La falta de información, las historias de partos con finales tristes, la preocupación, el miedo y el dolor hacen de las mujeres embarazadas que se ponen de parto un colectivo tremendamente vulnerable, hecho del que algunos funcionarios sanitarios no dudan en aprovecharse. Son muchas las historias que narran malas prácticas por parte de doctores o matronas que, en lugar de adaptar su trabajo a las preferencias de la mujer embarazada para hacer de su parto un día inolvidablemente bonito, prefieren que la mujer se adapte a las preferencias del personal sanitario, aunque ello requiera realizar intervenciones innecesarias que ponan en peligro la vida de la madre o del bebé.
En Chile, más del noventa por ciento de las mujeres que dan a luz reciben algún tipo de maltrato por parte del personal de salud. El maltrato puede venir en forma de violencia verbal, falta de empatía, burlas, una atención médica negligente o por la falta de información sobre lo que está pasando con el bebé, con el parto y con el propio cuerpo de la embarazada.
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En un intento por solucionar este escandaloso problema de la violencia gineco-obstétrica, las diputadas de Nueva Mayoría, Loreto Carvajal y Marcela Hernando, presentaron un proyecto de ley que persiga y penalice las conductas de los trabajadores de centros sanitarios que agredan de alguna forma a las mujeres embarazadas que se encuentran en proceso de dar a luz.
El proyecto presentado por las dos diputadas pretende que el Código Penal contemple y consagre el término de ‘violencia gineco-obstétrica’ del que son víctimas un gran número de mujeres. Debido a la falta de información y al terror del momento, las embarazadas acceden a hacer todo aquello que el doctor o la doctora les mandan hacer, sin que puedan tomar apenas decisiones sobre su propio parto. Las mujeres pasan así a ser un sujeto pasivo en un parto que llevan esperando con ilusión nueve largos meses y que acaba convirtiéndose en una auténtica pesadilla.
Las dos diputadas pretenden con esta moción parlamentaria establecer, garantizar y promover los derechos de las mujeres embarazas en el momento de ser sometidas a cualquier procedimiento ginecológico. Son demasiado constantes, por ejemplo, los casos de cesáreas inconsultas que se realizan además, de forma totalmente innecesaria.
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La diputada Hernando explicó que la moción busca entregar derechos a “aquella mujer que no es consultada en un hospital público y que se le realiza una cesárea inconsulta cuando no es justificada desde el punto de vista de la salud o cuando se viola y se discrimina sus posibilidades de tener apego con su bebé y se le retira de su lado las primeras horas, o cuando un funcionario de la salud -cualquier calidad que este tenga- trata o maltrata a una joven extranjera en el momento en que está por tener un bebé. La idea es que todas estas cosas sean penalizadas como un delito”.
El proyecto define sanciones contra los funcionario de la Salud, ya sean de establecientos privados o públicos, que incumplan total o parcial los derechos de las embarazadas defendidos por la nueva ley. El personal sanitario denunciado por ofender o dar un trato denigrante a una parturienta, podrá ser multado -si el proyecto de ley sale adelante- por la autoridad sanitaria competente.
Loreto Carvajal habló de que con la creación del ministerio de la mujer estos proyectos podrían ayudar a consagrar unos derechos básicos para la mujer. “Queremos establecer en nuestra legislación primero la institucionalidad, y más que eso el concepto de violencia gineco- obstétrica. Nos parece relevante hoy día cuando en el Congreso estamos discutiendo el ministerio de la Mujer, que establezcamos también como país la dignidad de las mujeres, y por supuesto establecer un decálogo de derechos básicos. Hoy la dignidad de la mujer debe también traducirse en hechos concretos. Lo que nosotros buscamos efectivamente es que se sancione a través del Código Penal las conductas que obstaculicen los derechos de las mujeres”.
«No importa si la puerta está abierta, aquí todos han visto de todo, no hay nada nuevo«, «Empuja, empuja, empuja,… Esta mujer no sabe empujar…«, «A mi no me gustan los gritos, así que si te pones a gritar llamamos al anestesista. Esto no es una feria«, o «Aquí, la que sabe de partos soy yo, no tú«, son algunas frases emitidas por doctores y matronas que marcaron negativamente el parto de algunas mujeres que recuerdan nítidamente cada una de esas palabras.
Por otro lado, la presidenta del Colegio de Matronas, Anita Román recriminó a las parlamentarias que «antes de criminalizar las conductas de los funiconarios de la salud deberían considerar las falacias que existen en los recintos de salud pública«, según ha pubicado la radio de la Universidad de Chile. La dirigente declaró también que, en algunos casos de supuesta violencia gineco-obstétrica el prinicpal responsable es la falta de recursos económicos.