Una red criminal secuestró y descuartizó a un número aún no determinado de personas en Perú para supuestamente extraer la grasa de sus cuerpos y venderla a mercados de cosméticos de Europa a un precio de 15.000 dólares por litro, informaron hoy fuentes policiales.
A semejanza de la novela «El perfume», del alemán Patrick Süskind, la banda colgaba los cuerpos descuartizados en ganchos de metal y derretían la grasa con el calor de unas velas, explicó el jefe de la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri), Felix Murga, en una rueda de prensa.
Los integrantes de esta banda, denominada Los Pishtacos del Huallaga y entre los que hay dos italianos todavía no arrestados, «decantaban el aceite, la grasa humana y las impurezas».
Este escándalo, que ha conmocionado a Perú, se destapó ayer cuando la Fiscalía informó de la detención de cuatro integrantes de esta organización criminal.
La policía se puso en alerta cuando detuvo a principios de este mes a uno de los presuntos miembros de la banda mientras recogía en una empresa de transporte terrestre una encomienda consistente en un envase de plástico con la grasa extraída de la única víctima hasta ahora probada, Abel Matos, asesinado a mediados de septiembre.
Los «pishtacos», un apelativo referido al mito andino sobre unos bandoleros que degüellan humanos para comer su carne y vender su grasa, comercializaban la grasa de sus víctimas «por el precio de 15.000 dólares (por litro)», un monto que hace suponer que existe «una red internacional», acotó el general Murga.
La grasa extraída por los Pishtacos, en un laboratorio en la región central de Huánuco o en «parajes solitarios» de esta zona, era ofrecida en Lima a un comprador del extranjero y se cree que su destino eran empresas que fabrican cosméticos o maquinaria fina, acotó el jefe policial.
Si bien no hay pruebas de las conexiones internacionales, las autoridades peruanas se pondrán en contacto con la Interpol para esclarecer las ramificaciones de la red.
Aunque sí lograron comercializar grasa, se sabe que la banda no ha vendido órganos debido a que éstos debían estar frescos.
La policía asegura que Abel Matos, cuya grasa y restos fueron hallados, no es la única víctima, dado que los detenidos han confesado que secuestraron a tras cinco personas, dijo por su lado, el jefe de la División de Secuestros de la Policía Nacional, coronel Jorge Mejía.
También se sospecha que esta red habría secuestrado y asesinado a entre 60 y 200 personas, dado que su líder, Hilario C.S., se dedicaba a estas actividades desde hace más de treinta años.
Los interrogatorios han revelado que la banda tenía 17 litros de grasa humana en «stock», aunque ya buscaban un contacto en Lima para poder venderlos en el extranjero, relató el jefe de la Dirincri.
La policía teme que los cuerpos de todas las víctimas no sean halladas porque los restos de las víctimas «han sido arrojados al río o a precipicios de difícil acceso» en Huánuco, una zona con grandes parajes boscosos, señaló Mejía.
El alto mando policial precisó que la banda de los Pishtacos estaría integrada por diez personas, «siete identificadas (un reo en cárcel, tres detenidos y tres prófugos), así como tres por identificar».
Fuentes de la Fiscalía peruana dijeron a Efe que entre los siete identificados hay dos italianos, cuya identidad y paradero no han sido revelados.
EFE
El Ciudadano