Al cineasta keniano se le escapa una sonrisa incrédula e impotente mientras explica a Efe que su película, la primera que habla abiertamente de la homofobia imperante en Kenia, ha sido prohibida con la excusa de que promueve la homosexualidad.
Hace un año, cuando comenzaron a rodar, Chuchu y su equipo de artistas sabían que estaban cruzando una línea roja, la de hacer una película sobre los problemas de ser gay en un país y un continente atrincherados en el armario.
Así que el veto de los censores kenianos a la exhibición de la cinta en su país no les ha sorprendido demasiado. «Es algo que nunca se había hecho antes, así que mucha gente nos dijo que sería restringida.La única forma de averiguarlo era hacerlo», dice Chuchu.
La comunidad de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGTB) comenzó hace años a protestar contra las legislaciones que penalizan sus relaciones en 38 países de África Subsahariana -hasta con pena de muerte-, pero solo un puñado de cineastas se ha atrevido a amplificar esas voces en el continente.
«Hay muy pocas películas filmadas por africanos sobre este asunto. Nosotros queríamos ser parte de ello», explica el realizador keniano.
El amor al arte y la militancia llevaron a diez creativos del grupo multidisciplinar Nest, ubicado en Nairobi, a declarar la guerra a la moralista sociedad keniana con una bofetada llamada «Stories of our lives» («Historias de nuestras vidas»).
El filme, estrenado en septiembre en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), suma un título a la pobre nómina del cine gay africano, que hasta ahora solo ha vivido de rentas extranjeras.
No en vano, de la quincena de películas del género rodadas en suelo africano, solo la keniana y «Beauty» («Belleza», Sudáfrica, 2011) son producciones genuinamente africanas.
Mientras la cruzada de la comunidad LGTB ugandesa ha dado la vuelta al mundo de la mano de laureados documentales estadounidenses, el prolífico Nollywood -Nigeria produce 1.000 títulos al año- solo cuenta con tres filmes de temática gay, dos de ellos con asimilaciones a la pedofilia y el satanismo.
«Stories of our lives» era la primera que sacaba de la clandestinidad la vida de un colectivo que en Kenia es castigado con hasta catorce años de cárcel.
Los elogios que el riesgo y la factura del filme cosecharon en Toronto no fueron suficientes para que la Comisión de Clasificación de Películas keniana autorizara su exhibición.
La cinta, según el órgano censor, «promueve la homosexualidad, lo que es contrario a nuestras normas y valores nacionales».
«Ser homosexual no es como unirse al ejército ni una tendencia de moda. No sales a la calle y te conviertes en gay de repente», ironiza Chuchu.
El cineasta quiere saber «dónde están escritas» esas normas que su criatura parece violentar, y advierte que «la forma en que una sociedad trata a sus minorías dice mucho de sí misma».
Los actores -cuya identidad permanece anónima por seguridad- dan vida a historias reales sobre las hostilidades que la comunidad gay afronta a diario en Kenia, por lo que la prohibición «demuestra lo desconectada que está la Comisión de la realidad», critica Chuchu.
La película intenta desmontar un prejuicio extendido -que la homosexualidad es «antiafricana»-, en apoyo a intelectuales como el célebre escritor keniano Binyavanga Wainaina, que salió este año del armario.
En una polémica entrevista grabada a principios de año, precisamente con la ayuda de Chuchu, el escritor defendía que la homofobia es una herencia colonial.
Meses después, los kenianos -divididos entre el disgusto y el asombro por el discurso de Wainaina- no pueden ver «Stories of our lives» en sus videoclubs, en internet ni de forma clandestina.
Nest no quiere correr riesgos después de que uno de los productores, George Gachara, haya sido acusado de haber rodado sin licencia.
A pesar de no haber sido exhibida, los kenianos hablan sobre ella en las redes sociales. «La conversación se ha producido», valora Chuchu.
¿Aceptará África los derechos de la comunidad LGTB?, pregunta Efe al realizador, quien unas veces piensa que «será una cuestión de tiempo, de hablar sobre estos temas» pero otras no es tan optimista.
via Paraguay.com