Entrevista. Brandon Bryant. ex piloto de drones de la CIA: “Apuntas y matas. Eso es todo”

El soldado detalla su anterior vida como killer electrónico y la bajada de línea religiosa implantada por sus jefes.

Entrevista. Brandon Bryant. ex piloto de drones de la CIA: “Apuntas y matas. Eso es todo”

Autor: Arturo Ledezma


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Brandon Bryant tiene 29 años, pero se siente como si tuviera 40 más. Ha dado muerte a trece personas. Fríamente, con un simple botón y a miles de kilómetros de distancia. Bryant es piloto de drones de la CIA y, con su escuadrón secreto, ha contribuido a matar a más de 1.600 personas en países como Irak, Afganistán, Yemen, Somalia o Pakistán sin moverse de Estados Unidos. Se considera, por ello, un criminal de guerra y, para restablecer, según sus palabras, el equilibrio del universo se dedica a denunciar la guerra sucia que lleva a cabo su país. La noruega Tonje Hessen le ha dado voz en su documental Drone, recién presentado en el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam (IDFA), donde El Diario Andalucía tuvo la oportunidad de entrevistarle.

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–¿Le está permitido decir en qué países llevó a cabo ataques con drones?
–Sí. Irak, Afganistán, Yemen, Somalia y Pakistán.

–¿Los islamistas radicales eran siempre su objetivo?
–Sí, casi siempre eran talibanes o miembros de Al Qaeda, esa era nuestra lucha, la lucha contra los insurgentes, que era como nosotros los llamábamos.

–¿A cuántas personas mató?
–Maté a 13 personas, pero, en total, ayudé a matar a 1.626.

–Creo que tiene una manera especial de llamar al modo de matar con un dron…
–Point-klick-kill. (Apuntar, presionar y matar. Chasquea la lengua mientras presiona un botón imaginario.) Eso es todo lo que sientes, lo único que ocurre. Apuntas el láser, disparas y matas. Eso es todo.

–¿Matar con un arma de fuego es más real?
–Para mí era real mental y espiritualmente. Yo veía lo que ocurría antes y después de los ataques. Veía los resultados. Es muy difícil seguir viviendo con una carga así.

–Es decir, veía después los cuerpos.
–Sí.

–¿Me puede describir cómo era su trabajo?
–Eran unas jornadas de trabajo muy largas, doce horas seis días a la semana. En condiciones de trabajo realmente miserables, hacías la misma mierda un día tras otro. En una caja de 2,5 metros de ancho por 2,5 de alto y 6 de largo. Era un sitio muy pequeño.

–¿Por qué?
–Era una unidad móvil para poder llevarla de un lado a otro. Pero trabajábamos siempre desde Estados Unidos.

–¿Por qué su exposición pública constante?
–Es una penitencia, algo que tengo que hacer para pagar por mis pecados. Es lo que merezco: es el destino, es karma.

–Luego, se define como un asesino…
–Sí, soy un criminal de guerra. Después de haberme informado y leído mucho, esa es la conclusión a la que he llegado.

–¿Deberían procesarle como criminal de guerra?
–La verdad es que hay mucha gente a la que le encantaría. Pero yo sólo soy una pequeña parte del engranaje, así que habría que llevar a muchos a juicio. En cualquier caso, yo no me opondría a que me llevaran ante un tribunal internacional.

–¿Por qué es más injusto matar con un dron que con un avión?
–No hay diferencia, en los dos casos estás matando personas. Hay quien pone excusas y dice que es mejor matar con un dron que con un caza, pero la verdad es que sólo justifican el asesinato de personas al decir que matar a alguien está bien si lo haces con tecnología avanzada.

–Deshumanizar al enemigo era fundamental, ¿de qué manera se llevaba a cabo?
–Los llamábamos ‘los tipos malos’, los enemigos, los islamistas. Lo importante era marcar la diferencia entre nosotros y ellos. Se hacía mucho hincapié en el aspecto religioso: nosotros somos cristianos, los islámicos odian a los cristianos y por eso tenemos que luchar contra ellos. Usaban su religión para combatir otra religión.

–¿Está diciendo que Estados Unidos está llevando a cabo una cruzada religiosa?
–Sí, en buena medida así es. Es muy fácil justificarlo así, cuando tu gente comparte un mismo sistema de creencias.

–¿Por qué decidió entrar en el ejército americano, donde es tan probable que tenga que participar en una guerra?
–No entré en una fuerza especial, donde se supone que tienes que matar a gente, no era esa mi intención. Sin embargo, cuando empecé en el programa de drones, confiaba en que estábamos haciendo lo correcto. Pero esa confianza se vino abajo.

–¿Por qué?
–Mis jefes acabaron con ella cuando yo necesitaba ayuda y no me la brindaron. Me hirieron gravemente y me tuvieron que hospitalizar. Fue ya fuera del programa de drones. Estaba haciendo maniobras con las fuerzas aéreas y me cayeron encima 70 kilos de peso, y ellos lo único que hicieron fue echarme de una patada, prácticamente me dejaron morir. Pensé que era un castigo del universo por haber participado en el programa de drones y haber contribuido a la muerte de tantas personas, así que creí que era el momento de hacer lo correcto y compartir mi experiencia con los demás. Eso es lo que estoy haciendo.

–¿Cómo reacciona la gente cuando le cuenta todo esto?
–A la gente le suele chocar mucho lo que cuento, es inusual contar con este tipo de información y que lo haga alguien que ha estado ahí. En cualquier caso, muchos tratan de apoyarme; desde Europa, incluso en Oriente Medio hay gente del entorno talibán que dice que me apoya.

–¿Se siente odiado?
–Para muchos me he convertido en un traidor. Pero la cuestión es que yo no estaría haciendo esto si yo no amara mi país. Se supone que representamos la libertad, la justicia y la democracia. Que somos gente que ayudamos a otros. Y no lo estamos haciendo, llevamos más de 15 años sin hacerlo, y yo lo que quiero es que mi país luche precisamente por eso. Lo estoy haciendo porque quiero que nosotros volvamos a ser buenos y que reconozcamos que lo hemos estado haciendo mal.

–¿Quería ser un héroe?
–Cuando era más pequeño quería ser un héroe, quería ser el bueno de la película, como Spiderman o el Capitán América, alguien que defendiera la justicia.

–¿Es cierto que cada vez que mataban lo celebraban?
–Yo no lo hacía, nunca celebré matar a otra persona, pero conozco a gente que sí lo hacía. Se chocaban las manos, se daban palmadas en la espalda, decían “hemos matado a los malos” o “estamos ganando esta guerra contra los terroristas”, ya sabe, ese tipo de estupideces.

por Alejandro Ávila. El Diario (Andalucía)


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