29 puertos de la costa occidental estadounidense han suspendido su trabajo este fin de semana y el lunes que viene, informa el diario ‘The Wall Street Journal‘. Los puertos han sido cerrados por The Pacific Maritime Association (PMA), la asociasión que representa a los empresarios, descontentos con las demandas de los empleados de los puertos.
Según PMA, los empleados de los puertos dilatan el trabajo, ya que reciben los fines de semana el salario aumentado, mientras éstos insisten en que de esta forma los empleadores quieren hacerlos renunciar a sus demandas laborales. Esta es solo una de cuestiones que traba las negociaciones sobre los contratos laborales desde hace ya 9 meses. No se trata de la primera vez que se cancelan los trabajos de cargamento en los puertos como el medio de presión.
La situación ha atraido la atención de la Casa Blanca, que envió a California a su representante Tom Perez para mediar en las negociaciones y evitar demoras que podrían repetir la situación del 2002, cuando la paralización de 10 días se tradujo en pérdidas diarias multimillonarias. Las cargas que pasan por los puertos de la costa occidental representan un 3,5% del PIB de EE.UU., según el rotativo ‘Vesti‘, que se hace eco de un análisis del banco Bank of America Merrill Lynch. En otras palabras, el daño diario podría alcanzar los 150-350 millones de dólares.
No obstante, resulta complicado calcular el coste total de la estadía de los barcos de carga que no podrán ser descargados este fin de semana ni otros días si las partes del conflicto deciden mantener los puertos cerrados. Las demoras en las descargas llevan a los vendedores buscar otras maneras de recibir sus mercancías y pueden afectar a las grandes industrias internacionales, según ‘The Wall Street Journal’. De esta forma el resultado de la huelga podría adquirir un carácter catastrófico para la economía estadounidense con una eventual reducción del PIB en un 3,5%, según ‘Vesti’.
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