La campaña fue lanzada a las redes sociales el pasado jueves con la intencion de que Chilevisión, el canal a cargo de las transmisiones, considere el apoyo de un intérprete en lengua de señas en algunas de las secciones del Festival de Viña que se celebrará entre el 22 y el 27 de febrero de 2015.
En el lanzamiento estuvieron presentes la Ministra de Desarrollo Social, María Fernanda Villegas, la Alcaldesa de Viña del Mar Virginia Reginato, y el secretario Regional Ministerial de Desarrollo Social de Valparaíso, Abel Gallardo.
Hasta el momento han sido muchos los que han mostrado su apoyo a la inciativa a través de la red social Twitter en donde han subido fotos con las manos colocadas sobre las orejas y bajo el lema ‘¿Y si no pudieras escuchar?’ seguido del hashtag #QuieroViña2015conSeñas. Actores como Cristo Tapia o Natalia Vadebenito, jugadores del Wanderers como Matías Muer y ex deportistas como Jaime Fillol ya han subido su foto a la red social apoyando la inciativa para conseguir que el Festival de Viña sea inclusivo y accesible a todos los ciudadanos.
Se trata de una interesante iniciativa para luchar por un país más justo que ha abierto debate sobre la accesibilidad de Chile para la población discapacitada. Según los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística, el 12,9% de los chilenos y chilenas viven con discapacidad, lo que supone más de dos millones de personas discapacitadas en un país que está lejos de ser accesible para ellas. Pese a la firma de tratados y convenios, la situación de las personas con discapacidad en Chile es particularmente adversa, según manifestó la Fundación Nacional de Discapacitados de Chile. A diario, estas personas con limitaciones auditivas, visuales, físicas, psíquicas, intelectuales o mentales se encuentran con barreras que les impiden el goce y disfrute de sus derechos más básicos, sobre todo en materias como salud, educación, trabajo y transporte.
El transporte sin discriminación es uno de los pilares básicos para conseguir la adaptabilidad de una ciudad o región para su población discapacitada. El 83,8% de las personas con discapacidad viven en áreas urbanas, lo que les obliga a hacer uso del transporte público para moverse por la ciudad. Esto supone un problema sobre todo para las personas con movilidad reducida, ya que por lo general el transporte público no cuenta con las adecuaciones mínimas como ascensores para acceder al metro o rampas que permitan subir y bajar de las micros. El metro de Santiago tiene un total de 100 paradas de las cuales sólo 63 están habilitadas para minusválidos. Esto quiere decir que una persona en silla de ruedas no podrá bajarse ni subirse al transporte subterráneo en paradas como Estación Central, Frankling, Ñuble o Pedro de Valdivia, entre muchas otras.
El derecho al acceso al transporte sin discriminación es básico debido a que éste condiciona el acceso a otros derechos como la educación, el trabajo o la recreacción fuera del hogar, ya que si no puedes moverte libremente por la ciudad, estás limitado para otras muchas cosas.
El 70% de los discapacitados no realizan ningún trabajo remunearado, lo que juega completamente en contra de la integración social y la defensa de los derechos de esta parte de la población que supone casi un 13% del total. Los estudios llevados a cabo por el INE demuestran que mejorando las oportunidades de empleo para las personas con discapacidad que no trabajan, se reduciría el impacto de la discapacidad en un 39%.
El acceso a la educación para las personas minusválidas es otra tarea pendiente del Gobierno de Chile. Por cada persona con discapacidad que estudia, cuatro no lo hacen, lo que supone que sólo el 8,5% de la población con discapacidad se encuentra en estos momentos estudiando, frente al 27,5% de la población total del país.
Asegurar una buena cobertura sanitaria para los discapacidados es otra materia importante si se quiere conseguir un Chile accesible para todos los ciudadanos. Tan sólo una de cada cinco personas con discapacidad presentan un estado positivo de salud. Por este motivo, si realmente se pretende ayudar a los ciudadanos discapacitados es necesario contar con programas y acciones de prevención de la discapacidad, promoción de estilos de vida saludable, atencion sanitaria y rehabilitación de la discapacidad.
La accesibilidad, por lo tanto, es un desafío al que tiene que enfrentarse el Chile actual para tratar de derribar las barreras físicas, sociales y tecnológicas que imipiden la inclusión a la vida social de las personas discapacitadas.
La iniciativa #QuieroViña2015conSeñas es una muy buena forma de comenzar a luchar juntos por un Chile accesible para todos los ciudadanos, pero no hay que conformarse con viralizar esta campaña respaldada por organismos gubernamentales, si no exigir a esos mismos organismos una voluntad de cambio real hacia un Chile más inclusivo.