«Greenpeace está profundamente preocupado acerca de cualquier ofensa moral que se haya podido hacer al pueblo peruano en relación al mensaje posado cerca de la figura del colibrí. Una historia de más de 40 años de activismo pacífico claramente demuestra que hemos sido siempre muy respetuosos con todos los pueblos del mundo y su diverso legado cultural. Y es por eso que ofrecemos disculpas a aquellas personas que se hayan sentido moralmente afectadas.
“La protesta pacífica de Greenpeace en el área de las líneas de Nazca fue para evidenciar los impactos del cambio climático y honrar el legado histórico de este pueblo que aprendió a convivir con el ambiente sin afectarlo” señala el abogado especialista en Derecho Ambiental y Pueblos Indígenas Dr. Henry Carhuatocto “en consecuencia, al no haber afectación real al patrimonio cultural no se configura ningún ilícito” concluye el jurista.
Greenpeace se está acercando a las autoridades competentes para ofrecer las explicaciones del caso, brindar las razones y detalles de la protesta, y aclarar lo realmente acontecido en el área de las líneas de Nazca.
Greenpeace tiene como prioridad evidenciar la inminente catástrofe ambiental que amenaza nuestro planeta, nuestro futuro y nuestro legado, si no se toman medidas políticas adecuadas. Estas protestas pacíficas han sido siempre realizadas luego de cuidadosas consideraciones y de forma responsable para asegurar la preservación del sitio donde se realizan, sin afectar el ambiente ni el patrimonio cultural.»
Este fue el pobre comunicado emitido por la organización después de causar daños que demorarán “cientos o miles de años” en desparecer a las líneas de Nazca (Perú), un conjunto de cientos de geoglifos de toda índole; desde simples líneas a complejos diseños geométricos. En concreto, el geoglifo afectado, el colibrí, es uno de las más reconocidos, “es el símbolo de Perú en campañas publicitarias, es una verdadera cachetada a todo lo que los peruanos consideramos como sagrado”, según lo señalado por Luis Jaime Castillo, vicepresidente de Patrimonio Cultural, quien sostuvo que se trata de “un atentado contra monumentos arqueológicos”.
El gobierno peruano rechazó las disculpas y reiteró que enjuiciará a los activistas involucrados en la protesta impidiendo su salida del país.»No hemos aceptado las disculpas. Ellos no aceptan el daño ocasionado«, dijo el miércoles Luis Jaime Castillo, tras recibir a representantes de Greenpeace que asisten a la Conferencia de las partes de la ONU sobre el cambio climático (COP20).
Las Líneas de Nazca fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994 y según el ministerio peruano de Cultura los activistas ingresaron sin respetar las medidas de seguridad que se requieren y sin permiso al área intangible, localizada sobre las pampas de Nazca, 450 kilómetros al sur de Lima, en la costa peruana.
Los activistas de Greenpeace grabaron en un video donde se puede observar que no se colocaron unos protectores en los zapatos para evitar dejar sus huellas en el terreno, como exige el protocolo de seguridad.
El Ministerio de Cultura expresó ayer mediante comunicado “de manera enfática su indignación por los hechos ocurridos en la zona colindante al Colibrí en las Líneas de Nasca. Esta zona, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, es un área donde está estrictamente prohibido cualquier tipo de intervención, dada la fragilidad que rodea las figuras”.
Por su parte, Roberto Ochoa, periodista medioambiental, publicó en el Blog Andares un artículo titulado Fuck you, Greenpeace, en el que señala, entre otros, que «Hace bien el Ministerio de Cultura en denunciar a estos impresentables e impedir su salida del país. El problema es que sus abogados pueden aducir idiotez extrema y lograr una sentencia benigna.»
«Cuando vi la intervención al lado del Colibrí Nasca lo primero que pensé fue “Grande Greenpeace, es un buen montaje fotográfico sobre un monumento emblemático del Perú”. Pero cuando confirmaron que la intervención fue en persona reaccioné incrédulo:“No puede ser. Los de Greenpeace no pueden ser tan idiotas. Deben ser algunos infiltrados. Hay que esperar la aclaración de Greenpeace (…) Como peruano no acepto las disculpas de Greenpeace. Aunque me duela en el alma por tratarse de una organización que he respetado toda mi vida (…) Pero esto se acabó. Y me da gusto que el Ministerio de Cultura no acepte las ridículas disculpas de Greenpeace. Que vayan presos.»
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