Periodico electronico El Mostrador revela el pacto de silencio de Bachelet frente a represión y el genocidio cultural en el Tibet, a cambio de las relaciones comerciales y el viaje a China el próximo 11 de abril. Para Michelle Bachelet “el Tíbet es un tema interno de China” y «hay una sola China». A Su Excelencia sólo le faltó condenar al Dalai Lama.
Esa es la «política» internacional del gobierno chileno en derechos humanos: subordinada a los TLC e intereses comerciales. ¿Qué más se puede esperar en política interna frente a sus propios Tibet indigenas?
EMBAJADA DE CHINA LE FIJA LA PAUTA A BACHELET
El gigante asiático no quería reacciones “fuertes” en contra de la represión en el país del Dalai Lama. La embajadora advirtió al subsecretario Alberto Van Klaveren sobre las consecuencias de una declaración oficial que no gustara a Bejing. Pese a que la Presidenta es reconocida en el mundo como un ícono de los Derechos Humanos, ésta vez primaron los poderosos intereses económicos y una política exterior en función de los TLCs.
Cuando el pasado jueves 20 de marzo todos se preparaban en la Cancillería para aprovechar el largo fin de Semana Santa, una importante reunión se efectuaba en el piso 15 del edificio Carrera, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre el subsecretario Alberto Van Klaveren y la embajadora de China en nuestro país, Liu Yuquin.
A nadie le extraño que la diplomática visitara el Ministerio, ya que durante esa semana estuvo en reuniones con el director de Asia Pacífico, Fernando Smidth, con quien estaba viendo los detalles del próximo viaje de la Presidenta Michelle Bachelet, que se inicia el 11 de abril.
Tras la visita de la diplomática había un gran objetivo: impedir que Chile hiciera una declaración muy fuerte condenado los hechos de violencia en el Tíbet, que según las versiones de grupos tibetanos alcanzan a 135 muertos y 400 heridos (Los informes oficiales de Beijing establecen sólo 17 víctimas fatales).
Liu Yuquin le advirtió a Van Klaveren que si el Parlamento emitía una declaración contraria a China se podría ver “empañado” el viaje de Michelle Bachelet, según comentaron altas fuentes diplomáticas a El Mostrador. El escenario era difícil porque el gobierno no estaba dispuesto a un “filipinazo” en su frustrada visita y menos aún a que la mandataria no sea recibida por el presidente chino, Hu Jintao.
Otras fuentes diplomáticas señalaron que “corría peligro” la buena relación existente entre ambos países, y que esta se “podría ver perjudicada”. Sólo el año pasado se exportaron 10.051 millones de dólares, especialmente en cobre, celulosa y minerales de hierro, al gigante asiático, lo que lo convierte en nuestro principal socio comercial.
En ese escenario, una vez que el canciller Alejandro Foxley supo de lo tratado entre Van Klaveren y Yiuquin, el lunes 24 de marzo empezó a hacer las gestiones con La Moneda para emitir una declaración que cautelara estos intereses.
UNA «DECLARACION INTERPRETATIVA»
Visada por la mandataria y dada a conocer el 26 de marzo, en la declaración de la Cancillería se «lamentaron» los hechos del Tíbet y se habló de una sola China, lo que fue recibido con “satisfacción y calificado de inteligente” por el gobierno de Hu Jintao, según comentaron fuentes allegadas a la política exterior.
Estas explicaron que no se condenó la represión de Beijing porque “el Tíbet es un tema interno de China”, y que la violación a los derechos humanos “es una percepción que se puede aceptar como interpretación, porque los datos existentes es que hubo violencia previa”. También relatan que la maquinaria diplomática china presionó a nivel global a diversos gobiernos.
LA HIJA DEL GENERAL
A muchos en Chile les extrañó que la postura oficial no condenara los hechos, pese a que la Presidenta Bachelet presenta como uno de sus elementos de reonocimiento a nivel internacional el ser la hija de un general que murió en prisión producto de torturas y que, posteriormente fue detenida y apremiada por los organismo represivos de Pinochet.
Como «ícono» del tema habló en septiembre pasado en Naciones Unidas, aseverando que “Chile ha estado y estará en la primera línea de las trincheras diplomáticas en defensa de los derechos humanos”.
PRESIONES CHINAS AL PARLAMENTO
Pero las presiones chinas no terminaron en el gobierno. El 24 de marzo la embajadora tomó contacto con el senador socialista Jaime Naranjo, quien criticó lo tardío de la respuesta chilena.
“La embajadora fue para hacerme ver el pensamiento de China y le dije que respetaba mucho lo que ellos pudieran señalar, pero yo tenía la libertad para opinar sobre el tema de derechos humanos”, señala el legislador.
La representante china, comenta Naranjo, incluso “me pidió que estudiara con más profundidad el tema del Tíbet, es decir, las típicas cosas que a uno le dicen para que corrija su opinión. Yo tengo muy clara mi posición y no me van a convencer en una conversación”.
La diplomática también intentó ubicar sin éxito al diputado Esteban Valenzuela. El legislador fue quien redactó el proyecto de acuerdo que condena los hechos violentos en el Tíbet, el que no se podrá votar esta semana porque los diputados Roberto León (DC) y Ximena Vidal (PPD) impidieron que se pusiera en tabla.
Esta situación tiene “indignado” a Valenzuela, quien espera que el proyecto sea votado la semana siguiente, es decir, días antes de que Bachelet pise China, pero tampoco se descarta que se haga después que concluya el periplo de la mandataria. El parlamentario no duda que deben haber existido presiones, “por cierto que deben haber existido” porque “dicho gobierno ha hecho buenos negocios con Chile. Pero una cosa son los negocios y otra los derechos humanos”, comentó.
Irónicamente señaló que “el gobierno habla de la violencia en el Tíbet y de una sola China, y sólo le faltó condenar al Dalai Lama”, que dicho sea de paso cuando vino a Chile no fue recibido por la Presidenta Bachelet.
La situación para los chinos fue completamente satisfactoria. Quedaron tan amigos como siempre, no se puso en riesgo la visita de la mandataria y la declaración fue leída como “una señal de confianza y amistad” hacia el gigante asiático.
HISTORIA DE UNA RELACION
La fructífera relación comercial entre ambos países se inició cuando Chile apoyó a China para que ingresar a la Organización Mundial de Comercio. Ambos países suscribieron un TLC y en este viaje Bachelet firmará la segunda fase del acuerdo, que se refiere al área de servicios y que significaría un 25% del total de nuestros ingresos en comercio exterior.
La mandataria establecerá una política cuprífera nueva con China, ya que Codelco abrirá en los próximos días una gerencia dedesarrollo que no sólo tendrá que ver con la venta de cobre sino que con compras de insumos por parte de la empresa estatal en China.
Para el cientista político Guillermo Holzmann esta fluida relación comercial deja en “en evidencia que nuestro país tiene que conciliar adecuadamente los TLC con los principios que van a orientar su política exterior” y agrega que “ésta tiene un fuerte desfase comercial y una menor relevancia en lo político”.
Ello se contradice con la importancia que le da Chile al respeto a los derechos humanos, donde nuestro país “ha guardado silencio según la coyuntura que se trate, y eso provoca una pequeña confusión en los temas internacionales que no es menor. Si se genera confusión a la larga se genera un ambiente de desconfianza a nivel internacional”, concluye Holzmann.
Fuente: El Mostrador
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