Los Diez Mandamientos

Para los que no sepan, este es el nombre que se le da a un decálogo de normas que, en teoría, deberían de ser seguidas al pie de la letra por todos los cristianos del mundo –o al menos los católicos, que si no me equivoco son la secta cristiana mayoritaria y a los que […]


Autor: Wari

Para los que no sepan, este es el nombre que se le da a un decálogo de normas que, en teoría, deberían de ser seguidas al pie de la letra por todos los cristianos del mundo –o al menos los católicos, que si no me equivoco son la secta cristiana mayoritaria y a los que más conozco-.

He visto ya ensayos y monólogos sobre este tema, ahora me toca a mi desarrollar lo que opino sobre esto, ya que frecuentemente los diez mandamientos suelen ser esgrimidos por los creyentes como un ejemplo insigne de moralidad, y la prueba definitiva de que el cristianismo es la vía y la salvación y toda la cosa. De hecho, mi biblia me interpreta que “el contenido del Decálogo es sobrio y de un denso contenido moral”.

Veamos qué tan morales somos.

Hay que recordar el contexto de la puesta en vigencia de esta pequeña ley. El pueblo judío –imagino que para sentirse protegidos ante el ímpetu de las naciones vecinas, o simplemente por envidia- necesitaba una organización equiparable a las de entonces para poder conformar Israel. Para ello necesitaban una religión (Judaísmo), un dios caprichoso y amargón (Yavé), un pasado glorioso que contar a sus nietos y que no tenían (Pentateuco), y en él leyes basadas en el mejor argumento que se podía hallar en aquellos tiempos: La voluntad divina del dios caprichoso y amargón preferido (el Decálogo).

Los diez mandamientos, como solemos conocerlos, se hallan en éxodo 20, 1-17. Sin embargo, usaré como referencia el resumido que nos inculcan en catecismo (católico), ya que si lo tomo textualmente podría redactar un ensayo de cada uno sin mucho esfuerzo. Recomiendo que lo lean por su cuenta.

1. Amarás al Señor, tu Dios, sobre todas las cosas (y al prójimo como a ti mismo)
2. No tomarás el nombre de Dios en vano
3. Santificarás las fiestas

Estos tres los agrupo porque tal y como dice la interpretación que trae esta biblia, son los que regulan la relación entre dios y el pueblo (los judíos, en esta edición los católicos). Cabe destacar que las diferencias entre lo que nos enseñan de niños difiere a kilómetros con lo que dice la biblia, tanto así que miren la versión original:

1. No tendrás otro Dios fuera de mí. No te harás escultura, ni imagen alguna de nada de lo que hay arriba en el cielo, o aquí abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas, ni les darás culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que… (blablabla cruel)” 3-6

2. No tomarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque el Señor no deja sin castigo al que toma su nombre en vano. 7

3. Acuérdate del sábado para santificarlo.
Durante… (Blablabla redundante)” 8-11

No es necesario ser católico ni conocerlos mucho para saber que los primeros son para evadir los segundos, que al parecer tienen un poquito más de credibilidad, omitiendo el hecho de que la credibilidad de la biblia como “la palabra de Dios” es nula.

Ahora, dirigiéndonos directo a lo que nos trae a este asunto, pues vemos que el contenido moral de estos tres artículos son nulos, o al menos refiriéndonos a la moral que de verdad nos sirve en este planeta para ayudar a la convivencia. Es lamentable que sólo teniendo diez espacios para llenar con leyes básicas –si es tan necesario el hecho de que sean sólo diez-, tres los desperdiciemos en nulidades. Ahora continuemos con el contenido que según es realmente moral.

4. Honrar al padre y a la madre (para que vivas muchos años en la tierra que el Señor tu Dios te va a dar)

A primera vista encontramos al primer artículo benévolo del decálogo y el verdaderamente útil, pero leamos entre líneas y para ello pondré ejemplos de la vida actual. Supongamos que tu padre abandonó a tu madre –de muy corta edad y experiencia- apenas se enteró que tú venías en camino. Tu madre no deja de maltratarte y golpearte, mientras cada noche llega con un amante distinto y hediondo a alcohol. Tu madre te manda al colegio para que sirva de guardería, y es tu abuela la que se digna a prepararte la comida. Tétrico, sin duda, pero muy frecuente en este país –les recuerdo que mi madre es docente en una escuela de Los Cocos, barrio “popular” de mi estado. Casos como este son el pan diario-. Ahora bien ¿Honrarás a tu padre y a tu madre? ¿Lo merecen?

Un artículo más apegado a la realidad y por lo tanto más útil sería: «Honrarás a todo aquel que se gane su honor. Indistintamente si son o no tus padres». Me parece que, según mi humano, impuro y humilde criterio, sería algo mucho más justo.

5. No matarás

Al fin algo completamente bueno, sencillo y de fuerza moral contundente. Pero…

A través de los siglos –y aún hoy en día- vemos como este mandamiento es uno de los más condicionales, a pesar de que la biblia menciona explícitamente. George Carlin puede explicar esto mucho mejor.

«Si lo piensas, la religión nunca ha tenido un gran problema con el asesinato. No realmente. La mayoría de la gente mata en el nombre de dios que por cualquier otra razón. Todo lo que tienen que hacer es echar un vistazo a Irlanda del Norte, Cachemira, la Inquisición, las Cruzadas o el World Trade Center para ver que tan seriamente toman estos religiosos amigos el “No Matarás”. Entre más devotos sean, verán más negociable el asesinato (…)».

¿Quieren más? Con respecto al asalto de la ciudad de Jericó, Josué 6, 20-21 nos dice “(…) Entonces el pueblo asaltó la ciudad, cada uno desde su puesto, y se apoderaron de ella. Y consagraron al exterminio todo lo que había en ella, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, bueyes, ovejas y burros, pasándolos a cuchillo”. Y este es tan sólo uno de los tantos versículos de la biblia que alaban el asesinato. Los que quieran revisar el Corán me dirán después.

Entonces, si adaptamos este mandamiento a la realidad de las religiones judaicas, podemos colocar:

“Tratarás de no matar, a menos que el individuo a ser asesinado viole las normas 1, 2 y 3 del presente Decálogo. Las demás condiciones serán contempladas bajo ley especial y decretos de autoridades religiosas”. Este me parece mucho más sincero y mucho menos hipócrita.

También cabe destacar que, si bien los primeros artículos fueron muy bien especificados y detallados ¿No podría suceder lo mismo con un artículo tan importante como el que prohíbe el asesinato? Si alabas a otros dioses tú y tres o cuatro generaciones más serán castigadas. Si yo mato ¿Cuál es el castigo que se me aplica? Parece que quien quiera que redactara esto no le importaba mucho la salvaguarda de la vida, posiblemente porque a lo mejor debía vulnerar este artículo en tiempos futuros. Por último, “no matarás” podría ser aplicado a favor de los animales, las plantas, las bacterias, los virus y cualquier otro ser viviente en este planeta, viendo el verbo matar como “quitar la vida”, tal como me dice el diccionario de la RAE. El que redactó esto fue un perfecto idiota. Si estas son las leyes de dios, tenemos al dios más idiota de nuestro sistema planetario. Nada mal, todo un éxito.

6. No cometerás adulterio

Este me gusta, aunque peca de ser poco detallado. Me parece que el contrato de fidelidad al que llamamos matrimonio podría ser un mejor garante de esto, aunque en la práctica no lo sea.

7. No robarás

De nuevo, la doble moral del “no matarás”. La biblia exalta la toma de botines por parte de los israelitas –cosa que aún hacen en Palestina-. Es más, es el mismísimo dios que dictó estas normas el que los insta no sólo a tomar el botín de las ciudades que asedian, sino de quedarse para sí las mujeres vírgenes del pueblo conquistado, y les aseguro que no era para darles empleos de modelos o promotoras. En el artículo 5 mencionaba un versículo del triste destino de una ciudad ofrecida al exterminio (que es como una especie de ofrenda grandota para dios, porque “El olor a carne quemada apacigua a yavé” -como dice en alguna otra parte de la biblia, si no me equivoco en la parte donde explican lo del tabernáculo-). Pero con las ciudades no ofrecidas en exterminio, todas las propiedades del gobierno y de los ciudadanos eran arrebatadas para ser añadidas al tesoro de los Israelitas. Ahora bien, eso en mi país se le denomina Robo. Si tomamos un ejemplo más reciente, recordemos el gracioso pasaje bíblico en el que Jesús entra a Jerusalén en un burro ajeno. ¿Robo de vehículo? No sé, probablemente de existir la criminalística para la época sería algo así. Esperemos que el burro haya estado asegurado.

8. No darás falso testimonio (contra tu prójimo)

Este es un artículo tan específico que debería de estar en una lista de quinientas cosas que no puedes hacer. Un pequeño error, con haber colocado “No mentirás” matas varios pájaros de un tiro. Repito, si esto fue redactado por dios, pues es perfecto… perfecto idiota. Por fortuna, lo más probable es que no exista, lo cual debe aliviarnos: un dios tan incompetente tendría las cosas peor de lo que la tenemos nosotros sin ayuda celestial.

9. No desearás la mujer de tu próximo
10. No codiciarás las cosas ajenas

Los coloco juntos porque en la biblia (el decálogo original) están, de hecho, juntos. Recuerden que para los judíos y los cristianos sinceros, la mujer es una propiedad más, así que si no es tuya, es una cosa ajena. Creo que ya hablamos del adulterio, así que vemos como las autoridades católicas nos han engañado al separarlos. Serían nueve mandamientos, pero diez… Diez suena sin duda mucho más bonito, la lista sería más cumplible, daría más gusto obedecerla. Este es el artículo original:

9. No desearás la casa de tu próximo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su toro, ni su burro, ni nada de cuanto le pertenezca. 17

(Conclusión: Chicas, le PERTENECEN al marido).

Ahora bien, ¿Por qué no puedo desear las cosas de mi vecino? La envidia es lo que mueve al hombre a hacer dinero para obtener esa cosa que tan bien le sirve al vecino, o algo incluso mejor para que el que tenga envidia y posiblemente se supere y así vamos. Capitalismo salvaje, y dudo que los cristianos y sobre todo los judíos escapen de este sistema.

Luego de tratar detalladamente los diez mandamientos y de mostrar lo que contiene, ahora es tiempo de criticarlo por lo que NO contiene, cosas que sin duda atentan contra la moralidad de un pueblo y que no se dignaron a colocar en sus leyes básicas, por andar poniendo sandeces como los tres (o cuatro) primeros mandamientos. No se habla en contra de la violación, del maltrato infantil, de la esclavitud, del secuestro, del chantaje, de la extorsión, de la corrupción. Males que hoy en día nos azotan y que sin duda un dios todopoderoso, benévolo y eterno pudo visualizar a la hora de redactar esta chatarra, y dárselos a Moisés para que los pusiera de pie de página, para cuando hicieran falta.

La realidad es que en la misma biblia se ampara el derecho de los judíos a tener esclavos y a vender a sus hijos como tales, a castigar brutalmente al hijo rebelde usando la lapidación pública como último recurso, a asesinar tanto a violador como a violada en caso de haber ocurrido la violación dentro del pueblo (una medida bastante subjetiva), y anula cualquiera de los mandamientos anteriores siempre y cuando se apliquen contra cualquiera que no fuera judío (o cristiano, a partir de nuestra era).

Me parece que con esto queda desarmado cualquier argumento de moralidad por parte del cristianismo o del judaísmo. Por fortuna hoy tenemos leyes supuestamente bien redactadas que al parecer nos amparan contra los atentados a nuestros derechos individuales y sociales, que si bien no han cumplido muy bien su trabajo en mi país al menos no castiga a tres o cuatro de mis generaciones posteriores por no creer en la estupidez más grande que pudo haber hecho el hombre –y mira que el hombre ha hecho estupideces colosales-. Hasta la próxima.

por Rubén Rojas Gratz

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