Saramago: «A las insolencias reaccionarias de la Iglesia Católica hay que responder con la insolencia de la inteligencia viva»

Saramago arremete en su nuevo libro «Caín» contra el Dios «injusto y envidioso» de la Biblia


Autor: Wari

Saramago arremete en su nuevo libro «Caín» contra el Dios «injusto y envidioso» de la Biblia. El autor afirma que escribe para combatir el «aborregamiento que hay en la sociedad actual».

José Saramago no intenta «salvar a la humanidad» con sus libros, sino que tan sólo busca «desasosegar profundamente» al lector, y esa reacción es la que pretende conseguir con su nueva novela, Caín, en la que el autor arremete contra el dios «injusto, envidioso y orgulloso» de la Biblia.

Saramago presentó el 2 de noviembre su novela en la Casa de América, en Madrid, en una multitudinaria conferencia de prensa en la que el Premio Nobel de Literatura 1998 se refirió a la gran polémica que Caín ha suscitado en su país, Portugal, donde ha sido criticado con dureza por la Iglesia Católica y «por la extrema derecha política».

Por supuesto que el escritor esperaba que, por la lectura que él hace de la Biblia en la novela, «la Iglesia tuviera algo que decir», pero no «con la impiedad, la falta de misericordia y la falta de caridad» con que lo ha hecho, y, además, «sin haberse leído el libro», aseguraba Saramago.

En Portugal llueve sobre mojado, ya que la reacción que desató en 1991 El Evangelio según Jesucristo llevó a Saramago a abandonar su país para mudarse a vivir a España.

Pero la polémica no ha evitado que la nueva novela haya tenido «un éxito sin precedentes», como dijo el editor portugués Zeferino Coelho, que acompañó al escritor durante la presentación, junto con Pilar del Río, esposa y traductora de Saramago, y con Pilar Reyes, directora de Alfaguara, el sello que ha distribuido el libro en España e Hispanoamérica.

La novela se puso a la venta hace quince días en Portugal (también en España) y, en la primera semana, se vendieron 30.000 ejemplares y ya se han distribuido otros 120.000 más. Para los países hispanohablantes se hizo una primera tirada de 130.000 ejemplares y hay 30.000 más en reimpresión.

Saramago no sabe cuál será la reacción que su novela suscitará en la iglesia española. «Algo ocurrirá seguramente, aunque no con la dimensión y la furia de Portugal», confió.

A la Iglesia católica, añadió el escritor, no le gusta que «la saquen de su tranquilidad milenaria y, cuando se le toca en las partes sensibles, como es hacer una interpretación de la Biblia, inmediatamente salta», dijo.

Lúcido, con buen humor y con muchas ganas de hablar, Saramago dejó claro desde el principio los motivos por los que escribe: «Yo no escribo para agradar ni tampoco para desagradar. Escribo para desasosegar», aseguró el autor de Memorial del convento, La caverna y Ensayo sobre la ceguera, entre otras novelas.

Y también escribe para combatir ese «cierto aborregamiento que hay en la sociedad actual, en Portugal y en otros muchos países, como en Italia, donde el aborregamiento llega a extremos inconcebibles, porque ¿cómo se puede aguantar que Silvio Berlusconi siga siendo primer ministro?», se preguntaba.

La iglesia portuguesa le ha echado en cara a Saramago que haya realizado «una lectura literal de la Biblia», en vez de leerla «de forma simbólica». Pero a él le interesa «la letra del texto bíblico», y ahí queda claro que «la Biblia es un manual de malas costumbres» y que hay en ella «crueldad infinita, incestos y carnicerías».

Es fácil contar los innumerables muertos que la acción de Dios o la del hombre causan en la Biblia, ya sea en la destrucción de Sodoma y Gomorra, en la falda del monte Sinaí, en la conquista de Jericó o en el diluvio universal. Hay un científico italiano que se ha entretenido en contarlos y la cifra asciende a 1.700.000 muertos, según le apuntó Pilar del Río a su marido.

Saramago, por último, prometió que su próxima novela, que ya ha comenzado, «no será sobre el Corán», pero sí sobre algo «tan importante como todos los libros sagrados del mundo»: la ausencia de huelgas en la industria del armamento.

por Ana Mendoza

www.noticiasdenavarra.com

«SIN LA BIBLIA SERÍAMOS OTRAS PERSONAS, SEGURAMENTE MEJORES»

«Sin la Biblia seríamos otras personas, seguramente mejores», aseveró durante la presentación el escritor luso, en cuya nueva obra desgrana el mito de Caín desde una óptica nada religiosa que le lleva a cuestionar el papel de Dios.

El único Nobel en lengua portuguesa resaltó la influencia de la Biblia en la cultura occidental, a la que califica como «un libro terrible y sombrío», pero a la vez «muy divertido».

«No invento nada (…) Levanto las piedras para que el lector vea lo que está por debajo», apuntó acerca de su trama Saramago, quien resaltó que, a pesar de la crudeza de la historia, conserva «un tono de ironía casi hasta el final».

Dios es un concepto que intriga al literato y, a pesar de negar su existencia, reconoce que es un tema que le atrae por el poder que ejerce sobre las personas.

«La religión no sirve para aproximar a las personas, ¿para qué sirve?», cuestiona.

Con «Caín», Saramago regresa al tema de la religión, en una novela que recuerda a su controvertida «El Evangelio Según Jesucristo» (1991), obra que desató la polémica en Portugal, de fuerte tradición católica.

EFE

«LA BIBLIA ES UN CATÁLOGO DE CRUELDAD»

El Premio Nobel de Literatura dijo que la Biblia es un catálogo de crueldad y de lo peor en la naturaleza humana.

Los comentarios del Premio Nobel de Literatura José Saramago ofendieron a la iglesia católica de Portugal.

»La Biblia es un catálogo de crueldad y de lo peor en la naturaleza humana», dijo el domingo Saramago, durante la presentación de su nuevo título »Caín».

Fray Manuel Morujao, vocero de la iglesia católica portuguesa, respondió que las declaraciones del autor de »Ensayo sobre la ceguera» eran »ofensivas».

Esta no es la primera ocasión que Saramago se enfrenta con las autoridades católicas. Hace casi 20 años su novela »El Evangelio según Jesucristo» causó revuelo por presentar a Cristo viviendo con María Magdalena y su intento por escapar de la crucifixión.

El nuevo libro de Saramago muestra una visión crítica y a veces humorística de la vida del hijo de Adán y Eva.

AP

«LA IGLESIA SIEMPRE HA BUSCADO EL CONTROL DE LOS CUERPOS»

El autor portugués considera que la Iglesia sólo busca el control de los cuerpos sin importarle el destino de las almas.

El Premio Nobel de Literatura 1998 José Saramago ha acusado al papa Benedicto XVI de «cinismo» y ha dicho que a la «insolencia reaccionaria» de la Iglesia hay que responderle con la «insolencia de la inteligencia viva».

«Que Ratzinger tenga el valor de invocar a Dios para reforzar su neomedievalismo universal, a un Dios que jamás ha visto, con el que nunca se ha sentado a tomar un café, demuestra solamente el absoluto cinismo intelectual del personaje», dijo Saramago en un coloquio con el filósofo italiano Paolo Flores D`Arcais, que publicó Il Fatto Quotidiano, en coincidencia con su visita a Roma.

En su charla con Flores D`Arcais, Saramago aseguró que él es un ateo «tranquilo», pero que ahora está cambiando de idea.

«A las insolencias reaccionarias de la Iglesia Católica hay que responder con la insolencia de la inteligencia viva, del buen sentido, de la palabra responsable. No podemos permitir que la verdad sea ofendida todos los días por presuntos representantes de Dios en la tierra a los que en realidad sólo interesa el poder», afirmó.

Según Saramago, a la Iglesia le importa poco el destino de las almas y lo que siempre ha buscado es el control de sus cuerpos. «La razón -añadió- puede ser una moral, usémosla».

A la pregunta de si el escaso compromiso de escritores e intelectuales puede ser una de las causas de la crisis de la democracia, el escritor luso dijo que sí, pero que no sólo, ya que es toda la sociedad la que está en esas condiciones y ello lleva a una crisis de autoridad, de la familia, de las costumbres, una crisis moral en general.

Saramago advirtió que en Europa está creciendo el fascismo y se mostró convencido de que en los próximos años «atacará con fuerza», por lo que -señaló- «tenemos que prepararnos para afrontar el odio y la sed de venganza que los fascistas están alimentando».

«Aunque está claro que se presentarán con máscaras pseudo democráticas, algunas de las cuales circulan ya entre nosotros, no debemos dejarnos engañar», subrayó.

En declaraciones al diario ex comunista L`Unita dijo que Berlusconi es la «enfermedad del país» y en una charla con Flores D`Arcais dijo que lo que más caracteriza a la izquierda, en el plano internacional es su «falta de ideas».

La derecha, según Saramago, no necesita ideas para gobernar y ello se ve en Berlusconi «que no tiene ninguna», pero que la izquierda si no tiene ideas no tiene nada que ofrecer a los ciudadanos.

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