Es febrero. Casi todo Chile está de vacaciones y -por lo mismo- en el país no está pasando mucho.
Los periodistas que no están de güatita al sol, se están rompiendo el lomo por inventar temas y contenidos que llamen a la audiencia, para que no bajen las visitas, la cantidad de auditores y el rating.
¿Por qué?
Bueno, porque los auspiciadores pagan conforme a la cantidad de gente que ve sus anuncios y eso le da de comer a las familias de los trabajadores de las comunicaciones. Entonces hay que echarle el guante a algunos temas: Crímenes, accidentes, recuentos, datos freack, efemérides, y los top de algo. Afortunadamente se viene el Festival de Viña y eso llena portadas, pero mientras eso sucede, todo vale. Desde vapulear a la Luly porque no sabe lo que significa la palabra «tregua», pasando por Master Chef, hasta la paternidad de Viñuela que, honestamente, debiera importarle a él y a la mamá. Todos somos hijos de alguien y en la mayoría de los casos somos madres, padres o vamos a serlo en algún momento de la vida. Es tan ridículo como que digan «Viñuela tiene dos ojos».
Lamentablemente, y aunque a los chilenos nos encanta dárnosla de intelectuales y conscientes, la triste verdad es que contenidos de política, pueblos indígenas, economía, etc., llaman menos de una octava parte de lo que llaman los «datos prácticos» o «las 20 fotos más raras de la historia» y, por mucho que comenten «¿Noticias que importan?» pues lo cierto es que los números no mienten y parece que esos contenidos son los que más importan. No por nada Buzzfeed o Pijamasurf son lo que son.
Lo bueno es que este tiempo se puede machacar con temas que son importantes, que no caducan y que, durante el reto del año, y por la urgencia de la contingencia, no tienen la visibilidad que se merecen. Un ejemplo claro de esto es el tema del aborto y los casos de corrupción que se abrieron gracias a Penta. Pero incluso temas como esos, se van desgastando y uno se encuentra con comentarios del tipo » ¿Y pa qué siguen escribiendo de esa weá?».
Y bueno, entre fomentar las políticas del terror y comenzar a machacar con la idea de los robos a las casas que están vacías por las vacaciones o la cantidad de accidentes; o en vez de mandarnos un «tío Emilio» y empezar a denunciar estupideces del calibre «¿Sabes lo que hace tu hijo durante las vacaciones» y mostrar videos de pendejos borrachos (como si uno no lo hubiera hecho nunca), pues en esta oportunidad me puse tierna.
Y por eso, me pegué el plantón de buscar estas fotos, esperando que les gusten.