La guerra contra el narcotráfico es desde sus inicios una guerra perdida. La unidad del Estado productor con el Estado consumidor se disfrazan para jugar una guerra de mentira, en donde se destaca a través de los medios sus logros con algunos decomisos en drogas y en dólares que nunca se sabe a manos de quiénes van. Lo que sí está claro es que nunca las utilidades de esos logros van para beneficiar al pueblo colombiano y al norteamericano.
A Estados Unidos, a pesar de sus grandes aparatos, radares , bases y fuerzas de represión, le entra mares de droga por el Atlántico y por el Pacifico para sastifacer la creciente demanda de una población que sin ella serían causante de grandes desmanes públicos y sociales.
Lo represivo predomina sobre una fuerte campaña de salud pública en los exportadores e importadores de coca, heroína, opio y otras sustancias tóxicas.
En Colombia se pasó de la indeferencia en una primera etapa en la lucha contra la exportación de marihuana que hacían algunos grupos a una mayor atención y represión. Gradualmente se pasó a la coca y con ella una supuesta frontal lucha contra el cultivo y distribución de la que poco a poco se fue adueñando el Estado con el beneplácito de los pioneros del negocio.
Ya en 1978 se recuerda lo que manifestó el embajador de los Estados Unidos en esa época: » Los narcotraficantes son tan fuertes, en términos de poder financiero, que podrían tener su propio partido y pueden ya haber comprado y pagado 10 miembros del cuerpo legislativo».
Desde esa época ya los narcotraficantes tenían en su mente copar el Estado colombiano, sumamente débil en principios éticos y morales y en el que sigue predominando el bien personal al bien colectivo y social.
Mancuso se atrevió a decir en la ultima elección que contaban con el apoyo incondicional de mas del 35% de los» honorables legisladores».
El paramilitarismo, la parapolítica, la yidispolítica, ha ido demostrando que ese porcentaje es mucho mayor y que fue el que en definitiva le dio el triunfo al señor Uribe, que ganó ilegítimamente unas elecciones con un organismo estatal como el DAS a disposición en la Costa Atlántica, particularmente en el Magdalena, Córdoba y el Ubérrimo, para lograr votaciones en algunos lugares que superaban su cantidad de habitantes.
El gobierno de Uribe llevó la corrupción, la compra de votos en los departamentos, municipios y en Senado y Cámara, a su máxima dimensión. La mentira se entronizó en el poder, se perdieron los valores ciudadanos desde el propio gobierno, se chuza a Raimundo y todo el mundo, se manda a asesinar desde el DAS que pertenece al dominio exclusivo del presidente de la Republica a personas honorables como Alfredo Correa de Andrés, sociólogo y catedrático, asesinado por orden del gobierno uribista por los hombres de Jorge 40.
Los crímenes de Estado que el gobierno llama discretamente como falsos positivos están a la orden del día y sindicalistas, indígenas, periodistas y defensores de derechos humanos son víctimas de ese terrorismo que desde la Casa de Nariño dicen luchar contra el terrorismo, otro de los objetivos junto al narcotráfico, para
intentar justificar lo injustificable, la inconsulta decisión de Uribe de permitir en territorio patrio la instalación de 7 bases norteamericanas.
Nuestros valores culturales son suplantados por valores norteamericanos con sus enlatados made in USA que sólo sirve para drogarnos culturalmente.
En esta última década se incremento unas estadísticas que se llevaban desde hace 30 años: en Colombia, el país de «la seguridad democrática» han caído asesinados más de 300.000 personas, 50.000 han sido declaradas desaparecidas, 4.000.000 de compatriotas sufren el desplazamiento del campo hacia las ciudades, cuatro millones de hectáreas de tierra pasan al dominio de pocas personas producto de masacres del Estado Mafioso en combinación con el narcoparamilitarismo oficialista.
La sociedad se militariza, se ataca y estigmatiza a la oposición política y social, se favocen las multinacionales que ganan espacio y poder al venderles todo lo estatal y tierras sagradas como las que le pertenecen en propiedad a los resguardos indigenas.
En lo internacional, Colombia ata sin dignidad ni respeto a su soberanía a la política bélica y de saqueo de Estados Unidos y es sometida en forma unilateral por los narcóticos y por la supuesta lucha contra el terrorismo. Nuestro desgobierno ya prometió que soldados colombianos irán a defender en Afganistán los derechos norteamericanos, otro frente del negocio ilícito de drogas de Estados Unidos en otro continente.
Durante el gobierno de Reagan no queda ninguna duda de que el Narcoestados Unidos utilizó la droga para
luchar con los contras contra la revolución sandinista. ¿Qué tal la doble moral de los gringos y de su peón de carga Uribe?
Al gobierno de Colombia no parece importarle las relaciones con sus hermanos países del Continente latinoamericano-caribeño. Uribe sufre la soledad de no tener hermanos. Se rompieron lazos históricos, culturales, económicos y de solidaridad.
Esas 7 bases como dice Fidel, son 7 puñaladas en el corazon de America Latina.
En un artículo que escribí hace unos años y que titulé Narcoestado, señalaba que el negocio del narcotráfico es un negocio rentable para Estados Unidos debido al hecho de que la droga que compran aquí se multiplica en utilidades en su venta por las calles norteamericanas.
La mayor cantidad de dinero se queda en el carrousel gringo y no dudo un ápice en decir de que los verdaderos carteles de la droga están en Estados Unidos.
Ellos se quieren hacer las víctimas de los malévolos carteles de las drogas de Colombia, México, Perú y Bolivia pero callan la existencia de los carteles de Nueva York, Washington, Los Ángeles, San Francisco, Miami,etc., que son en definitiva quienes les compran las drogas a los que tratan despectivamente como «indios y negros latinos»
¿Ustedes nunca se han preguntado cómo puede ser que la que se considera la primera potencia mundial con sus más sofisticados equipos para detectar a cualquier enemigo que ose penetrar por aire mar o tierra, sea tan permisiva o tan frágil defensivamente para que entre como Pancho por su casa toneladas y toneladas de droga ?
Siempre vemos narcotraficantes y policías muertos en Colombia y en México en esta lucha que parece no tener fin. ¿ Ustedes han visto narcotraficantes y policías norteamericanos muertos por esa lucha?
La crema y nata del poder en Colombia y mucho más en Estados Unidos han hecho que sus Estados sean delincuentes y mafiosos, no porque amparan a los mismos sino porque los mismos están en la dirección de
los propios Estados.
Como dice Emir Sader: » Vivimos en la mentira del silencio. Las peores mentiras son las que niegan la existencia de lo que no quiere que se conozca. Eso lo hacen quienes tienen el monopolio de la palabra.
Y el combatir ese monopolio es fundamental».
LOS MARGINADOS DEL ESTADO
Fuente: Colectivo Libertario