El presidente Evo Morales ha apostado por una marcada política de nacionalización energética, quedando atrás los tiempos en los que las grandes empresas multinacionales eran las únicas que se beneficiaban de los recursos naturales del país. «El pueblo que tiene el control energético es el que tiene liberado a su país», afirmaba el mandatario boliviano en una entrevista a RT.
Actualmente, el sector energético se posiciona como la primera fuente de ingresos de Bolivia, que exporta tanto gas como electricidad a varios países de la región. Los ingresos provenientes de la exportación se reinvierten en proyectos energéticos que contribuyen a aumentar la calidad de vida de los bolivianos. Así, pese a las dificultades geográficas, en Bolivia más del 86% de la población tiene acceso a la electricidad.
«Es el primer exportador de gas de la región. El 80% del gas que producimos está destinado a la exportación», afirma Franklin Molina, el viceministro de Desarrollo Energético. De esta manera, solo de enero a agosto de este año se ha exportado cinco veces más gas licuado que en todo el año 2013.
La electricidad también es un punto clave en este panorama de crecimiento y actualmente se están ultimando las negociaciones con Argentina para que, además de gas, se pueda exportar electricidad al país vecino.
Otro aspecto crucial del plan energético del presidente boliviano es el desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos destinada a eliminar la pobreza extrema y cubrir totalmente los servicios básicos del pueblo.