La guerra racial oculta del Katrina

Un informe impactante en la revista “The Nation” reveló cómo grupos de blancos armados patrullaron las calles de Nueva Orleáns tras el paso del huracán Katrina, disparándole a por lo menos once hombres afro-estadounidenses


Autor: Mauricio Becerra


Un informe impactante en la revista “The Nation” reveló cómo grupos de blancos armados patrullaron las calles de Nueva Orleáns tras el paso del huracán Katrina, disparándole a por lo menos once hombres afro-estadounidenses.

Mientras la mayor parte de la ciudad estaba inundada por efecto del Katrina, la Guardia Nacional designó al embarcadero de trasbordadores del sector Algiers Point –que estaba seco y es mayoritariamente blanco– como centro de evacuación de las víctimas transportadas en autobuses a Texas.

Para frenar la gran afluencia de refugiados, un grupo de residentes blancos armados intentó sellar el área y librar a la vecindad de “intrusos”, mientras el gobierno local se había derrumbado y la ciudad se dividía racialmente. La gente predominantemente negra del resto de Algiers comenzó a dirigirse desesperada hacia la franja occidental llamada Algiers Point, algunos caminando sobre los puentes, otros en barco. Mientras los grandes medios describieron a los afro-estadounidenses como saqueadores incivilizados, ahora está claro que los crímenes más serios fueron cometidos por hombres blancos armados.

El miembro de la milicia Vinnie Pervel dijo que perdió su furgoneta Ford en un asalto a vehículos el día siguiente al paso del Katrina por tierra, cuando un hombre africano-estadounidense lo atacó con un martillo. Afirmando prevenir otros robos, Pervel y sus vecinos comenzaron a amontonar un arsenal. “Estuvimos un día y medio consiguiendo armas en los alrededores, obtuvimos cerca de cuarenta”, dijo.

Nathan Roper, otro vigilante, dijo no sentirse feliz de que extraños perturbaran su esquina de Nueva Orleáns y que lo molestó la decisión de la Guardia Nacional de utilizar el muelle de trasbordadores de Algiers Point como punto de evacuación. “Estoy diciéndole que fueron cuarenta, o cincuenta personas a la vez que bajaron de estos barcos”, dijo Roper. Añadió que la milicia fue dotada de armas de mano, rifles y escopetas. “Allí unas pocas personas consiguieron disparar en los alrededores”, dijo. “Sé por lo menos de tres personas que consiguieron el blanco. Sé que hubo un muerto porque el cuerpo quedó al lado del camino”.

Mientras los vigilantes blancos mataron a un total estimado de once víctimas afro-americanas, la policía local nunca realizó investigaciones. Hasta ahora, los crímenes han quedado impunes.

Nunca hubo ninguna investigación sobre los restos carbonizados en un coche quemado encontrados una semana después del golpe del Katrina. Dentro del sedán chamuscado estaban las cenizas, los huesos carbonizados y porciones de carne quemada, dispersos a través del asiento trasero. Eventualmente, los restos fueron llevados a un depósito temporal de cadáveres en el minúsculo St Gabriel.

Los parientes de la víctima (identificada después como Henry Glover) acusaron a la policía de permitir que muriera y quemaran su vehículo. El forense de Nueva Orleáns revisó los restos y declaró “muerte sin clasificar.”

Según testigos, Glover caminaba por el sector Algiers de Nueva Orleáns cuando recibió el disparo. Cuando dos hombres intentaron buscar ayuda médica para Glover, la policía, en vez de ir en auxilio de la víctima, los dejó en custodia, donde los apalearon y regañaron en varias ocasiones.

Mientras Glover se desangró hasta morir en el asiento trasero del automóvil, los oficiales no hicieron nada para intentar salvarlo. Los policías se apoderaron del vehículo cuando finalmente decidieron liberar a los hombres que habían buscado ayuda para la víctima. Un testigo recuerda que un oficial dijo: “El automóvil está bajo custodia policial”.

Tres días después de la irrupción del huracán Katrina en Nueva Orleáns, el africano-estadounidense Donnell Herrington recibió disparos de una escopeta. “Caí de golpe a tierra. Incluso no sabía qué sucedió”, recordó.

Cuando pasaron cerca dos hombres blancos, Herrington les pidió ayuda. “Les grité auxilio, ayúdenme, recibí un tiro”. Según Herrington, la respuesta fue hostil. Uno de los hombres le dijo: “Consigue alejarte de este camión, negro. No vamos a ayudarte. Estamos obligados a matarles nosotros mismos”. Después de derrumbarse frente al porche de entrada de sus vecinos, finalmente Herrington fue llevado al hospital. Al regresar a Nueva Orleáns varios meses después, supo que la policía no había reportado la documentación del ataque.

El programa de TV “Democracy Now!” (¡Democracia ahora!), de Nueva York, mostró imágenes de los cadáveres que fueron abandonados a la putrefacción y a la vista, a veces durante semanas, por personal del ministerio de Seguridad de la Patria, soldados de caballería estatales, personal del ejército, guardias privados de seguridad y policías que “aseguraron” las calles de Nueva Orleáns de las consecuencias del Katrina.

El reportero A.C. Thompson, de “The Nation”, anotó: “Me asustó encontrar tanta gente con bastante información detallada sobre ofensas potencialmente serias, pero ninguna fue entrevistada nunca por investigadores de la policía”.

A. C. Thompson (The Nation)

*Traducción: Ernesto Carmona

Fuentes:
The Nation, 17 de diciembre de 2008, “Katrina’s Hidden Race War”, por A.C. Thompson; The Nation, 18 de diciembre de 2008, “Body of Evidence”, por A.C. Thompson; y Democracy Now!, 19 de diciembre 2008, “Katrina’s Hidden Race War: In Aftermath of Storm, White Vigilante Groups Shot 11 Africa Americans in Nueva Orleáns”.
Estudiante investigador: Aimee Drew.
Evaluador: Susan Kashack, Sonoma State University.


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