La sexualidad, que por décadas estuvo constreñida en el ámbito de lo privado, en las últimas décadas ha sido objeto de un vigoroso empuje de visibilización y utilización por parte de quienes gestionan los imaginarios sociales, quienes proponen determinados prototipos estéticos y aumentan las cirugías para cambios físicos de las personas. Al otro extremo la sexualidad está asediada por las enfermedades de transmisión sexual, amplificadas por el flujo libidinal de las economías neoliberales. Ante ello, un grupo de investigadores integrado por terapeutas y médicos llama a valorar el propio cuerpo, propiciar una educación sexual holística y considerar la importancia de crear un vínculo por sobre las promociones hedonistas.
Como nunca la sexualidad humana hoy es objeto de gestión y de representaciones en el imaginario de las sociedades. El saber científico y el desarrollo tecnológico no sólo han posibilitado saber más de dicha dimensión de lo humano, sino que también se proponen modelos corporales y de comportamientos a través de los medios masivos muy ajustados a los patrones de consumo de la economía neoliberal.
“La sexualidad es algo que compartimos todos, cuando hablamos de ella hablamos de nosotros mismos”- sostiene Wilfredo Aliana, Master en Ciencias y Técnicas Mención comunicación con un Diplomado en Afectividad y Sexualidad.
Aliana junto a Andrea Becker, filósofa, facilitadora en Psicología Transpersonal Integral con un diplomado en Afectividad y Sexualidad; y Magdalena Rivera, médico diplomada en Sexualidad Humana con un postítulo en Psicoterapia Sexual, integran una comunidad de profesionales dedicados a la investigación, la educación y la terapia en Sexualidad y desarrollo personal, desde una mirada holística que considera al Ser Humano en forma integral.
A través de distintos talleres entregan dicho conocimiento e invitan a reflexionar acerca de la dimensión de la sexualidad en el mundo de hoy. Como el grupo es multidisciplinario, participan también Ligia Galván, psicóloga, asistente social y psicodramatista; Verónica Berríos, psicóloga y diseñadora; y Carlos Finsterbusch, médico urólogo.
Dichos profesionales consideran necesario problematizar los actuales moldes que ofrece el imaginario social respecto de lo sexual. Becker considera que “la sexualidad es desde que nacemos hasta que morimos. No es el prototipo instalado hoy de jóvenes, de sólo ciertos cuerpos y en una cerrada etapa de la vida”. Se trata de “un vivir y gozar el cuerpo que uno tenga. Las valoraciones es necesario ampliarlas y nuestra capacidad de disfrutar el sexo está reducida por los productos culturales que nos han creado en torno a éste”- agrega Aliana.
“La pregunta es si la gente redescubriera su cuerpo o sus deseo eróticos ¿necesitaría de cirugías plásticas o ese afán por bajar de peso? ¿Cambiarse de ropa todas las temporadas? Hoy se están llenando vacíos de necesidades creadas”- considera Rivera.
Por ello Becker cree importante en la dimensión sexual “percibirse y no solo concebirse por la mirada del otro. Eso de ser solo para la mirada del otro, como ocurre hoy en día, lo que termina en una ortopedia del cuerpo”.
EL MANIDO DESTAPE
Desde el fin de la dictadura en Chile muchos sectores sociales propugnaron un cambio en las representaciones sexuales. Páginas de diarios se llenaron de mujeres y hombres desnudos, en las conversaciones cotidianas algunos exigen hablar de sexo y las referencias a prácticas sexuales alternativas y antes invisibilizadas. Todo muy bien explotado por la publicidad.
Becker, si bien reconoce la necesidad de abordar algunos tópicos escondidos bajo la cama, se manifiesta “crítica de cómo se están configurando las aperturas respecto de los temas hoy. Se trata de un hacer hablar y decirse en la sexualidad como si esta fuese una definición estática. ¿Somos libres para qué? Para consumir, no para generar nuestra propia significación sobre aquello que nos da placer o que queremos llevar a la intimidad”.
Rivera pone el énfasis en la educación sexual dada en los colegios: “Cuando se habla de educación sexual en los colegios más que nada se refieren a normas de restricción sexual, lo que yo llamo minimizar los dolores de la sexualidad, sean el VIH o el embarazo adolescente, en vez de hablar de entablar un vínculo y de la importancia del erotismo en la vida cotidiana. Siempre es desde normativizar para que no se propaguen los dolores. Nosotros hablamos del deseo, de la respuesta, de cuando se construyen los vínculos, la pareja, cuando nos enamoramos”.
Por ello llama a incorporar a centrar las agendas educativas ya no en los riesgos, sino en la dimensión afectiva y la importancia del erotismo en lo cotidiano. Aliana agrega que es necesario salir de este “énfasis puesto en los peligros, si lo bueno de la sexualidad es algo que la gente debe ir descubriendo y debe ir aprendiendo de cómo obtenerlo y optimizarlo. Sacando el problema de los riesgos, de que manera la sexualidad entra en las prácticas sociales. Hay que recuperar una vivencia en sexualidad que pueda ser aprendida”.
SEXUALIDAD LIBRE O CONSUMO
Las prácticas sexuales también han sido agenciadas por los patrones de consumo de la sociedad neoliberal. Asistimos hoy a un hedonismo performativo de insospechadas consecuencias, debido a las transformaciones que provoca en los objetos de deseo y los patrones estéticos.
“Estamos en un mundo donde el placer reemplaza el deseo. Eso de ser en la medida de que eres percibido. Mas que una sociedad hedonista es un simple consumo del placer y no la construcción de un sujeto deseante y deseable, lo que es una práctica social de crecimiento”- sostiene Aliana, quien aconseja no olvidar que históricamente “el consumo está vinculado al tema de la producción, el consumo es el reemplazante de la guerra, que permite ir destruyendo lo producido. Así se genera una sociedad que necesita que la producción no cese”.
Así ocurre también con el flujo libidinal de las sociedad capitalistas, lo que se ha multiplicado con el desarrollo de las tecnologías de comunicación. Una de estas es el Chat y las páginas de visibilización del cuerpo. Si bien, no es algo del todo criticable a juicio de Aliana, cree importante no olvidar que “la sociedad ha ido creando fórmulas de hacerte vivir en tu aislamiento. Permite seguir en tu pequeña burbuja sin el riesgo que significa la aventura del conocer al otro, de construir redes. El cuerpo del otro como un consumo, lo que no quiere ir en contra de la posibilidad de que 2 personas se encuentren haya un deseo sexual y se vayan a la cama”.
Por ello, los profesionales llaman a valorar la importancia de crear un vínculo. Becker comenta que “en la medida en que maduramos en una relación vincular con otro, la posibilidad de acceso a una intimidad sexual y afectiva te da acceso también a una espiritualidad diferente. La sexualidad entonces la vemos como un camino hacia un desarrollo espiritual de un ser humano y creo que es el vínculo más profundo que puedas tener con alguien. Desde que puedes crear esto como una comunicación erótica con una pareja, no olvidando el juego, el amor para que sea satisfactoria, alegre y creativa. Que no se quede sólo en lo reproductivo. La sexualidad es un camino enorme por recorrer, porque tiene que ver con el vínculo, es un asunto de dos”.
MÁS INFO: http://www.werkensexualidad.blogspot.com/
El Ciudadano