciencias acabaron configurando dispositivos de control social de la exclusión.
LA REFORMA DE VICUÑA MACKENNA
También a fines del siglo XIX con la reforma urbana de Benjamín Vicuña Mackenna se comienza una intervención de los espacios urbanos amparada en la ciencia.
– Las ciencias médicas van adquiriendo una importante injerencia política y social en el ordenamiento de la ciudad y en el control de la población que la habita, especialmente los considerados marginales o inadaptados sociales. Desde la remodelación de la ciudad de Santiago, cuyo horizonte era constituir un boulevard higiénico y realizada por el intendente liberal Benjamín Vicuña Mackenna (1872-1875) hasta el Consejo Superior de Higiene (1892), se suceden diferentes proyectos sanitarios de segregación e higienización de la población pobre, ortopedia urbana, fabricadores de la utopía higiénica que aspira a controlar los miasmas del aire y también los sociales.
¿Podrían dar cuenta del horizonte social científico de la reforma urbana emprendida por Vicuña Mackenna?
– Entre 1872 y 1875 se desarrolló el proyecto de reforma urbana de Santiago emprendido por su intendente Benjamín Vicuña Mackenna. En dicha reforma se contemplaba la creación de un muro sanitario, llamado también ‘camino de cintura’ o boulevard higiénico, que pasaba entre el Campo de Martes y Plaza Italia, o sea lo que es hoy la Av. Matta, que dividiera la ciudad en dos realidades: el sur obrero procedentes del gran matadero Franklin y el centro habitado por la elite. Será la ciudad de pobres escenario del peligro sanitario y social, de la mísera, de la peste, de la “disolución social”, de aquellos que no se adaptaron al sistema capitalista financiero y comercial. Es un espacio social caracterizado según quienes escribían en la época por el crecimiento descontrolado, las condiciones ambientales antihigiénicas, la embriague, “el hurto y el cuchillo’, resultante, según la interpretación del intendente de Santiago, de la predisposición hereditaria indígena del bajo pueblo.
Una preocupación especial dio Vicuña Mackenna a crear un ‘nuevo tipo policial’…
– Para Vicuña Mackenna reformar la policía era esencial dentro de su proyecto de transformación de Santiago, donde el ordenamiento territorial- higiénico de la ciudad requería revolucionarlo todo con respecto a la policía desde su infraestructura, vestuario, armamento, militarismo y temperamento. Solo de esta manera el cuerpo policial podría ser considerado como garante del ‘orden público’, una función también de moralizador del bajo pueblo. Creemos que el orden urbanístico moderno, tiene sus bases en la ingeniería higienista decimonónicas con Vicuña Mackenna y su primer modelo de circunvalación de la ciudad; y sus normas sanitarias, que casi siempre apuntaron a la segregación espacial y social de la población que habita la ciudad contemporánea.
LA CUESTIÓN SOCIAL DE AUGUSTO ORREGO LUCO
Un momento de inflexión en la idea sobre los sujetos populares es marcado por la publicación de La Cuestión Social de Augusto Orrego Luco en 1884 ¿Cuáles fueron sus influencias ideológicas?
– Los escritos del neuropsiquiatra Augusto Orrego Luco están influenciados por Adolphe Quetelet, matemático, sociólogo y estadista belga, analiza su aparición como problemática social a través de factores mesológicos, sociales y económicos, basados en leyes físicas. Sus preocupaciones eran el cambio climático, la alimentación, los suicidios, la criminalidad, la planificación bioestadística, el control de flujos migratorios, la peligrosidad de la alta reproducción de los grupos marginales y pobres. Un racismo sutil o implícito podemos observar en Orrego Luco, cuando establece que el consumo de una alimentación tipo vegetal en un clima frío determinaría el aumento desproporcional de una población pobre, tipo de fecundidad ‘asiática’, provocándose inevitablemente su extrema condición socioeconómica y la desigual distribución de la riqueza y del poder político.
¿Cuáles fueron sus propuestas?
– La propuesta de higiene social de Orrego Luco persigue la instrucción moral a las clases pobres del lugar que estan predispuesto a ocupar en la sociedad y de evitar los vicios y/o males que estan expuestos por su condición. Pero por sobre todo, evitar que de la raza de los pobres surja otra raza más peligrosa, el proletariado delictivo. Los barrios de los pobres, los potreros de la muerte, como los llamaba Benjamín Vicuña Mackenna, no sólo representaron para la oligarquía conjunta el espacio vital del proletariado, sino también de una amenaza aún mayor: la de aquellos que vivían de lo ajeno.
¿Y como científico, Augusto Orrego Luco qué postulaba?
– En Abril de 1880, Augusto Orrego Luco, publica en la Revista Chilena y en la Revista Médica de Chile, respectivamente Observaciones sobre el cerebro de los criminales y Notas sobre el cerebro de los criminales. Influenciado por la antropología criminal inglesa y francesa, Augusto Orrego Luco, es pragmático en su teoría sobre la criminalidad. Si bien, postula un determinismo anatómico que hace de ciertos individuos “incorregibles”, primitivos y deshumanos, reconoce también que los bajos salarios, los altos precios en los alimentos, la hambruna y la miseria, son los principales porque del comportamiento delictual chileno.
¿Cómo se pensaba a los delincuentes en aquella época?
– Los delincuentes son concebidos como una especie de alteridad, una exterioridad “radical” del cuerpo social que asumen el rol de “enemigo interno”, pero paradójicamente externo”: el criminal es un bárbaro, “extraño” a la civilización, desprovisto de los sentimientos sociales que constituyen los lineamientos elementales de la vida colectiva, de los valores y economía burguesa. No es solamente excluido del espacio de la civilización, sino también atado a un estado primitivo de la evolución humana.
El problema de la multireincidencia, en especial su comprobación, se volvió en un tema central, de suma urgencia dentro de las estrategias de defensa social estatal. Los delincuentes habituales, al ser muchos más numerosos que los patibularios e involucrar una compleja red de especialidades, cómplices, encubridores, artimañas y mal vivientes, como también de parientes, amigos o vecinos, quienes conformaban todo un “bajo fondo” fronterizo al delito, que encarnaba un mayor peligro para la sociedad, por lo que debían recibir un tratamiento especial.
LA INDIVIDUACIÓN
¿Podrían dar cuenta del origen de la individuación y de sus técnicas en Chile?
– El problema de la identificación domino todo el sistema de justicia penal. Anterior a la implementación del bertillonage en la policía, los agentes de pesquisas tanto europeos como latinoamericanos utilizaban la memoria visual u otras técnicas imprecisas para la detención de los delincuentes. Fotografiar criminales de convirtió en una práctica común de las secciones de seguridad de las policías y de las prisiones.
Bajo un contexto de una supuesta “crisis de inseguridad”, la construcción social del miedo tuvo cómo factores la mediática alianza entre la medicina legal y la policía. A la llamada “portación de rostro”, que es una primera causa de criminalización/desvalor estético, se sumaron otros factores como la circulación de noticias escritas o visuales sobre grandes delincuentes o sobre hechos de sangre en los encabezados de los medios de comunicación burgueses y populares, la llamada “crónica roja”; y por otro, la relación policía/delincuencia y los casos de corrupción y maltrato policial.
En esta época se consolidan los retratos policiales…
– La fotografía judicial llevo a las agencias del poder punitivo a elaborar archivos con retratos de delincuentes, llamados galerías de ladrones. Fue sin dudas un gran avance, no obstante, estas colecciones de retratos carecían de una técnica de clasificación, convirtiéndose con el tiempo en sólo imágenes acumuladas. Ahí llega el bertillonage, tecnología creada por Alphonse Bertillon, que en su principio incluía las medidas antropométricas del cuerpo, pero sin embargo, al no lograr la identificación positiva, se le fue agregando la fotografía frente/perfil; las marcas particulares, y otras técnicas. Sus ideas fueron muy bien recibidas por criminólogos, psiquiatras y policías ya que permitían resolver dos problemas específicos: Como identificar a una persona con un grado satisfactorio de precisión científica y como organizar los miles de retratos fotográficos de los delincuentes que habían inundado los archivos policiales desde la segunda mitad del siglo XIX. En la policía de Santiago se forma a finales del siglo XIX la oficina de identificación antropométrica, en la cual se fusionaron el bertillonage con la dactiloscopia. Esta última fue desarrollada por el argentino Juan Vucetich, quien estableció una temprana correspondencia con el cuerpo de policía y con importante personajes del mundo judicial. La dactiloscopia si lograba la identificación positiva.
Aunque las aprensiones (resistencias institucionales y sociales) contra el bertillonage, y especialmente a la fotografía frente/perfil siguieron presente durante la primera mitad del siglo XX, más aún cuando el sistema dactiloscópico argentino se va divulgando en congresos y escritos científicos por parte de su creado Juan Vucetich. Y es cierto que el éxito de la dactiloscopia comprometió la adopción del bertillonage a escala mundial. Las medidas antropométricas se dejaron de hacer, pero la fotografía frente/perfil y el retrato hablado sobrevivieron.
¿Hubo resistencias?
– La implementación de la identificación civil estaba haciendo eco en ciertos círculos de la prensa burguesa y era tema recurrente en la discusión parlamentaria. Ya se habia hecho extensiva a ciertos grupos socio-laborales: cocheros, chauffeurs, suplementeros, lustradores de calzado, vendedores ambulantes, obreros portuarios y de ferrocarriles, fueron obligados a retratarse. La disposición estatal del retrato obligatorio a las clases trabajadoras tuvo significativas manifestaciones de resistencia individual y colectiva, muchos de ellos estaban dispuestos a perder sus puestos de trabajos por el hecho de no fotografiarse, considerada una acción que menoscababa su integridad y garantías individuales.
Si en un principio las técnicas de fichaje se aplicaron con la población indócil, después se ampliaron al conjunto de la población. ¿Cómo fue ese proceso?
– La identificación policial, ya no se señala solo como instrumento de vigilancia de los profesionales del delito, sino también para resguardar el orden social-natural interrumpido por aquellos trabajadores perturbadores, ese proletariado de mala fe, agitadores y tratantes de blancas, una inmigración indeseable, todo eso expresado en la Ley de Residencia de 1918.
Es más, la fotografía frente/perfil siguió estando presenta en la identificación criminal y civil. El registro civil y la cédula de identidad (1924) serán vistos desde la óptica policial como un verdadero “libro de la vida”, como una garantía real de “autenticidad” que “protegía al individuo del robo de identidad y lo distinguía de los sujetos “peligrosos” para el orden social”. Ambos, sin embargo, obedecían a una estrategia de investigación que intentaba seguir el rastro o la totalidad de la vida de la población como pre-condición de la gubernamentalidad, al fin “de que toda persona pueda en cualquier momento que se lo exijan dar a conocer su verdadera personalidad”. Lo corporal seguía siendo la base de la identidad jurídica y moral. Este anclaje en lo físico- en una realidad biológica- signo de “identidad” demuestra su lógica de control que irá prefigurando una sociedad de “vigilancia” generalizada, un imperativo político de prevención y represión traducido en el interés de dar a la identificación un marcado carácter “nacional/integración” como respuesta a las exigencias de seguridad colectiva.
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL MIEDO
¿En qué sentido la historia que desarrollan proporciona elementos para entender la construcción social del miedo hoy?
– La construcción del discurso de inseguridad es de larga duración. Es funcional para el modelo del liberalismo como para el neoliberalismo. Centrar el asunto de la seguridad en la amenaza de la delincuencia, su detención y prevención, ha quitado protagonismo a los asuntos relacionados al derecho a la vida, a una salud y educación pública, la vivienda, a la alimentación, a los problemas de pobreza agravados por el neoliberalismo, no son considerados parte de la agencia de seguridad social.
¿Cómo opera eso hoy?
– Las metáforas biologistas siguen en cierto grado, vigentes, expresas en la comunicación social. La asociación delincuencia y pobreza, esta naturalizada. De hecho el castigo está fuertemente asociado a la micro-delincuencia, a la pobreza; La peligrosidad sin delito, formula de la criminología positivista se percibe actualizada en una prisión preventiva Frecuente son los prejuicios racistas, sexistas, el rechazo a la migración. El conflicto y neo-ocupación policial de la Araucanía está lleno de una retórica racista. El paradigma positivista sigue presente en lo cultural al considerar esencialmente distinto al que delinque del resto de la sociedad, diferencias socio- biológicas, de las cuales se producen estereotipos relacionados con la pobreza, la familia, el alcoholismo, drogadicción, raciales. El peligro estan en aquellos que no encajan en el tipo de ser humano propuesto por el neoliberalismo: ordenado, exitoso, consumista.
El pánico moral es funcional para tratar determinados problemas, criminalizando y reprimiendo las manifestaciones de los conflictos sociales estructurales en las sociedades neoliberales, como por ejemplo las demandas por participación democrática o por distribución justa del ingreso. Así se amplia el espacio de intervención de carácter punitivo en la sociedad. La actual “cuestión criminal” oculta cuidadosamente al público su efecto potenciador de control y reductor del espacio de libertad social. No es casualidad la instalación de cámaras (imágenes) de seguridad y vigilancia de última tecnología en los sectores considerados más vulnerables o potenciales a los robos y violencias y su extensión a cualquier rincón de la ciudad. De hecho la seguridad se privatizó, es un bien de consumo, no un derecho social. El miedo a ciertos delitos y a ciertos lugares y personas demanda servicios privados de seguridad, un excelente negocio que algunos empresarios han sabido explotar. La vigilancia social y privada, la conexión de datos civiles y judiciales, la biometría, como bancos, edificios privados, etc. Paradójicamente, estamos en una sociedad que nos bombardean con miedos e inseguridades, pero entregamos nuestros datos a destajo, el uso de información personal por parte de corporaciones privadas- estatales o bancarias no se cuestiona. El derecho al anonimato no existe, como tampoco la reflexión sobre la pérdida de la privacidad en la cultura digital. La investigación que estamos realizando pretende analizar cómo se construye social y políticamente el miedo al delito, centrándonos en los procesos de criminalización desarrollados por el poder punitivo.
Mauricio Becerra Rebolledo
El Ciudadano
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