«Dentro de millones de años, el Sol agotará su combustible nuclear y se inflará hasta convertirse en un gigante rojo y expulsará gran parte de su masa. El resultado final será una enana blanca rodeada de una brillante nebulosa planetaria», explicaron los investigadores en su estudio publicado en la revista ‘Astrophysical Journal‘.
Tras las observaciones de la moribunda estrella IRAS 15103-5754, en la constelación Circinus, los científicos descubrieron que astros similares al Sol no experimentan una prolongada agonía, sino que mueren ‘al instante’, en términos astronómicos. «A pesar de que todas las estrellas de menos de diez masas solares sufren este cambio, aún no conocemos muchos detalles de esta breve pero importante etapa final en su vida», agregaron.