El 17 de diciembre de 2014 será recordado como un día en el que el pueblo cubano le ganó una batalla más al imperio. El regreso a casa de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino es el resultado de 16 años de lucha y resistencia de un pueblo que jamás dejó solos a sus Héroes, acompañado por el granito de arena de todos aquellos que defendemos la Revolución.
Esta no fue ninguna «concesión» de Washington. Como parte de un canje, Cuba liberó al criminal Alan Gross, subcontratista de la USAID, detenido en 2009 y condenado a 15 años por el delito de introducir celulares, computadoras, discos duros y un sofisticado equipo de contrabando a la isla para instalar una red ilegal de telecomunicaciones para la subversión interna. Un criminal confeso a cambio de tres hombres que investigaban actividades terroristas orquestadas desde Miami y que le han costado a Cuba 5000 muertos y mutilados. Sin haberles podido comprobar un solo cargo en su contra se les condenó a cadenas excesivas (la más cruel la de Gerardo Hernández la cual sumaba el tiempo de condena de Gross más dos cadenas perpetuas).
El caso de los Cinco Héroes estuvo caracterizado por el odio del gobierno de Estados Unidos contra Cuba. Desde las irregularidades en el proceso, la negación sistemática de las visas de Olga y Adriana (esposas de René y Gerardo respectivamente), por poner dos ejemplos. No olvidemos que René González y Fernando González fueron liberados tras cumplir íntegras sus condenas y que René tuvo que renunciar a su ciudadanía estadounidense a cambio de poder permanecer en territorio cubano tras una visita humanitaria para encontrarse con su hermano Roberto, gravemente enfermo.
Ese histórico 17 de diciembre se anunció de manera simultánea el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, relaciones que de manera unilateral rompió Estados Unidos dos años después del triunfo de la Revolución. Un paso importante que podría llevar a un eventual levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, criminal política de agresión imperialista cuya guerra financiera, particularmente dirigida hacia las transacciones bancarias, se recrudeció de manera cruel durante el año pasado.
¿Significa esto un cambio en la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba? ¿Es el comienzo de relaciones basadas en el respeto del imperio con Nuestra América y el mundo?
Mientras el discurso de Barack Obama crea en algunos (incluso amigos de la Revolución) la idea de que está dispuesto a construir, lanza un nuevo ataque a la República Bolivariana de Venezuela aprobando una ley impulsada nada menos que por el Senador Robert Menéndez y la congresista Ileana Ros-Lehtinen (conocidos por sus vínculos con organizaciones de la mafia anticubana y su apoyo a terroristas), que establece sanciones al gobierno venezolano, lo cual es una violación al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados.
Si a Obama le preocuparan tanto los derechos humanos, podría enjuiciar a los terroristas confesos Orlando Bosch y Luis Posada Carriles en vez de protegerlos, por ejemplo.
Podría cerrar sus centros de tortura, entregar el territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo. Abandonar sus planes de agresión, expansión y apropiación de los recursos naturales para mantener su consumo, cada vez más insostenible. Renunciar al uso de su fuerza política, militar y económica para dominar y asesinar pueblos e invadir territorios.
No puede haber paz sin libertad, ni relaciones normales sin independencia.
El sistema capitalista no funciona, no construye. No mejora estableciendo relaciones diplomáticas, ni siquiera levantando el bloqueo. El «poder blando» sigue siendo sometimiento sobre las naciones.
En un año donde se han incrementado las críticas internacionales después de salir a la luz las torturas cometidas por el imperio a raíz del 11 de septiembre y descubiertos nuevos planes subversivos de la USAID contra Cuba, Washington se ha visto obligado a cambiar de estrategia. Ante tanto fracaso se propone ahora una guerra cultural hacia la isla, una guerra interna dirigida hacia los jóvenes para, en el natural relevo generacional, encontrar a sus «líderes opositores» que logren el tan ansiado «cambio de régimen».
Intentos de subversión como el Proyecto Génesis, dirigido a formar «líderes juveniles de cambio», en el ámbito de la cultura. O desde las comunicaciones con el Piramideo o ZunZuneo, redes sociales que enviaban mensajes a los teléfonos celulares, enmascarados en noticias deportivas y culturales cuyo objetivo era causar un descontento social tal que pudiera provocar un levantamiento. El reclutamiento de jóvenes latinoamericanos con el mismo objetivo de subvertir el orden interno. El uso de grupos musicales como Los Aldeanos para a través de sus letras aparentar la existencia de focos sociales en contra del gobierno. Y la última provocación (bueno, intento de) protagonizado por la nueva Yoani Sánchez de la CIA, la artista plástica Tania Bruguera, quien convocó el pasado 30 de diciembre a un «micrófono abierto» en la Plaza de la Revolución, espacio simbólico del pueblo, empeñada en maquillar una actividad que promovía la desestabilización con arte y justificar que «en Cuba se viola la libertad de expresión» (rechazando todos los escenarios idóneos para expresiones artísticas que se le ofrecieron). Sin olvidarnos de las ya muy conocidas por sus montajes agresivos Damas de Blanco, utilizadas como una construcción mediática hecha hacia el exterior, que al igual que Yoani, no cuentan con una base social dentro de Cuba, reafirman las palabras de José Martí cuando dijo: «Los Estados Unidos se han palpado los hombros y se los han hallado ancho. Por violencia confesada nada tomarán. Por violencia oculta acaso. Por lo menos, se acercarán hacia todo aquello que desean».
No hay un nuevo comienzo en la política de Estados Unidos, sus pretensiones sigue siendo las mismas, crear una oposición en Cuba para derribar la Revolución. Aprovechar la necesidad histórica en la normalización de las relaciones para facilitarle a sus servicios especiales las acciones de subversión.
Todos sus intentos han fracasado y seguirán fracasando.
El sistema que predica la cultura del egoísmo, del consumismo, la que niega al ser humano, es totalmente incompatible con el sistema que pone al ser humano en el centro de todo. Nosotros los comunistas luchamos por erradicar el capitalismo en el mundo. El imperialismo, responsable de los horrores que vive este mundo, sigue siendo nuestro enemigo, y seguiremos luchando hasta derribarlo.
Compartimos con nuestros hermanos cubanos la enorme dicha de tener a los Cinco Héroes en la Patria y celebramos con el puño en alto otro enero de victorias. La Revolución Cubana siempre nos recuerda que vale la pena luchar, que es posible vivir en un mundo mejor y más justo para todos. Nos demuestra día con día que los pueblos podemos alcanzar la dignidad plena.
«Quien se levanta hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos»
José Martí
¡Hasta la Victoria Siempre!
Aline Pérez Neri. Miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales del Partido de los Comunistas (México)
via Rebelión.org