El grupo de expertos encabezado por el profesor de la Universidad Victoria de Wellington Tim Stern realizó explosiones subterráneas en una región de la isla Norte de Nueva Zelanda y luego midió en superficie las ondas de presión que llegaban en respuesta. Para esto se sirvieron de centenares de sismómetros instalados a decenas de kilómetros de distancia entre sí, explican los autores de un artículo publicado en la revista ‘Nature’.
A partir de este conjunto de datos, los científicos computaron las velocidades de las ondas telúricas y obtuvieron un modelo de alta precisión del límite que separa la litosfera de la astenosfera, zona superior del manto terrestre. Además, estimaron en unos diez kilómetros el espesor del cauce de roca gelatinosa que, afirman, lubrica la placa desde abajo y permite que se deslice fácilmente.
El contorno inferior de toda la placa del Pacífico se conoce ahora igualmente en detalle al igual que su relieve superficial, porque ese ‘lubricante’ refleja la onda con casi el mismo contraste respecto a la roca sólida que se registra en el lecho oceánico.