Por razones obvias (solo hay que mirar mi segundo apellido), los Ramones fueron durante mucho tiempo mi banda favorita. Aquellos tipos con chupas de cuero que tocaban a la velocidad del sonido aliviaron mi adolescencia y me hicieron olvidar los juegos de palabras a costa de mis antepasados. Por supuesto, durante mucho tiempo pensé que Ramón era su auténtico apellido. Me parecía algo extraño, ¿pero por qué iba una banda americana a llamarse así? Y aún más importante: ¿cómo no iban a ser hermanos aquellos tipos? Las semblanzas eran indiscutibles: la vida sin Google era mucho más sencilla.
Finalmente, el 11 de marzo de 1991, en la sala Zeleste de Barcelona, pude ver a los Ramones en directo. Tocaron una hora y dos minutos, parando solo para que Dee Dee pudiera decir «One, two, three, four» entre tema y tema. Más de treinta canciones que fueron inmortalizadas en el disco Loco live. Mis recuerdos son borrosos, más allá de un pogo inacabable que hubiera hecho las delicias de cualquier traumatólogo aficionado a las horas extras y la sensación de que había estado en la sala seis horas. Por supuesto, en aquella época se podía fumar y digamos que la audiencia gustaba de productos que no se vendían en el estanco, lo cual contribuyó a un ambiente postapocalíptico. Sin embargo, todos sabían que habían visto algo histórico: los malditos Ramones en directo.
Por eso, cuando el 27 de agosto de 2014 la agencia Reuters publicó que Martin Scorsese estaba preparando una película sobre la banda, una pequeña parte de los integrantes de mi generación (los Ramones nunca fueron un grupo masivo) pusieron el champán a enfriar. Algunos empezaron a especular con el reparto y alguien dijo queRobert De Niro debería ser Joey y Joe Pesci, Johnny. Alguien habló de Adam Driver, otros votaban por Paul Dano, y en las páginas de fans ardía Troya. Lamentablemente, siete meses después seguimos sin noticias nuevas. Scorsese no ha abierto la boca: sabemos que está preparando una serie sobre el nacimiento del rock ’n’ roll para HBO, un documental sobre Grateful Dead y una película sobre Sinatra. Ni rastro del proyecto sobre los Ramones. Como ya sucediera con aquel musical que David Simon estaba escribiendo sobre los Pogues: esfumado, liquidado, perdido en el limbo.
Así que, esperando a que la cosa se reactive y Dee Dee, Tommy, Johnny y Joey vuelvan a la vida (es curioso que tres de los componentes murieran en el periodo que siguió a la desaparición de la banda), tendremos que conformarnos con algunas de las películas que en 2015 van a repasar la historia de la música desde una perspectiva —a priori— sugerente. A un servidor lo que le suena mejor es el proyecto de F. Gary Gray sobre losN.W.A. llamado (cómo no) Straight outta Compton y que cuenta la vida y milagros de cinco punks negros (otros les llaman raperos) llamados Dr. Dre, Eazy E, Ice Cube, MC Ren y DJ Yella. Para los que no sean aficionados al rap, estos son —probablemente— los padrinos del rap en la Costa Oeste (Compton es un barrio de Los Ángeles poco recomendable si uno no lleva un lanzamisiles) y los tipos que lograron reflejar la mala hostia de un género, hablando de drogas, armas y mujeres sin demasiados miramientos. Las radios americanas los prohibieron por culpa de unas letras que nadaban en incorrección política y a mitad de los años ochenta los N.W.A. ya eran la banda más odiada por la policía de California. Por cierto, N.W.A. son las iniciales de «Niggas With Attitude», no hace falta mucho inglés para saber qué significa.
Curiosamente —y como en el caso de Ice-T— el líder de la banda, Ice Cube, ha interpretado a policías en diversas ocasiones (bueno, Ice-T recibió amenazas de muerte por su papel de secreta en New Jack City, pero eran otros tiempos), Dr. Dre se ha convertido en un magnate (produciendo a Eminem, entre otras muchas cosas) y la película promete ser memorable: el presupuesto —dicen— pasa de los noventa millones de euros, el protagonista es el hijo del propio Ice Cube y Gary Gray ha jurado que no piensa suavizar la historia de uno de los grupos más faltones que ha habido.
Los N.W.A. no van a ser los únicos afroamericanos en visitar la gran pantalla: las biopics de James Brown y Miles Davis también hablarán de figuras cumbre del soul y del jazz. Brown revive en la piel de Chadwick Boseman (el tipo que interpretará a Pantera Negra en el universo Marvel, empezando por la próxima entrega de El capitán América) en Get on up, con muy buenas críticas para él en un papel complicado: un genio machista y misógino que revolucionó a un continente. Lo de Davis es incierto: la película, Miles ahead, es un circo de tres pistas (escribe, dirige e interpreta) de un tipo en el que hay depositadas muchas esperanzas: Don Cheadle (Ocean’s eleven). Empezó a rodarse en Cincinatti en verano del año pasado y las dudas se centran en saber qué va a contar Cheadle, que planea arrancar la acción en 1979, cuando Davis llevaba años de silencio creativo pero en los que había superado su adicción a la cocaína, sobre todo gracias al apoyo de la actriz Cicely Davis (cuyo personaje, que se casó en 1981 con Davis, no aparece —en principio— en la película). Siendo la opera prima del actor nadie puede asegurar nada, aunque la presencia de Ewan McGregor en el reparto, interpretando a un periodista musical, despista bastante.
Tampoco hay que olvidarse de André Benjamin (de OutKast) en los zapatos de Jimi Hendrix, en All is by my side, el filme de John Ridley (guionista de 12 años de esclavitud) sobre los años de Hendrix en Londres, después de dejar Nueva York: la película ha tenido un estreno limitado hace unos meses en Estados Unidos y todo son alabanzas para Benjamin… y palos para Ridley.
Pero, sin duda, el proyecto más esperado (y que también parece estar donde los proyectos locos van a morir) es el que tendrá a Tom Hardy interpretando a Elton John. No nos lo hemos inventado, nadie puede inventarse algo así. En octubre de 2013 la revista Hollywood Reporter anunciaba que Hardy había sido confirmado como el protagonista de la biopic sobre el cantante británico, producida por este y titulada Rocketman. El propio Hardy aparecía en algunos periódicos declarando que había empezado a preparar el papel vistiéndose con las ropas que Elton John le había prestado.
Un año y medio después nadie es capaz de confirmar si Rocketman va a suceder. John no abre la boca y Hardy tiene la agenda ocupada hasta 2017. Para muchos (me incluyo) la idea de ver a Hardy sentado al piano con unas gafas raras era tan inquietante como deliciosa.
¿Películas con las que a uno se le eriza el vello de la nuca? (Por motivos que no tienen que ver con la excitación sino con el miedo). El proyecto sobre Motley Crüe dirigido por un papanatas como Jeff Tremaine; Janis Joplin conAmy Adams de protagonista (excelente) con dirección de Lee Buttler (mal); el de Kurt Cobain con guion deDavid Benioff (Juego de tronos) que no acaba de arrancar; el de Freddie Mercury con Sacha Baron Cohen (que parece ha dejado paso a Ben Whishaw, lo cual me sigue produciendo escalofríos) y ese biopic de Elvis que —parece— dirigirá Kevin McDonald.
¿Y los Ramones? Habrá que ponerle una vela a Scorsese: Dee Dee, Joey, Johnny y Tommy (y Marky) se lo merecen todo.
por Toni García Ramón en Jotdown